Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

miércoles, 30 de enero de 2013

Capitulo 16


Peter sintió un gran alivio cuando Lali salió de la cocina. Se había tomado su tiempo para vestirse y para comer, pero al menos lo había hecho.
En  aquellos  momentos,  con  sus  ojos  marrones  más  vivos  que  nunca  por  la palidez de su piel, tenía un aspecto tan frágil que resultaba muy hermoso.
—¿Has comido lo suficiente?
— Sí.
— Bien.
— Esto me parece algo repentino —dijo ella mientras Peter la llevaba hasta la furgoneta—. ¿Es... es una entrevista formal?— Más bien era un favor de Eugenia y de los hermanos Hill, pero Peter se temía que, si le contaba aquel detalle, Lali volvería directamente a la cama.
— No creo que sean muy duros contigo, si es eso lo que te preocupa. Te conocen y saben lo que puedes hacer.
—Corto el pelo.
— ¿No sabes cómo utilizar un ordenador? — preguntó él mientras se ponía tras el volante.
—No se me da mal.
— En ese caso, puedes trabajar con un ordenador.
— Sé cómo utilizar Internet. Sé encontrar lo que busco, pagar mis facturas  y poner al  día  mi  libro  de cheques,  pero  no  sé demasiado  sobre  los  programas relacionados con los negocios.
— Puedes aprender. Al menos, es un trabajo — dijo Peter. Entonces, arrancó el motor del vehículo.
Los dos permanecieron en silencio durante varios minutos.
— Sin embargo, un trabajo no va a resolver nada  —dijo ella, cuando ya estaban en la carretera principal — .Al menos, no inmediatamente.
—¿Qué quieres decir?
— Para tener un apartamento, voy a necesitar el alquiler de dos meses y una fianza. Y mi hijo va a nacer dentro de cuatro meses.
Eugenia había mencionado algo sobre un lugar en el que Lali podría vivir, pero no  habían  concretado nada. Peter esperó que Euge pudiera solucionar también aquel tema.
— Lo primero es lo primero. Euge me dijo también que deberías encontrar un  médico  inmediatamente.  ¿Tienes  idea  de  quién  quieres  que  te  vea?  —le preguntó. Lali se encogió de hombros—. ¿No lo sabes?
—Tal vez el doctor Hatcher...
—Por lo que he oído, es un borracho.
— Bueno, pues, a menos que se haya mudado otro médico al pueblo, no tengo mucho donde elegir. Y yo no puedo ir a Boise. Mi coche es demasiado viejo como para hacer repetidamente ese trayecto.
—Tal vez haya alguien del salón que pueda llevarte cada vez que tengas una cita o que te preste su coche —sugirió él. Estaba dispuesto a prestarle el coche de Hatty.  Él  tenía  su   furgoneta   y  su  Harley.  Sin  embargo,  estaba  tratando  de desaparecer de la vida de Lali...
—Hatcher no puede ser tan malo. Me trajo a mí al mundo y creo que me dejaría pagarle poco a poco...
Lali ya  estaba  teniendo  problemas  con  su  embarazo.  Peter  no  podía consentir que  corriera ese riesgo. No obstante, lo que Lali hiciera o dejara de hacer no era asunto suyo. Aunque le resultó muy difícil, cerró la boca y aparcó delante de Saba, la única tienda de ropa y de zapatos del pueblo.
Sentada frente al imponente escritorio de Pablo rodeada de caros objetos y de fotografías enmarcadas de los caballos del rancho que habían recibido un premio, Lali esperaba  que  Pablo terminara  la  llamada  de  teléfono  que  los  había interrumpido al poco de que ella llegara.  Pablo colgó a los pocos minutos y le dedicó una sonrisa.
—¿Dónde estábamos?
— Estábamos hablando... de mi horario — dijo ella, recordando con dificultad de qué habían estado hablando.
Se había distraído pensando en los tiempos en los que había seguido a Pablo por  todas   partes.  Había  envejecido  un  poco.  Las  líneas  de  expresión  que enmarcaban sus ojos y su  boca eran más pronunciadas, pero no disminuían en absoluto su atractivo.
— Eso es. Del horario. Podrías hacer un horario normal, digamos de ocho a cuatro. O también podrías venir un poco más tarde, si lo prefieres.
—Creo que de nueve a cinco sería un poco mejor. Así tendría algo más de tiempo por las mañanas, en caso de que haya nieve en la carretera. Además, aún no estoy segura de dónde voy a vivir, pero el rancho está bastante lejos de la ciudad. No es que me importe conducir...
—¿No te lo ha dicho Eugenia?
— No.
— Ha reservado una de las cabañas para que vivas allí. No tendrás que tomar el coche para venir a trabajar.
—¿Qué cabañas?
—Las cabañas que construimos hace un  año principalmente son para los vaqueros que contratamos durante la época de cría, pero...
—¿No se acerca pronto la época de cría?
—Sí, pero estoy seguro de que nos las arreglaremos.
—¿Cuánto es el alquiler?
—No te preocupes de eso. Es parte de tu sueldo.
—¿Vas a pagarme quince dólares a la hora y, además, me vas a proporcionar un lugar en el que vivir? ¿Lo único que voy a hacer es ayudar a la persona que ya se ocupa de contestar tus llamadas y de archivar tus documentos y hacerlo según el horario que sea mejor para mí? — preguntó, incrédula.
— Así es, al menos durante los próximos meses.
—  Hasta   que   tenga   el   niño,   ¿verdad?   —dijo   ella.   Pablo no   pareció sorprenderse en absoluto.
— Supongo que, después de eso, preferirás volver a la peluquería, ¿no?
Lali supo que él estaba esperando que la respuesta fuera sí. De repente, sintió un fuerte dolor en el estómago, que le recordó a los dolores de parto que ya había sufrido.
— Esta no es una entrevista de trabajo — dijo.
—¿Cómo dices?
—Es un regalo.
—No  es  exactamente  un  regalo,  Lali.  No  hay  razón  alguna  para  que  lo consideres de ese modo. A nosotros siempre nos viene bien la ayuda extra y, con un bebé de camino, tú... Bueno, no es ningún problema dejar que vivas en una de las cabañas hasta que puedas salir adelante.
—¿Quién te pidió que me contrataras?
— Nadie.
Lali lo miró de un modo que le hizo reconsiderar su respuesta.
— Está bien. Peter se lo mencionó a Euge. Ella me llamó a mí, pero no me  importa.  De  verdad.  Ni  a  Nico  tampoco.  Demonios,  estoy  seguro  de  que Delaney y Conner dejarían que te alojaras en el hotel si así lo prefieres.
Lali cerró los ojos. ¿Tenía que verse humillada delante de todos los que habían significado algo para ella?
—Gracias por la oferta —dijo, levantándose con tanta dignidad como pudo reunir—, pero me temo que no voy a poder aceptar.
—  Eugenia  me  dijo  que  no  tenías  más  opciones  —  replicó  Pablo muy sorprendido—. ¿Qué vas a hacer?
— Voy a salvar todo lo que pueda del respeto que debo sentir por mí misma. De repente, volvió a sentir el agotamiento que la había mantenido en la cama
cada vez que había tratado de levantarse. A pesar de todo, consiguió mantener la cabeza bien alta y marcharse del despacho. Encontró a Peter apoyado contra su furgoneta.
—¿Cómo te ha ido? —le preguntó.
Por el modo en el que se sacó el palillo de la boca y se irguió, Lali supo que
Peter sospechaba que algo había ido mal.
—Tal vez pase algún tiempo antes de que pueda pagarte estas botas nuevas.
—¿Qué significa eso?
— Esto no va a funcionar.
—Pero si tenías el trabajo antes de venir a la entrevista.
— Precisamente por eso —replicó ella. Entonces, se metió en la furgoneta y cerró la puerta. Peter hizo lo mismo.
— Entonces, ¿cuál es el plan? —quiso saber él mientras se disponían a salir del rancho.
Lali lo había estado pensando. Respiró profundamente y lo miró.
—Quiero hacer un trato contigo.
Peter detuvo el coche inmediatamente.
—¿Qué trato es ése?
—No tengo dinero y no tengo un lugar en el que alojarme.
— Acabas de rechazar la oportunidad de tener ambos —señaló él.
Lali esbozó un gesto de dolor y miró por la ventana unos segundos antes de volver a mirar a Lali.
— Dejar que me compraras estas botas fue ya bastante duro para ti. No podía... Dime una cosa, ¿podrías aceptar tú tanta caridad?
— Yo nunca he estado embarazado ni he tenido que dejar de trabajar en lo que trabajo normalmente.
—¿Sí o no?
—¿Qué me ofreces?
— Si me dejas quedarme en tu casa, yo me ocuparé de las comidas, de la limpieza y de lavaros la ropa a Stefano y a ti para pagar mi alquiler.
—¿Cómo puedes hacer todo eso sin poner en peligro al bebé?
— Lo haré poco a poco, descansando y con cuidado de no excederme.
—¿Y ése es tu plan?
— No del todo, pero... pero me temo que no te va a gustar la segunda parte.
— Tú dirás —replicó Peter. Ni siquiera estaba seguro de que le gustara la primera.
— Necesito un ordenador. Quiero que me ayudes a vender el Cadillac para que me pueda comprar uno y pagarte por las reparaciones que has hecho.
— ¿Quieres un ordenador en vez de un coche?
— Si
— ¿Para qué?
— Para que pueda empezar a trabajar desde casa.
—¿Desde mi casa?
— Bueno, sólo será hasta que consiga suficiente dinero para establecerme sola... —susurró ella, mirándose los nudillos.
— ¿De qué clase de negocio estamos hablando?

martes, 29 de enero de 2013

Capitulo 15


— Me levantaré mañana.
—Te levantarás hoy mismo. Te he concertado una entrevista de trabajo.
—¿Dónde? —preguntó ella, aunque en realidad no le importaba.
— Pablo Martinez está buscando una secretaria. — Lali levantó la cabeza y lo miró asombrada.
—¿Pablo Martinez?
— Eso es lo que he dicho.
— ¡Debes de estar bromeando!
— No.
— Yo no sé nada sobre ranchos —replicó ella después de taparse los ojos con un brazo.
—Te ocuparás de llevarle los libros.
—Tampoco sé nada sobre llevar libros.
— El te enseñará.
— No pienso ir —afirmó Lali.  No quería ver a nadie en su estado, pero, muy especialmente, no quería ver al hombre con el que siempre había deseado casarse.
—Claro que sí.
—¿Sabe él que estoy embarazada?
—No tengo ni idea.
— Iré a cualquier parte menos allí.
— Vamos. Estamos hablando del hombre de tus sueños, ¿te acuerdas? —
comentó Peter, con ironía.
— Está saliendo con Merry Del Cerro así que no me hables de sueños.
— Eso no quiere decir nada —replicó Peter—. Toma —añadió señalando una bolsa  marrón —   Ahí tienes un bocadillo. Cómetelo y luego ve a darte una ducha.
— Está bien —dijo Lali, aunque sólo para que la dejara en paz, pero, en cuanto oyó  que  Peter se marchaba, agarró las mantas y volvió a cubrirse con ellas. Pablo Martinez...¡Ni hablar!
—Lali... —le advirtió Peter desde la puerta.
—Pensé que te habías marchado —gruñó ella.
— No me hagas sacarte de la cama.  ¿No tienes que estar en el trabajo?
— Ya he tenido suficiente.
Se acercó a la cama. Apartó con furia  las mantas y le agarró los brazos. Entonces, comenzó a incorporarla como si se tratara de una niña.
Lali sintió que las piernas no tenían fuerza suficiente para sostenerla. Estuvo a punto de desmoronarse. Por suerte, Peter la agarró. Durante un instante, antes de que ella recuperara el sentido, se aferró a él... Peter era fuerte y duro. Después de haber vivido con un camaleón como Benjamín, Lali admiraba aquella cualidad. Peter era probablemente la única persona que conocía que siempre hacía lo que quería y que no mentía a nadie ni ofrecía excusas o disculpas.
Además, podía ser tan amable... Recordó el modo en el que solía acariciarle el cuello  mientras  veían  la  televisión  y  cómo  se  reía  cuando  ella  lo  rechazaba. Entonces, terminaban riendo y peleándose hasta que...
Lali no quería recordar lo que ocurría a continuación. Había estado en lo cierto al romper con Peter. Ojalá su intuición no la hubiera abandonado en lo que se refería a Benjamín...
Tenía que volver a la cama.
— Ni lo pienses —dijo Peter, cuando ella trató de zafarse de él —. Vas a lavarte y lo vas a hacer ahora mismo.
— Sí, señor —replicó ella. Trató de saludarlo al estilo militar, pero no quería ponerse de pie y mucho menos ir al cuarto de baño.
—Podemos hacer esto por las buenas o por las malas. ¿Qué prefieres?
— Ya te he dicho que me levantaré mañana — afirmó ella—. Sólo necesito un poco más de tiempo.
—Lo que necesitas es una ducha.
Peter  había  hablado  con  impaciencia.  ¿Quién  podía  culparlo?  Él  era  la última persona a la que debía molestar. Con veinticinco años no debía molestar a nadie, pero no podía vivir con Benjamín, no podía trabajar y no podía apoyarse en las personas que se suponía que la amaban. No le quedaban muchas opciones.
¿Quién  se  habría  imaginado  que  un  niño  supondría  una  diferencia  tan grande? Tendría que haber tenido más cuidado para no quedarse embarazada. Lo habría tenido si Amadeo y ella hubieran estado haciendo el amor con normalidad. Sin embargo,  antes  de  engendrar  aquel  bebé,  no  habían  hecho  el  amor  durante semanas. Entonces, un día, Benjamín había empezado a  llorar, había reconocido su necesidad  de  obtener  ayuda,  había  accedido  a  ir  a  rehabilitación  y  le  había suplicado que le permitiera hacerle el amor una vez más para que ella pudiera demostrarle que estaba dispuesta a perdonarlo. Lali había sido tan estúpida como para apiadarse  de él y había querido consolarlo. Habían utilizado preservativo, pero no había sido suficiente.
Peter  la  sentó  en  la  cama  y  se  dirigió  al  cuarto  de  baño.  Las  tuberías comenzaron a hacer ruido cuando él abrió el grifo unos segundos más tarde. Una vez más, ella se envolvió entre las mantas y no prestó atención alguna.
Cuando Peter regresó, no volvió a intentar sacarla de la cama. Simplemente apartó las mantas y comenzó a tirar de la camiseta que llevaba puesta, con sólo un par de braguitas, desde hacía dos días.
Ella trató de impedírselo antes de que él pudiera desnudarla.
— ¿Qué estás haciendo?
—¿Y a ti qué te parece? Dado que no quieres levantarte para darte una ducha, voy a darte un baño.
—¿No te parece que ya soy algo mayor para eso?
—No me dejas ninguna alternativa.
— Está bien. Buena suerte.
De repente, Lali se sintió completamente indiferente. Peter la había visto desnuda antes  y no parecía especialmente interesado en volver a verla sin ropa. Ella no tenía fuerzas con las que enfrentarse a él.
Con  una  maldición,  Peter  la  dejó  con  la  camiseta  puesta  y  la  tomó  en brazos.  Cuando  llegaron al cuarto de baño, Lali se vio en el espejo y lanzó un grito de horror. No era de extrañar que Peter no estuviera interesado en seguir desnudándola. No se había duchado  desde hacía tres días y se había lavado los dientes sólo un par de veces.
Apartó la cara para no verse el pelo sucio y las enjutas mejillas y permitió que él la dejara sobre la tapa del retrete mientras comprobaba la temperatura del agua. Cuando lo hubo hecho, se colocó las manos en las caderas.
— Quítate la ropa y métete en la bañera —le ordenó. Lali no se movió—. Ahora.
Ella  se  sentía  demasiado  entumecida  como  para  sentir  nada,  así  que  le sorprendió bastante cuando sintió que las lágrimas comenzaban a rodarle por las mejillas. Una expresión de dolor apareció en el rostro de Peter, pero eso no hizo que se arredrara en su propósito.
—¿Te vas a desnudar o voy a tener que hacerlo yo por ti? —le preguntó—.Lali, creo que sería mejor que lo hicieras tú sola, pero si quieres que te toque por todo el cuerpo entonces...
Lali  se  secó  las  mejillas  con  el  reverso  de  la  mano.  Entonces,  sorbió ligeramente   y  se  quitó  la  camiseta.  Peter  bajó  brevemente  los  ojos  para observarla, pero mantuvo una expresión impasible.
—Date prisa —dijo.
Tras respirar profundamente, Lali se puso de pie y comenzó a bajarse las braguitas.  Por   fin,  Peter  se  marchó.  Era  más  fácil  obedecer  que  luchar, especialmente cuando él se pasó los siguientes minutos llamando a la puerta para que se diera prisa.
Cuando terminó de lavarse, Lali quitó el tapón de la bañera. Hicieron falta algunos  minutos y otro golpeteo en la puerta para que se pusiera de pie. Tras envolverse en una toalla, abrió la puerta.
Peter la agarró del brazo y la llevó de nuevo a su dormitorio.
— ¿Qué te vas a poner?
Pensó en los únicos zapatos que tenía y en el comentario que Merry había hecho sobre ellos.
— Una camiseta.
— ¿Para ir a una entrevista de trabajo? Me alegro de ver que has recuperado tu sentido del humor —comentó Peter. Entonces, se puso a rebuscar en la maleta
—. ¿No podías haber colgado todo esto?
—No creí que me fuera a quedar el tiempo suficiente como para eso.
— Por lo que a mí me parece, no creo que te vayas a marchar muy pronto.
—Ése es el problema.
Peter le ofreció unas braguitas y un sujetador limpios, unos vaqueros y un jersey de manga larga.
— ¿Te parece bien esto?
—¿Va bien con sandalias?
—¿Y cómo diablos quieres que lo sepa yo?
— Sí,  supongo  que  ese  atuendo  será  más  que  adecuado  —contestó  ella. Entonces, se sentó en la cama—. Sólo estamos hablando de un rancho.
—Exactamente. Si te dejo sola, ¿puedo confiar en que te vistas?
— Sí.
— Si no lo haces, te llevaré a ver a Pablo Martinez tal y como estás en estos momentos.
— Dudo que a él, igual que a ti, le afecte verme desnuda —replicó ella.
Algo se reflejó en el rostro de Peter, una expresión que Lali no pudo identificar.
— Date prisa —le dijo— Tu cita es en menos de una hora y aún tienes que comer. Además, tenemos que parar para comprarte unas botas.

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Este fue el capitulo. Estoy trabajando en una novela, pero necesito tiempo, por eso empece con novelas adaptadas, no se cuanto tarde con la mía, pero pronto les comunicare. Que tengan bonito día.

lunes, 28 de enero de 2013

Capitulo 14


Oyó  que  la  furgoneta  de  Peter  arrancaba  en  el  exterior.  «Mañana»,  se prometió, mientras él se alejaba. Seguramente se sentiría mucho mejor entonces.
— Ese viejo Cadillac funciona, pero no puedo prometerte por cuánto tiempo
—dijo Chase, a la puerta de la oficina de Peter.
Él levantó la mirada de su desordenado escritorio para mirar a su mecánico. Chase sólo tenía diecinueve años, pero tenía un verdadero talento para los coches.

domingo, 27 de enero de 2013

Capitulo 13


El  teléfono  sonó.  Lali por  fin  se  despertó  a  las  once  de  la  mañana.  En realidad,  había  abierto  los  ojos  antes,  cuando  oyó  que  Peter  y  Stefano se marchaban a trabajar, pero no había sido capaz de levantarse de la cama. No tenía trabajo ni nadie a quien ver. Ni  siquiera sabía si Peter y Peter irían a cenar aquella noche o si se pasaría el día entero sola.
Recordó que Mona se había ofrecido a hacerle la manicura a cambio de un corte de pelo,  pero no tuvo fuerzas para levantarse de la cama. Además, ya se habría  corrido  la  voz  de  que  estaba  embarazada  y  no  sabía  a  quién  podría encontrarse en el salón de belleza. Podría encontrarse con su madre, con la

sábado, 26 de enero de 2013

Capitulo 12

No habia tenido la oportunidad de presentarme. Soy Wendy y bueno, aqui estoy subiendoles. Espero y tengan un bonito dia. 
@unamorasi_pyl

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— Colocado, aunque también bebía. Se metió en el mundillo de las fiestas de San Francisco casi desde el primer momento que llegamos a la ciudad. Cuando sus padres se marcharon, su madre iba llorando. El padre de Benjamín le dijo que no se molestara en llamarlos para contarles más mentiras como que lo habían despedido o que había perdido el cheque con su sueldo. Dijeron que no le iban a mandar más dinero y, por lo que yo sé, Benjamín no ha tenido noticias suyas  desde entonces. Supongo que se pondrá en contacto con ellos. No creo que pueda sobrevivir sin que yo pague el alquiler.

Capitulo 11


—¿Y tu padre? ¿Has tratado de ponerte en contacto con él? Tal vez sea más razonable que tu madre.
— Tal vez —dijo Lali, a pesar de que el tono de su voz no sugería esperanza alguna—. Yo... yo me pasaré por la panadería mañana.
— Bien. ¿Qué has hecho hoy? —le preguntó, a pesar de que, más o menos, conocía sus movimientos.
— He ido a buscar trabajo.
—¿Has ido al salón de belleza?
— Me pasé esta tarde. ¿Por qué?
— ¿Estaba allí Eugenia?
— Estuvo durante un rato. Luego, se metió en la trastienda para tomarse la temperatura. Entonces, se marchó corriendo para ir a buscar a Nico.
Otra vez la historia del niño. Eugenia no se rendía, a pesar de que, cada vez que no funcionaba, se deprimía un poco más.

viernes, 25 de enero de 2013

Capitulo 10


Se quitó el mono y se remangó la camisa. Entonces, se enjabonó las manos y los brazos y utilizó un cepillo para quitarse la grasa. Además del Mustang y de un Nissan, había estado trabajando también en el coche de Lali, que había remolcado hasta el taller a primera hora de la mañana.
Sentía la tentación de   seguir trabajando toda la noche, pero sabía perfectamente que tenía que regresar a su casa para descansar Si no lo hacía, estaría demasiado agotado para trabajar al día siguiente.
En aquel momento el teléfono comenzó a sonar. Había sonado también sobre las diez,  cuando estaba debajo del Mustang, pero no había querido hablar con nadie ni interrumpir lo  que estaba haciendo. Tal vez era Stefano, que no había conseguido que nadie lo llevara a casa como solía ocurrir cuando Peter no estaba con él. Se dirigió a la pequeña oficina.

jueves, 24 de enero de 2013

Capitulo 9

—¿Dónde está ese tipo con el que te casaste? — susurró Judy, apoyándose sobre la barra.
— No estamos casados. 
—Oh.
— Él sigue en San Francisco. 
—Y supongo que no va a regresar. 
— No.
— No te preocupes —dijo Judy, con un gesto de compasión en el rostro—. Haré  correr  la  voz  de  que  estás  buscando  trabajo,  pero  me  temo  que  no  hay muchas oportunidades por aquí.
— Lo sé —contestó Lali. Se levantó y se dispuso a marcharse.
— ¿No te pueden dar tus padres trabajo en la panadería?

miércoles, 23 de enero de 2013

Capitulo 8


— ¿Llevas sandalias por alguna razón en particular? —le preguntó.
— Las compré en San Francisco —respondió ella con una sonrisa, como si llevar sandalias en aquella época del año fuera completamente normal.
— Son muy bonitas —comentó Pablo, con aire indiferente. Merry se echó a reír y sacudió la cabeza.
— El suelo está cubierto de nieve, tonto — replicó Merry. Entonces, tiró del brazo de Pablo y se marcharon casi sin que él tuviera tiempo para despedirse de Lali.
Antes de entrar en el restaurante, ella observó cómo se marchaban en un flamante coche de color champán. El local estaba, como siempre, a rebosar. Varias camareras iban de un lado  para  otro, llevando platos o recogiéndolos, sirviendo bebidas o tomando nota de lo que  deseaban los comensales. Judy estaba muy ocupada limpiando la máquina de café, así que  Lali  se sentó a la barra. Nada había cambiado en el restaurante de Jerry. Momentáneamente, se sintió aliviada.

viernes, 18 de enero de 2013

Capitulo 7



Lali se pasó la mañana buscando trabajo. Probó en la agencia inmobiliaria, en la agencia  de seguros, en el colegio, pero la respuesta fue la misma en todas partes. No necesitaban a nadie.
El restaurante de Jerry ocupaba el último lugar en su lista de opciones, pero, cuando había ido a la tienda de ultramarinos de Finley para ver si sabían de alguna vacante, Louise, la cajera, le dijo que hablara con Judy en el restaurante. Louise se había enterado de que la hija de Judy iba a dejar su trabajo en el video-club para volver a estudiar.

jueves, 17 de enero de 2013

Capitulo 6


— Nada de importancia —contestó.
Sin embargo, mientras se iba a la cama, se detuvo brevemente frente a la puerta de la habitación en la que dormía Lali, recordando las noches que habían pasado juntos. No
Habían  sido  muchas.  Incluso  entonces  Peter  había  sabido  que  estaba librando  una  batalla  perdida  por  conseguir  sus  afectos.  A  ella  le  gustaba  el hermano mayor de Nico desde hacía mucho tiempo, pero Peter nunca se había sentido intimidado. Había dado por sentado que tendría todo el tiempo del mundo para convencerla de que amar a un hombre que la amaba a su vez era mucho mejor que idealizar a un amigo de la familia que nunca había mostrado ningún interés por ella. Entonces, había aparecido Benjamín Amadeo y lo había cambiado todo...

miércoles, 16 de enero de 2013

Capitulo 5


—Trabajando.
—¿En qué?
— Es el dueño del taller de reparación de coches «Lionel e Hijos» —dijo una tercera voz.
Lali se dio la vuelta y vio a Stefano de Gregorio apoyado contra el umbral de la puerta y frotándose los ojos. Un rottweiler del tamaño de un pony iba pisándole los talones. Stefano iba vestido con un pijama.
— Has  regresado  —añadió,  al  reconocerla  inmediatamente—.  Me  alegro mucho, Lali. Te he echado de menos. Te echaba de menos para que me cortaras el pelo.

lunes, 14 de enero de 2013

Capitulo 4



Peter no podía creer lo que acababa de escuchar. La suerte no sólo había abandonado a Lali, sino que también estaba embarazada. El muy canalla de Benjamín Amadeo, que había llegado al pueblo fanfarroneando sobre todo lo que era y todo lo que iba a ser cuando no era nada en  absoluto, la había dejado embarazada y la había abandonado para que saliera adelante ella sola.

Deseaba hacer pagar a Benjamín por lo que había hecho. Entonces, se recordó que no  representaba ningún papel en la vida de Lali. Tal vez la había amado en el pasado, pero ella  había elegido a otro hombre. Alguien que parecía mucho más respetable que él, con ropas elegantes, una buena familia y un título universitario. Alguien que lo había anulado a él por  completo. Tal vez debería marcharse al Honky Tonk y olvidarse de que la había visto.

miércoles, 9 de enero de 2013

Capitulo 3

— ¿Ocupado? —replicó Peter.
— Sí, bueno... es que lo atropello un tranvía — contestó ella, con una sonrisa para que él supiera que estaba bromeando.
Había esperado que él sonriera también, pero Peter permaneció muy serio. Lentamente, se colocó el palillo en el otro lado de la boca.
— Lo que quieres decir es que la vida en San Francisco no era el paraíso que te habías imaginado.
—Bueno, todos cometemos errores —musitó ella, justo cuando él aparcaba frente a la casa de sus padres.
Los dos se bajaron. Peter sacó con facilidad las maletas del asiento y las llevó hasta la puerta. Entonces, apretó el timbre. A continuación, se dio la vuelta y la dejó sola, sin siquiera despedirse de ella.

jueves, 3 de enero de 2013

Capitulo 1



Dos años más tarde...
Lali Esposito olió el humo que provenía del motor de su coche. — Vamos, vamos, puedes conseguirlo — musitó, mientras apretaba con fuerza el volante del viejo Cadillac, que era, más o menos, lo más valioso que le quedaba. Había comprado el vehículo después de vender los últimos muebles que les quedaban a Benjamín y a ella. Entonces, había recogido sus pocas pertenencias y se había marchado de San Francisco antes de que él pudiera regresar a casa y le suplicara para que le diera una oportunidad. Ya no podía