Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

miércoles, 23 de enero de 2013

Capitulo 8


— ¿Llevas sandalias por alguna razón en particular? —le preguntó.
— Las compré en San Francisco —respondió ella con una sonrisa, como si llevar sandalias en aquella época del año fuera completamente normal.
— Son muy bonitas —comentó Pablo, con aire indiferente. Merry se echó a reír y sacudió la cabeza.
— El suelo está cubierto de nieve, tonto — replicó Merry. Entonces, tiró del brazo de Pablo y se marcharon casi sin que él tuviera tiempo para despedirse de Lali.
Antes de entrar en el restaurante, ella observó cómo se marchaban en un flamante coche de color champán. El local estaba, como siempre, a rebosar. Varias camareras iban de un lado  para  otro, llevando platos o recogiéndolos, sirviendo bebidas o tomando nota de lo que  deseaban los comensales. Judy estaba muy ocupada limpiando la máquina de café, así que  Lali  se sentó a la barra. Nada había cambiado en el restaurante de Jerry. Momentáneamente, se sintió aliviada.

Deseaba tanto dar marcha atrás en el tiempo...
—Te atenderé en un momento, cielo — dijo Judy mientras iba a corriendo a repartir unos menús.
Mientras tanto, Lali se puso a juguetear con los azucarillos para tratar de distraerse de los deliciosos aromas que salían de la cocina. El estómago le rugía de hambre, pero no pensaba gastarse sus últimos veinte dólares en almorzar cuando había desayunado.
Judy regresó un instante más tarde. Al verla, esbozó una radiante sonrisa.
— ¡Así que has vuelto! —dijo — . ¿Cuándo has regresado?
— Anoche.
—¿Cuánto tiempo piensas quedarte?
— Al menos durante unos meses.
— Genial. ¿Qué te pongo?
— Nada, gracias —respondió Lali, a pesar de que la hamburguesa gigante sonaba estupendamente—. He venido para hablar contigo, si tienes un minuto.
— ¿Qué es lo que pasa, cielo?
— Louise me dijo que se había enterado de que tu hija iba a dejar su trabajo en el video-club. Me preguntaba si es cierto.
— Espero que no —replicó Judy . Tiene que comprar pañales y potitos para
Nathan.
—Entonces, ¿no va a volver a estudiar?
—No. No hace más que hablar de ello, pero  acabó con sus oportunidades de seguir estudiando cuando se quedó embarazada. Si va a vivir conmigo, tiene que contribuir.
— Entiendo... Tienes razón —dijo Lali, tratando de ocultar su desilusión. Desgraciadamente, ya no tenía ningún lugar al que acudir.
—¿ Estás buscando trabajo, Lali?
— Sí.
—¿Y lo de la peluquería?
— Yo... En estos momentos no me puedo dedicar a cortar el pelo.
— ¿Por qué no?
— No puedo pasar mucho tiempo de pie.
— Pues eso dificulta bastante las cosas... — Lali parpadeó varias veces. Una vez más,  sintió  que  las  lágrimas  amenazaban  con  empezar  a  deslizársele  por  las mejillas.  Quería  asegurarle  a  Judy  que  todo  iba  bien,  pero  no  encontraba  las palabras.
Al ver el estado en el que se encontraba, Judy se acercó un poco más.
—¿Quieres decirme lo que está pasando? — Lali sabía que podía mentir y dejar que la gente siguiera especulando durante algunas semanas más, o al menos hasta que el embarazo comenzara a notársele. Sin embargo, decidió que no había razón para hacerlo. Ya había buscado trabajo por  todas partes y la habían rechazado. Además, tarde o temprano, todo el mundo se iba a enterar,  especialmente si su madre y Peter contaban lo que sabían sobre su situación.
— Estoy embarazada —dijo — . El médico me ha dicho que podría perder el bebé si no me tomo las cosas con calma.

2 comentarios:

  1. me encanta esta historia!!! :) espero más!!!!!!!

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  2. maasss
    como se pudo aguantar tanto con benjamin!
    q hdp la madre como le va a dar asi la espalda!

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