Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

lunes, 17 de junio de 2013

Capitulo 27

Su cara se iluminó con el rubor. Parecía más joven e inocente que antes. Y en realidad era las dos cosas, aunque en su día a día se comportara como la hija de Nico Esposito, la administradora de una fortuna, una mujer que intentaba parecer mayor y que ocultaba su ingenuidad tras una máscara de tensión.
Siguió mirando a Peter. Quería dejar de hacerlo, pero se obligó y los minutos pasaron poco a poco. El esperó pacientemente a que se relajara. Y por fin, lo hizo.

La atrajo hacia él y la besó. Fue un beso dulce, calculado para darle tiempo. Deseaba arrojarse sobre ella, tirar las bandejas al suelo y tomarla de inmediato. No estaba acostumbrado a contenerse hasta ese punto, pero Lali necesitaba una mano paciente y estaba decidido a ofrecérsela.
Era una sensación extraña. Como permanecer ante una pastelería y no poder entrar. Cuando ya no pudo soportar la tensión, abrió la boca y la lamió.
Fue un error.
Se apartó rápidamente de ella, como si fuera un torrente helado, porque sabía que si seguía adelante no podría controlarse. Pero Lali gimió con tal decepción que se excitó de inmediato y se supo perdido.
Dejó las bandejas sobre la cómoda y dudó. No sabía si desnudarse, permanecer vestido o desnudarla. Ella lo estaba mirando y se relamía los labios como una gata.
Miró la luz del techo y se preguntó si debía apagarla. Por supuesto que sí. Estaba con Lali. Pero un segundo después de que la apagara, ella volvió a gemir y él sonrió. Era un buen síntoma. Tanto como el sonido de las prendas que caían al suelo.
Cada vez que miraba a Charlie, Ed sentía náuseas. Miró a Jazz, pero su empleado estaba hablando por teléfono y no le hizo caso. Jazz quería que lo ascendiera en la organización y había recomendado a Ricky, un tipo que se encargaba de una sala de apuestas de Brooklyn, para que lo sustituyera. Ed se negaba porque habían hecho muchas cosas juntos y lo necesitaba a su lado. Tenía carácter y sabía obedecer órdenes.
Charlie era todo lo contrario. Un perdedor. En su camarote había ropa limpia y una ducha, pero apestaba y tenía el pelo revuelto y una mancha de comida junto a la boca. Le daba verdadero asco.
Si no hubiera sido porque le servía para controlar a su hermano, lo habría matado en ese mismo momento.
—Fondearemos a las tres —dijo Jazz cuando cortó la comunicación. —He hablado con un comerciante para que prepare el pedido de la mujer. Pauly se ha encargado de la comida y llegará a las cinco. Así que supongo que podríamos levar anclas a las diez, como muy tarde.
—Buen trabajo. ¿Le has dicho a Pauly que compre esas limas?
—Por supuesto, jefe. Sabe que te encanta el pastel de lima.
—Magnífico. Eso es lo mejor de viajar sin una maldita mujer al lado... nadie me suelta discursos sobre el colesterol. Aunque a ella le da igual mi colesterol. Sólo pretende controlarme, ¿sabes?
—Sí. De ahí que sólo mantenga relaciones de fin de semana. ¿Las islas Caimán son como Aruba? —preguntó.
—Sólo he estado una vez en Aruba, pero yo diría que sí. Aunque tienen más bancos y más negocios. Muchos negocios.
Jazz arqueó las cejas.
—¿Negocios ilegales?
—Lo investigaremos cuando lleguemos.
Jazz era inteligente y estaba lleno de energía. Era opuesto a Charlie, un inútil que no sabía pronunciar dos palabras seguidas y que parecía un niño de cinco años. Ni siquiera podía creer que fuera hermano de Peter Lnzani. Debía de ser adoptado.
—Charlie, lárgate de aquí, por favor —dijo Jazz. —Tu presencia me quita el apetito.
—No me da la gana. Jazz sacó la pistola en dos segundos.
—¿Qué has dicho?
—Nada, nada...
Charlie se levantó como empujado por un resorte.
—Márchate antes de que te tire por la borda.
Charlie se marchó.
—¿Seguro que lo quieres con nosotros, jefe? Me basto y me sobro para encargarme de su hermano y de la mujer. Puedes confiar en mí.
Ed sacudió la cabeza.
—No, no creo que pudieras. Lanzani y la mujer tienen demasiado carácter. Necesitamos a alguien a quien podamos controlar, y Charlie es perfecto para eso. Pero cuando me marche con la mujer, tú te quedarás y matarás a los dos hermanos.
Jazz sonrió.
—Será un placer.


Lali se preguntó desde cuándo le asustaba la oscuridad. Seguramente, desde siempre. La oscuridad ocultaba secretos, terrores, impotencias. Pero ya no tenía miedo. O por lo menos no ese tipo de miedos. Estaba con Peter e iban a hacer el amor. Por fin, cuando ni siquiera estaba segura de sobrevivir cinco minutos más, lo tenía a su alcance.
Sus manos encontraron el borde de su camiseta y se la quitó.
Aunque el camarote estaba a oscuras, entraba luz suficiente por el ojo de buey y pudo verlo desnudo al pie de la cama. No veía su expresión ni distinguía los detalles pequeños, pero era suficiente. Y estaba segura de que él también podía verla.
Cuando empezó a quitarse el sostén, Peter volvió a la vida, dejó de mirarla y se quitó los pantalones antes de que ella terminara la operación. Tate se ruborizó, pero no era un rubor de timidez, sino de pasión.
Se subió a la cama y se situó delante de Peter. Estuvo a punto de pedirle que encendiera la luz y sólo se contuvo porque todavía no tenía el valor necesario. Pero a pesar de todo, se siguió desnudando. Poco a poco, con paciencia.
Y llegó el momento.
Peter le pareció un atleta de la Grecia antigua. En comparación, ella parecía suave y blanda.
—Eres preciosa —susurró él.
—¿Yo?
El rió.
—Sí, tú. Eres increíblemente bella. Me gusta mirarte cuando estás relajada. Sin esos trajes que tanto te gustan —observó.
—Me gustan porque son útiles. Me ocultan.
—Lo sé. Pero yo te prefiero así, desnuda, vulnerable.
Era verdad, se sentía vulnerable. Se movió con intención de cubrirse los senos, pero él le puso una mano en la cadera y otra en la barbilla.
—Y tan valiente... —añadió.
—Bueno, lo estoy intentando —dijo.
—Lo estás consiguiendo.
La besó y ella lo besó a su vez. Todo era perfecto. Ella le puso una mano en el estómago y bajó hasta encontrarse con el vello de su pubis. El gimió de placer, y aquel sonido fue todo lo que necesitaba Tate para cerrar la mano sobre su sexo duro y erecto. Podía sentir su pulso en la palma. Su tensión.
Peter echó la cabeza hacia atrás, gimió de nuevo y la llevó a la cama. Antes de que Tate supiera lo que estaba pasando, se encontró tumbada con la cabeza apoyada en un cojín y su amante a su lado, besándola y acariciándola sin parar.
Él le introdujo una pierna entre los muslos y la subió hasta el fondo. Ella no tuvo más opción que permitírselo y frotarse mientras le succionaba un seno. Siguieron así durante un rato, hasta que Lali volvió a cerrar la mano sobre su sexo.
Peter se sentó en la cama.
—Lo siento, no puedo soportar tus juegos, no soy tan fuerte.
La tomó de los hombros y la besó de un modo tan intenso y feroz, que Tate habría sentido pánico con cualquier otra persona. Pero le gustaba la posesividad de Peter. Hasta el pulso de su corazón, que podría sentir perfectamente contra su pecho, la empujaba a desear algo bastante más primario que unos cuantos besos y caricias.
La hija de Nico Esposito, la que siempre había sido pálida y frágil, resultaba ser una aventurera en el mejor de los sentidos.
Acarició sus grandes músculos y él la tumbó en la cama y le introdujo otra vez una pierna entre los muslos. Pero esta vez no lo pidió con un gesto suave; la tomó directamente y acto seguido la agarró por las muñecas y le estiró los brazos por encima de la cabeza.
—¿Que me vas a hacer? —preguntó.
—No quiero que olvides esto. Si mañana nos matan, recuérdalo en la otra vida. En todas tus vidas —declaró.
Peter la miró a los ojos y la penetró.
La lleno completamente, pero no fue eso lo que provocó sus lágrimas. Eran lágrimas que venían de muy adentro, lágrimas de felicidad y de deseo cumplido.
Llegó tan dentro de ella como pudo. Peter formaba parte de su cuerpo.


Peter, cubierto de sudor, no entendía lo que le había sucedido. Quería que aquello fuera especial para ella. Quería ser caballeroso, sutil.
Esperaba no haber estropeado las cosas, porque ya no se podía detener. Nunca había sido un hombre paciente y mucho menos en lo relativo al sexo. Su vida consistía en una sucesión de peligros, así que no se había especializado en el arte de la paciencia. Para qué, si tendría que marcharse en cualquier momento.
Su relación con Tate era diferente. Había estado con muchas mujeres, pero con ninguna tan maravillosa y vulnerable.
La besó y se alegró cuando ella reaccionó a sus caricias. La deseaba tanto, que podía alcanzar el orgasmo cuando quisiera. Tanto, que hacía esfuerzos inhumanos por contener sus impulsos y su energía.
Se dirigían a las islas Caimán. Su glorioso plan había sido un fracaso y estaban condenados a seguir con aquellos canallas. Sin embargo, no todo era malo. Gracias a eso, estaban allí.
Tate lo miró y arqueó el cuerpo. El se inclinó sobre ella, salió de su cuerpo y empezó a masturbarla con la mano. Era maravilloso. Había luz suficiente para verla y no se cansaba de darle placer, pero sabía que aquello estaba a punto de terminar. Podía sentirlo en la tensión de sus músculos.
Sacó la mano, volvió a agarrarla de las muñecas y la penetró otra vez. Aguantó hasta que Tate alcanzó el orgasmo y, entonces, estalló. Fue tan largo e intenso, que no parecía tener fin. Se quedó sin aliento.
Cuando abrió los ojos, ella lo estaba observando con sus preciosos ojos azules y su cabello rubio revuelto. No había visto nada tan bello en toda su vida.
Los dos estaban en silencio, pero entonces oyeron un ruido muy fuerte y se sobresaltaron. Eran sus propios jadeos.
—Vaya... —dijo ella, asombrada.
El sonrió.
—Es lo mismo que iba a decir. Pero ahora deberías dormir un rato.
—No...
—Ten en cuenta que mañana tendremos un día complicado. Hay que salir de este lío.
—Está bien.
Peter se puso de lado, con una mano en su cintura.
—¿Todavía crees que deseo que nos maten? ¿Que no estoy dispuesto a derramar hasta mi última gota de sangre por ti?
Ella parpadeó y sonrió.
—No. Ya no.



Bueno, debo pedir perdon por mi ausencia, y vengo a informarles que quiero acabar con la novela, terminandola me tomare un tiempo, en el cual no subire nada, (o eso creo) al regresar de ese 'tiempo' traere novedades. Ahora quien quiere maraton? +10

7 comentarios:

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