Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

martes, 29 de enero de 2013

Capitulo 15


— Me levantaré mañana.
—Te levantarás hoy mismo. Te he concertado una entrevista de trabajo.
—¿Dónde? —preguntó ella, aunque en realidad no le importaba.
— Pablo Martinez está buscando una secretaria. — Lali levantó la cabeza y lo miró asombrada.
—¿Pablo Martinez?
— Eso es lo que he dicho.
— ¡Debes de estar bromeando!
— No.
— Yo no sé nada sobre ranchos —replicó ella después de taparse los ojos con un brazo.
—Te ocuparás de llevarle los libros.
—Tampoco sé nada sobre llevar libros.
— El te enseñará.
— No pienso ir —afirmó Lali.  No quería ver a nadie en su estado, pero, muy especialmente, no quería ver al hombre con el que siempre había deseado casarse.
—Claro que sí.
—¿Sabe él que estoy embarazada?
—No tengo ni idea.
— Iré a cualquier parte menos allí.
— Vamos. Estamos hablando del hombre de tus sueños, ¿te acuerdas? —
comentó Peter, con ironía.
— Está saliendo con Merry Del Cerro así que no me hables de sueños.
— Eso no quiere decir nada —replicó Peter—. Toma —añadió señalando una bolsa  marrón —   Ahí tienes un bocadillo. Cómetelo y luego ve a darte una ducha.
— Está bien —dijo Lali, aunque sólo para que la dejara en paz, pero, en cuanto oyó  que  Peter se marchaba, agarró las mantas y volvió a cubrirse con ellas. Pablo Martinez...¡Ni hablar!
—Lali... —le advirtió Peter desde la puerta.
—Pensé que te habías marchado —gruñó ella.
— No me hagas sacarte de la cama.  ¿No tienes que estar en el trabajo?
— Ya he tenido suficiente.
Se acercó a la cama. Apartó con furia  las mantas y le agarró los brazos. Entonces, comenzó a incorporarla como si se tratara de una niña.
Lali sintió que las piernas no tenían fuerza suficiente para sostenerla. Estuvo a punto de desmoronarse. Por suerte, Peter la agarró. Durante un instante, antes de que ella recuperara el sentido, se aferró a él... Peter era fuerte y duro. Después de haber vivido con un camaleón como Benjamín, Lali admiraba aquella cualidad. Peter era probablemente la única persona que conocía que siempre hacía lo que quería y que no mentía a nadie ni ofrecía excusas o disculpas.
Además, podía ser tan amable... Recordó el modo en el que solía acariciarle el cuello  mientras  veían  la  televisión  y  cómo  se  reía  cuando  ella  lo  rechazaba. Entonces, terminaban riendo y peleándose hasta que...
Lali no quería recordar lo que ocurría a continuación. Había estado en lo cierto al romper con Peter. Ojalá su intuición no la hubiera abandonado en lo que se refería a Benjamín...
Tenía que volver a la cama.
— Ni lo pienses —dijo Peter, cuando ella trató de zafarse de él —. Vas a lavarte y lo vas a hacer ahora mismo.
— Sí, señor —replicó ella. Trató de saludarlo al estilo militar, pero no quería ponerse de pie y mucho menos ir al cuarto de baño.
—Podemos hacer esto por las buenas o por las malas. ¿Qué prefieres?
— Ya te he dicho que me levantaré mañana — afirmó ella—. Sólo necesito un poco más de tiempo.
—Lo que necesitas es una ducha.
Peter  había  hablado  con  impaciencia.  ¿Quién  podía  culparlo?  Él  era  la última persona a la que debía molestar. Con veinticinco años no debía molestar a nadie, pero no podía vivir con Benjamín, no podía trabajar y no podía apoyarse en las personas que se suponía que la amaban. No le quedaban muchas opciones.
¿Quién  se  habría  imaginado  que  un  niño  supondría  una  diferencia  tan grande? Tendría que haber tenido más cuidado para no quedarse embarazada. Lo habría tenido si Amadeo y ella hubieran estado haciendo el amor con normalidad. Sin embargo,  antes  de  engendrar  aquel  bebé,  no  habían  hecho  el  amor  durante semanas. Entonces, un día, Benjamín había empezado a  llorar, había reconocido su necesidad  de  obtener  ayuda,  había  accedido  a  ir  a  rehabilitación  y  le  había suplicado que le permitiera hacerle el amor una vez más para que ella pudiera demostrarle que estaba dispuesta a perdonarlo. Lali había sido tan estúpida como para apiadarse  de él y había querido consolarlo. Habían utilizado preservativo, pero no había sido suficiente.
Peter  la  sentó  en  la  cama  y  se  dirigió  al  cuarto  de  baño.  Las  tuberías comenzaron a hacer ruido cuando él abrió el grifo unos segundos más tarde. Una vez más, ella se envolvió entre las mantas y no prestó atención alguna.
Cuando Peter regresó, no volvió a intentar sacarla de la cama. Simplemente apartó las mantas y comenzó a tirar de la camiseta que llevaba puesta, con sólo un par de braguitas, desde hacía dos días.
Ella trató de impedírselo antes de que él pudiera desnudarla.
— ¿Qué estás haciendo?
—¿Y a ti qué te parece? Dado que no quieres levantarte para darte una ducha, voy a darte un baño.
—¿No te parece que ya soy algo mayor para eso?
—No me dejas ninguna alternativa.
— Está bien. Buena suerte.
De repente, Lali se sintió completamente indiferente. Peter la había visto desnuda antes  y no parecía especialmente interesado en volver a verla sin ropa. Ella no tenía fuerzas con las que enfrentarse a él.
Con  una  maldición,  Peter  la  dejó  con  la  camiseta  puesta  y  la  tomó  en brazos.  Cuando  llegaron al cuarto de baño, Lali se vio en el espejo y lanzó un grito de horror. No era de extrañar que Peter no estuviera interesado en seguir desnudándola. No se había duchado  desde hacía tres días y se había lavado los dientes sólo un par de veces.
Apartó la cara para no verse el pelo sucio y las enjutas mejillas y permitió que él la dejara sobre la tapa del retrete mientras comprobaba la temperatura del agua. Cuando lo hubo hecho, se colocó las manos en las caderas.
— Quítate la ropa y métete en la bañera —le ordenó. Lali no se movió—. Ahora.
Ella  se  sentía  demasiado  entumecida  como  para  sentir  nada,  así  que  le sorprendió bastante cuando sintió que las lágrimas comenzaban a rodarle por las mejillas. Una expresión de dolor apareció en el rostro de Peter, pero eso no hizo que se arredrara en su propósito.
—¿Te vas a desnudar o voy a tener que hacerlo yo por ti? —le preguntó—.Lali, creo que sería mejor que lo hicieras tú sola, pero si quieres que te toque por todo el cuerpo entonces...
Lali  se  secó  las  mejillas  con  el  reverso  de  la  mano.  Entonces,  sorbió ligeramente   y  se  quitó  la  camiseta.  Peter  bajó  brevemente  los  ojos  para observarla, pero mantuvo una expresión impasible.
—Date prisa —dijo.
Tras respirar profundamente, Lali se puso de pie y comenzó a bajarse las braguitas.  Por   fin,  Peter  se  marchó.  Era  más  fácil  obedecer  que  luchar, especialmente cuando él se pasó los siguientes minutos llamando a la puerta para que se diera prisa.
Cuando terminó de lavarse, Lali quitó el tapón de la bañera. Hicieron falta algunos  minutos y otro golpeteo en la puerta para que se pusiera de pie. Tras envolverse en una toalla, abrió la puerta.
Peter la agarró del brazo y la llevó de nuevo a su dormitorio.
— ¿Qué te vas a poner?
Pensó en los únicos zapatos que tenía y en el comentario que Merry había hecho sobre ellos.
— Una camiseta.
— ¿Para ir a una entrevista de trabajo? Me alegro de ver que has recuperado tu sentido del humor —comentó Peter. Entonces, se puso a rebuscar en la maleta
—. ¿No podías haber colgado todo esto?
—No creí que me fuera a quedar el tiempo suficiente como para eso.
— Por lo que a mí me parece, no creo que te vayas a marchar muy pronto.
—Ése es el problema.
Peter le ofreció unas braguitas y un sujetador limpios, unos vaqueros y un jersey de manga larga.
— ¿Te parece bien esto?
—¿Va bien con sandalias?
—¿Y cómo diablos quieres que lo sepa yo?
— Sí,  supongo  que  ese  atuendo  será  más  que  adecuado  —contestó  ella. Entonces, se sentó en la cama—. Sólo estamos hablando de un rancho.
—Exactamente. Si te dejo sola, ¿puedo confiar en que te vistas?
— Sí.
— Si no lo haces, te llevaré a ver a Pablo Martinez tal y como estás en estos momentos.
— Dudo que a él, igual que a ti, le afecte verme desnuda —replicó ella.
Algo se reflejó en el rostro de Peter, una expresión que Lali no pudo identificar.
— Date prisa —le dijo— Tu cita es en menos de una hora y aún tienes que comer. Además, tenemos que parar para comprarte unas botas.

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Este fue el capitulo. Estoy trabajando en una novela, pero necesito tiempo, por eso empece con novelas adaptadas, no se cuanto tarde con la mía, pero pronto les comunicare. Que tengan bonito día.

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