Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

martes, 26 de febrero de 2013

AVISO

Porque no he subido? Bueno, se reduce a una sola palabra, PARCIALES! Y tengo que estudiar, en cuanto pueda les subo.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Capitulo 39

Peter estuvo durmiendo la mayor parte del día. Cuando se despertó, casi a la hora de la cena, se marchó con Stefano al taller para ayudar a Chase a cerrar. En su ausencia no había  ocurrido nada fuera de lo corriente, a excepción de que él alcalde había ido a llevar su coche para que Peter pudiera echarle un vistazo al motor. Como el  padre de Eugenia llevaba  siempre sus coches  a Boise,  Peter comprendió que aquello era como contar con el sello de aprobación de la ciudad.
Cuando estaba felicitando a Chase por su buen trabajo y todos estaban a punto de marcharse, un carraspeo femenino interrumpió la conversación. Peter se dio la vuelta y se  encontró con Merry, vestida con un traje rojo y zapatos de tacón de aguja. Su deportivo estaba aparcado frente al taller.
-Siento interrumpiros -dijo, dulcemente- Esperaba que tuvieras un minuto para hablar conmigo, Peter.
-¿Le ocurre algo a tu BMW? -preguntó Peter, a pesar de que Merry siempre llevaba el coche a un taller de Boise.
-No, no le ocurre nada -respondió-, aunque tal vez le vendría muy bien que le cambiaras el aceite...
-En esta época del año estamos bastante ocupados. Tal vez quieras llevarle el coche a quien se ha ocupado de revisarlo desde que lo compraste.

martes, 19 de febrero de 2013

Capitulo 38


La niña dudó, pero al final accedió. Peter oyó que dejaba el teléfono y, unos minutos más tarde, John lo tomó. Sonaba medio dormido y no demasiado contento de que se le hubiera molestado.
-¿Qué quieres?
-Quiero saber si fuiste tú el que llamó a mi casa a horas intempestivas.
-¿Cómo dices?
-¿Acaso seguimos con el problema, John?
-No sé de qué estás hablando.
-Alguien amenazó a Stefano anoche.
-No fui yo.
-¿Estás seguro?
-Llama a Earl Wallace. Estuve jugando al póquer con él y con otros amigos hasta las dos de la mañana.
-¿Y tus hermanos?
-También estaban jugando al póquer. Si no dejas de molestarme, voy a llamar a la policía.
John colgó. Peter hizo lo mismo. No quería creer a John, pero le había parecido que era sincero y que se sorprendía de verdad por lo que él le decía. Eso significaba que la persona que había llamado la noche anterior era un chalado... o alguien más que deseaba hacerle daño a Stefano.

Capitulo 37


Lali  miró  con  ira  la  mojada  carretera.  Sólo  llevaban  cincuenta  y  tres minutos de camino y se había pasado cada uno de ellos maldiciendo la lluvia.
-Peter...
-¿Qué pasa? -respondió él. Cuando la miró brevemente, no le gustó lo que vio. Ella estaba llorando y deslizándose hacia él para poder tumbarse.
-Tienes que... detenerte...
-No podemos. Aquí no hay nadie que pueda ayudamos. Llegaremos a Boise dentro de  otros cuarenta y cinco minutos. Aguanta un  poco, ¿de acuerdo?  La carretera mejorará dentro  de unos pocos kilómetros y entonces podré ir a más velocidad...
-Peter, por favor...
-No me irás a decir que el bebé va a nacer ahora mismo, ¿verdad?
-No puedo impedírselo -susurró ella con lágrimas en los ojos.

Capitulo 36


Esperó a que el dolor remitiera, pero no fue así. Supo que tenía que moverse. Si no hacía  algo, iba a perder al bebé. Sólo estaba embarazada de treinta y dos semanas y la unidad de prematuros más cercana estaba a dos horas.
Como pudo, se arrastró hasta la cama y agarró el teléfono. Recordó que no había servicio de ambulancias en Dundee. Pablo, Nico y Eugenia estaban en Austin y no sabía los números de  ninguno de los vaqueros que había en las cabañas cercanas. De hecho, casi ni siquiera sabía  sus  nombres. Por supuesto, su familia ocupaba el último lugar en la lista.
Decidió que llamaría a la policía. Ellos le enviarían un coche patrulla. Sin embargo, se sentía demasiado vulnerable como para  que  Orton se presentara en su casa. En el fondo de su corazón, supo que sólo había una persona a la que podía llamar: Peter.

domingo, 17 de febrero de 2013

Capitulo 35


Lali miró el último sitio web que había creado, «Taller de reparaciones de coches de Peter L.». Tenía muy buen aspecto, pero ella no estaba convencida de que  a  Peter  le gustara.  De hecho,  ni  siquiera  pensaba  mostrárselo.  Tampoco estaba  muy  segura  de  por  qué  lo  había  creado.  Peter  no  tenía  necesitad  de aparecer en la red. Sus principales clientes eran los habitantes del pueblo y todo el mundo sabía dónde estaba el taller. Aquel proyecto era tan sólo  algo en lo que había estado trabajando durante las largas y solitarias noches en las que no podía dormir. Además, si Peter cambiaba alguna vez el nombre del taller, podría ser que no utilizara  la inicial de su segundo nombre. Sin embargo, a ella le gustaba cómo sonaba «Peter L.».
Se colocó la mano en la espalda, que le dolía bastante. Se puso de pie y se estiró. Tenía que llamar al médico a la mañana siguiente. Los dolores que estaba experimentando parecían cada vez más agudos. Como había estado muy bien en los dos últimos meses, dudaba que se tratara de algo serio, pero había momentos en los que se preocupaba.

Capitulo 34


-¿Estás segura?
-Barbara...
-Mira, Tami. Sé lo que Don y tú sentís sobre este asunto, pero a mí me resulta muy duro no ofrecerle a Lali la ayuda que tú le niegas. Si no fuéramos amigas, habría ido a verla hace mucho tiempo.
-Tú deberías apoyarme a mí. Me muestro firme frente a lo que está bien. ¿Por qué es eso tan terrible?
-Estás intentando decirle cómo debe vivir.
- ¡Es mi hija!
-Tiene veinticinco años.
- ¡Si me hubiera escuchado, no estaría en la situación en la que se encuentra ahora!

Capitulo 33


-Bien -respondió ella, aunque recientemente había experimentado muchos dolores de  espalda que le recordaban sospechosamente a los dolores de parto prematuros que había  notado en San Francisco. Como no habían pasado de ahí, suponía que era por pasar muchas horas frente al ordenador.
Nico y Pablo comenzaron a hablar inmediatamente, en un descarado intento de distraer a Euge de la conversación. Lali abrió la boca para sacar a colación el tema de la adopción, pero no pudo hacerlo. En vez de eso, le dijo a Eugenia:
-Quería veros aquí hoy porque... porque yo quería pedirte si te importaría ayudarme durante el parto.
Euge se quedó boquiabierta. Nico y Pablo parecieron alarmarse mucho... hasta que una sonrisa apareció en el rostro de Euge.
-¿Quieres decir que deseas que te acompañe a las clases para ayudarte a respirar y a todo lo demás?
-Sí. Las  clases  empiezan  el  miércoles  que  viene,  pero  son  en  Boise.  ¿Te importa?
-Claro que no.

Capitulo 32


Lali  jugueteó  nerviosamente  con  los  azucarillos  mientras  Pablo  y  ella esperaban a Nico y a Eugenia. Como vivían en el mismo lugar, podrían haber ido juntos,  pero,  afortunadamente,  Pablo  les  había  dicho  que  se  reunirían  en  el restaurante. Así,  Lali  había  tenido  tiempo  para  prepararse  mentalmente  para saber cómo iba a hablar con Eugenia sobre el tema de la adopción.
-¿Te encuentras  bien?  -le preguntó  Pablo observándola con  una expresión preocupada en el rostro.
-Estoy bien -respondió ella, tras mirar de soslayo el taller de Peter por la ventana.
-Supongo que te has enterado de lo de Peter -comentó Pablo. Se había dado cuenta de que ella había estado mirando por la ventana.
-¿Qué quieres decir?
-Su juicio por esa pelea que tuvo con los Small fue el viernes.
-No lo sabía. ¿Cómo le fue?

viernes, 15 de febrero de 2013

Capitulo 31



-Todavía no. Creo que se están planteando otras alternativas.
Lali le afeitó la nuca y las patillas con su maquinilla eléctrica. Entonces, le quitó la toalla y la sacudió para que el pelo cayera al suelo. Si Nico y Eugenia se estaban planteando otras alternativas, la adopción sería seguramente una de ellas.
-¿Crees  que  podrían  estar  interesados  en  adoptar...  a  mi  hijo,  Pablo?  -le preguntó, de repente.
Pablo la miró fijamente durante varios segundos.
-¿Hablas en serio, Lali?
-Todavía  no  he  tomado  una  decisión  firme,  pero  lo  estoy  considerando
-confesó-. No es que no lo quiera, pero yo tengo tan poco que darle a este niño... Ellos, por el contrario...
Sin poder terminar la frase, Lali se dio la vuelta y se cubrió el rostro con las manos para que Pablo no viera las lágrimas que le llenaban los ojos. Rápidamente, él se puso de pie y la obligó a mirarlo.
-Lali, tu situación no será siempre tan mala.

martes, 12 de febrero de 2013

Capitulo 30


Lali sólo tardó dos horas en instalarse en su nueva casa. Cuando Pablo le dijo que las cabañas eran muy pequeñas, no estaba exagerando. Tan sólo tendría unos dieciocho metros  cuadrados. Cada cabaña tenía una pequeña cocina en un rincón, un sofá cama, una mesa, una pequeña televisión, un escritorio y una silla. El  cuarto  de  baño  no  podía  contener  apenas  más  que  una  minúscula  ducha. Apenas habría sitio para la cuna del bebé, si es que conseguía comprarla.
Miró el libro que estaba a punto de colocar sobre el escritorio. Una opción valida: la  adopción. Después de terminar de deshacer su equipaje, había estado leyendo historias reales de madres que habían entregado a sus hijos en adopción. Sin embargo, leerlas no estaba haciendo que la decisión de Lali fuera más fácil. Además, tenía tantas otras cosas en las que pensar...

Capitulo 29


-Eres muy guapo, ¿lo sabías? -susurró ella, mirándolo de arriba abajo con una sonrisa destinada a hacerle cambiar de opinión.
-Me han llamado muchas cosas -replico él, mientras se ponía los pantalones-, pero ésa no suele ser una de ellas.
-En ese caso es que no has estado escuchando a la gente adecuada.
Ashleigh hizo un puchero cuando vio que sus palabras no tenían el efecto deseado. Peter, por su parte, terminó de vestirse y dudó. ¿Cómo debía terminar aquella aventura de una noche? ¿Debía darle un beso de despedida? Sólo deseaba marcharse, pero se temía que eso sería poco cortés. Se decidió a darle un beso en la frente.
-Siento que no haya salido bien.
-Peter...
-¿Sí?

Capitulo 28


El teléfono comenzó a sonar. Lo contestó sabiendo que era Peter. Ella lo había llamado  antes porque necesitaba escuchar su voz, pero él estaba con un cliente y Stefano había tomado el mensaje.
-¿Sí?
-¿Me has llamado? -preguntó él. Parecía muy ocupado, lo que hizo que Lali se sintiera culpable por haberlo molestado.
-Sólo quería decir que ya me ha llegado la conexión a Internet.
-Genial. ¿En qué estás trabajando? Lali miró a la pantalla en blanco.
-Estoy creando un sitio web como ejemplo. Necesito tener algo que mostrar a los posibles clientes.
-Me parece una buena idea.
Se produjo un largo silencio. Lali sabía que Peter estaba esperando que terminara la  llamada o que le dijera la razón por la que lo había llamado. Sin embargo, no estaba segura de cuál era la razón. Sólo necesitaba... algo.

lunes, 11 de febrero de 2013

Capitulo 27


-Tiene que asistir al colegio, aprobar sus exámenes y hacer sus tareas todos los sábados  -intervino su madre-. Nada de música rap, ni llegar a casa tarde ni meterse en líos.
-A mí no me parece que eso sea mucho pedir, Travis -le dijo ella a su hermano
-¿Cómo pueden ellos dictar la música que yo escucho? -repuso Travis.
-¿Has oído alguna vez la letra de esas canciones? -le espetó su padre-. Yo no he escuchado tanta basura en toda mi vida.
-Esas  canciones  suelen  tener  advertencias  cuando  contienen  un  lenguaje insultante o  explícito. ¿Qué os parece si Travis accede a no comprar ni escuchar nada que tenga una de esas advertencias?
-Con eso no basta -contestó su padre-. El rap no es nada más que un grupo de gamberros gritando obscenidades en un micrófono

domingo, 10 de febrero de 2013

Capitulo 26


Peter se sentía como si lo hubiera atropellado un  camión  de mercancías.
-Me estoy haciendo demasiado viejo para esto -musitó mientras se miraba el corte y el rostro magullado en el espejo.
El olor del beicon frito le indicó que Lali ya se había levantado. Se preguntó cómo estaría  Stefano. Durante el tiempo que estuvieron en la cárcel, no había dejado de llorar.
Se lavó las manos y los dientes. No dejaba de pensar en la pelea y deseó haber tenido  tiempo  de  infligir  más  daño  antes  de  que  Orton  llegara.  Si  alguien  se merecía una buena paliza, ése era John Small. Era una mala persona, tanto si estaba borracho como si estaba sobrio, y siempre conseguía esconderse detrás del nombre de papá. Era un cobarde y no había nada que Peter odiara más en un hombre...
El teléfono empezó a sonar. Peter agarró su sudadera y se la puso. Entonces, bajó las escaleras. No se había molestado en afeitarse. Aquel día no pensaba abrir el taller.

Capitulo 25


-Bien. Muy bien, Lali. Tú ocúpate de Peter. Asegúrate de que se va a poner
bien.


Lali oyó  que  el  grifo  de  la  ducha  se  cerraba.  Estaba  esperando  en  el dormitorio  de  Peter,  sentada  en  la  cama  con  el  botiquín  en  el  regazo.  Se imaginaba perfectamente cómo se sentía Peter. El hijo del concejal Small no era ningún estúpido adolescente. Tenía al menos treinta y cinco años y no tenía ningún derecho a atormentar a un hombre que era más bien  un niño y mucho menos a pegar a alguien cuando la diferencia era de cuatro contra uno. ¿Qué creía Orton que estaba haciendo? ¿Cómo había podido llevarse a Peter a la cárcel en vez de a John Small y a sus amigos?

Capitulo 24


¿Dónde estaban Peter y Stefano? Lali sentía deseos de pasear de arriba abajo por el salón para calmar sus nervios, pero le dolía la espalda por todo lo que habían andado en el centro comercial. No había estado tan preocupada desde que había regresado a Dundee.
Se obligó a permanecer sentada delante de la televisión, pero no hacía más que consultar el reloj cada pocos minutos. Travis se había ido a la cama y estaba dormido  porque  eran  ya  cerca  de  las  cuatro  de  la  mañana.  Peter  se  había marchado hacía más de tres horas.

Capitulo 23


-¿De  verdad?  Sigue  riéndote.  Cuando  me  quede  sin  camas  tú  serás  la primera. en marcharte -gruñó. Luego, salió por la puerta.
Peter aminoró la marcha al llegar a las afueras de Dundee. A la policía del pueblo, que  consistía tan  sólo en  tres miembros, le gustaba  detener a los que sobrepasaban  el  límite  de   velocidad.  El  sabía  muy  bien  que  era  mejor  no encontrarse con ellos. Desde que rompió el sistema de riego del jefe de policía, a los quince años, cuando iba conduciendo el coche de Hatty, el sheriff Clanahan no sentía ninguna simpatía hacia él. Aquel sentimiento lo compartían los  oficiales Bennett y Orton. Además, si iba despacio tenía más posibilidades de encontrar a Stefano.

Capitulo 22

Hizo que Gator me invitara a pasar la noche. Estuvo flirteando conmigo, frotándose  contra mí cuanto podía. Yo hubiera podido notar su interés desde el otro lado de la sala. No hacía falta ser un genio para imaginarse lo que quería.
-Tus padres debieron enfadarse mucho cuando se enteraron.
-¿Estás de guasa? -le espetó él-. Nunca supieron lo que pasaba en mi vida. Estaban demasiado ocupados matándose el uno al otro.
-¿Sigue viva la madre de tu amigo?
-Sí. Por aquél entonces sólo tenía unos treinta y tantos.
-¡Se podría haber quedado embarazada!
-Estaba tomando la píldora.
-¿Has tenido algún contacto con ella recientemente?
-Claro que no. Ni pienso hacerlo.
-¿Se enteró Gator?
-Dios,  espero  que  no  -respondió  Peter  mientras  tomaban  el  desvío  que llevaba a la granja.
-¿Dónde vive él ahora?

sábado, 9 de febrero de 2013

Capitulo 21


Lali siempre se había sentido más cerca del cielo cuando estaba sentada en un oscuro cine, comiendo palomitas y bebiendo un enorme refresco de cola helado. Sin embargo, de algún modo la experiencia no era igual aquella noche. No lograba concentrarse en la película.
-No irás a empezar a salir con esa mujer, ¿verdad? -susurró.
-¿Qué mujer? -respondió él, sin dejar de mirar a la pantalla.

Capitulo 20


Lali miró las bolsas de ropa y de zapatos que estaban apiladas a ambos lados de la  silla en la que se había sentado en el restaurante. Había tratado de contenerse y de ahorrar un poco de dinero, pero Peyer había insistido tanto... Se había comprado dos pares de pantalones, dos blusas, un vestido, un jersey, un par de zapatos y ropa interior. Sólo le quedaba dinero  suficiente para comprar una pizza.
La bolsa de la lencería estaba muy cerca de ella. Con una sonrisa, recordó la reacción que Peter había tenido al ver lo que había en el interior de la bolsa. No se  había  sentido  muy  impresionado  con  su  nueva  ropa  interior,  que  consistía básicamente en unas enormes  braguitas  de algodón blanco. Sin embargo, había sonreído al ver los sujetadores. Había tomado uno en la mano y la había mirado directamente al pecho para decir:
-¿Estás segura de que con esto te va a servir?
Ella le había reprendido para que no supiera cómo aquella sugerente mirada le  aceleraba  el  corazón.  Había  fingido  comprar  unos  sujetadores  que  eran  tan prácticos como las braguitas, pero en realidad había adquirido unos de encaje que resultaban más atractivos y que eran los que  a él le habían gustado. Necesitaba sentirse atractiva
Al ver que una llamativa rubia se colocaba en la fila detrás de Peter, frunció el ceño. Era atractiva y esbelta y lo miraba como si prefiriera tomárselo a él para cenar.
Lali se colocó las manos sobre el vientre y suspiró. ¿Qué le ocurría? Peter era sólo un...  un amigo. Tenía todo el derecho a flirtear con quien quisiera. Sin embargo, pensar que Peter podría terminar haciéndole el amor a aquella rubia en la habitación de al lado le quitó el apetito. Esperaba que, si llegaba a eso, ella ya no estuviera en la casa.
Entonces,  de  reojo,  vio  que  la  rubia  abría  el  bolso  y  escribía  algo  que, aparentemente, le estaba dictando Peter. Lali sintió que se le helaba la sangre. Se levantó y le pidió a una anciana que estaba sentada en una mesa cercana que le vigilara las bolsas. A continuación, se acercó a ellos.
Al verla, Peter la miró con perplejidad.
-Los aseos están por ahí, ¿recuerdas?
Lali sabía exactamente dónde estaban los aseos. Para irritación de Peter, ya había ido varias veces.
-No tengo que ir ahora mismo -respondió ella-. Sólo... He venido a decirte que...
Miró a la rubia para asegurarse de que era tan guapa como parecía de lejos. Se alivió un poco al ver que la mujer tenía una nariz bastante grande y los dientes algo torcidos. Sin embargo, tenía un cabello precioso y una figura imponente.
-¿Qué? -le preguntó Peter, atrayendo así de nuevo la atención de Lali.
-Me gustaría tomar ensalada con mi pizza.
-Acabas de decirme que no querías ensalada.
-Por eso he venido. He cambiado de opinión.
-Está bien -dijo él. Entonces, se encogió de hombros.
-¿Es... ésta tu esposa? -le preguntó la rubia a Lali.
-No estoy casado -respondió él-. Es mi compañera de casa.
-Entiendo. Así que los dos no estáis... Quiero decir que no...
-No -confirmó Peter.
-Oh -comentó la rubia. Entonces, lanzó una risa de alivio y extendió la mano para saludar a Lali-. Me llamo Chevy.
-¿Chevy?  -repitió  Lali-.  ¿Como  el  apelativo  cariñoso  que  se  le  da  a  los
Chevrolet?
-Sí. En mi caso también es un diminutivo. En realidad me llamo Chevelle.
-Chevelle  es  un  nombre  muy  bonito  -  intervino  Peter.  Entonces,  miró significativamente a Lali-. ¿Algo más?
-¿Cómo dices?
-Que si querías algo más.
-Oh... no. Sólo una ensalada. Nada más.
-Está bien. ¿Por qué no vas a sentarte para que no estés de pie?
-Sí, dentro de un instante -replicó Lali.
Entonces,  miró  a  Chevy-.  ¿De  dónde  eres?
-De  Cedar  Ridge.  Sólo  está  a veintitrés
kilómetros de Dundee. Le estaba diciendo a Peter que paso por allí cada vez que voy a visitar a mi padrastro.
-¡Qué pequeño es el mundo! –exclamó Lali.
-Estaba pensando en pasarme en alguna ocasión. Peter me ha dado vuestra dirección y vuestro número de teléfono.
-Nos encantaría que vinieras, ¿verdad, Lali? -dijo Peter. Lali se irguió y esbozó otra falsa sonrisa.
-Por supuesto.
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BIENVENIDAS NUEVAS LECTORAS!
Ya saben, si quieren mas, tienen que firmar. Nos leemos en un rato o si no mañana, depende de ustedes.

Capitulo 19


-¿Amigos?
-Eso es lo que querías, ¿no? Que fuéramos amigos como lo somos Euge y
Lali dudó durante un momento. No estaba segura de que su amistad con
Peter pudiera ser como la que él tenía con Eugenia, pero suponía que él tenía razón en lo de Hatcher.
-Está bien. Trato hecho.
El vapor salió flotando del cuarto de baño cuando Peter abrió la puerta a la mañana siguiente. Su cabello oscuro estaba tan húmedo que brillaba.
-¿Qué  haces  levantado  tan  temprano?  -le  preguntó  Lali.  Le  sorprendió encontrárselo a las cinco y media de la mañana.

Capitulo 18


Peter sabía que Lali se sentía mucho mejor. Se levantaba temprano por las mañanas, se duchaba y se marchaba con ellos al pueblo. Allí, se pasaba todo el día estudiando en la biblioteca. Luego, regresaba con ellos o con alguien que fuera en la misma dirección. Entonces, empezaba a preparar la cena antes de ocuparse de la colada y de limpiar la casa. Él se temía que estuviera trabajando demasiado y que pudiera perjudicar al bebé. Además, descubrió que tenerla cerca no era la tortura que había esperado. La vida podía ser mucho peor que tener a alguien que le lavaba la ropa y le preparaba la cena todos los días. Lali y él incluso habían empezado a jugar al ajedrez por las noches mientras Stefano sacaba a Bruiser a dar un paseo.

viernes, 1 de febrero de 2013

Capitulo 17


Bienvenida a mi nueva lectora, soy Wendy, y espero y sigas por aquí.

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— Voy a diseñar sitios web. Cuando estaba en San Francisco, trabajé con un diseñador para crear la página web del salón en el que trabajaba. No tengo muchos conocimientos de gráficos ni de ordenadores, pero el diseñador me dijo que tengo buen ojo. También me dijo que es mucho más fácil de lo que parece. Además, a todo el mundo le gustó lo que diseñé.
Se suponía que Lali iba a recoger sus cosas para mudarse al rancho de los
Hill...
— ¿Cuánto tiempo crees que tardarás en establecer ese negocio?
—Unos seis meses.
— Y el niño va a nacer dentro de cuatro.
— Así es—admitió ella.
— ¿Y eso es todo, Lali? ¿Ese es tu plan? —Eso es todo lo que se me ha ocurrido por el momento.
Peter sabía que sería una locura tener a Lali tan cerca. No quería regresar a su casa y verla con el hijo de Amdeo en los brazos. Sin embargo, aquello iba más allá de  la  confusión  y  del   dolor.   Se  trataba  de  un  corazón,  completamente  al descubierto, pidiéndole a otro que le  echara una mano. Además, sólo serían seis meses...
Aquella situación le recordó a Peter lo ocurrido hacía diez años cuando él acababa de salir de la cárcel y no tenía ni un centavo. Si no hubiera sido por Hatty... Su abuela lo había ayudado todo lo que había podido, sin permitir que se rindiera. Seguramente, en su honor, podía dejar a un lado sus propias preferencias durante unos pocos meses. Sí. Lo haría por Hatty.
— Está bien. A mí me gusta el pollo frito — dijo, tras lanzar un profundo suspiro —  Y a  Stefano el asado de carne.
Tami Esposito miró fijamente el teléfono. Ansiaba tomarlo y llamar a su hija. Algunas veces, había marcado el número de teléfono de Peter sólo para escuchar su voz...
— Ni lo pienses —dijo Don. Sabía exactamente lo que su esposa sentía y la tentación que tenía todas las noches.
— Hoy pasé por el salón de belleza y no estaba allí —comentó Tami —  Por lo que sé, no ha estado allí en toda la semana. ¿Cuándo va a empezar a trabajar?
— No lo sé, pero hemos marcado nuestros límites y no podemos cruzarlos. Ya oíste lo que dijo el pastor Richards. ¿Vas a ignorar sus palabras del mismo modo que Lali ignoró las nuestras?
— No, pero...
— Ya hemos hablado de esto antes, Tami. Tenemos que dejar que Lali sufra las consecuencias de sus actos para que sienta remordimientos y decida cambiar de vida. Según nos dijo el pastor Richards, el fin es que ella misma reclame su alma para el Señor. Y nosotros  estuvimos de acuerdo con él. ¿No quieres ayudarla a encontrar el sendero del bien?
—Claro que sí, pero...
—¿Pero qué?
—No hago más que verla de pie en el porche, en medio de aquel aguacero, ni de preguntarme por qué no está trabajando.
— Está bien, al menos lo suficiente como para alojarse con Peter Lanzani. Lo único de  lo  que habla la gente de la parroquia es de la desilusión que ha resultado ser nuestra dulce  Lali. La presentan como ejemplo para sus propios hijos. Además, ahora estamos teniendo los mismos problemas con Travis. Si no nos mantenemos firmes, seguirá comportándose del modo en el que lo lleva haciendo los últimos meses.
Don siempre lograba convencer a Tami sacando a colación los problemas que estaban teniendo con su hijo de catorce años. Travis se estaba juntando con malas compañías,  faltaba  al   colegio  y  se  estaba  metiendo  en  peleas.  Tami  estaba desesperada por evitar que fuera tan rebelde.
— Supongo   que   tienes   razón   —dijo.
Entonces, a pesar de que sólo eran las ocho, se fue a la cama.
Lali oía la televisión desde el salón y, por una vez, no pudo dormir. Suponía que se debía  a  todos los planes y pensamientos que no hacían más que darle vueltas  en  la  cabeza,  pero,  fuera  lo  que  fuera,  suponía  un  cambio  bastante agradable con respecto a la depresión en la que había estado sumida aquellos días. Si su negocio de Internet salía adelante, podría ocuparse de su bebé y de sí misma ella sola. Podría trabajar con su hijo al lado, lo que significaba que no tendría que contratar a una canguro ni llevarlo a una guardería. Además, si todo iba bien, podría ganar mucho dinero. Incluso más que cortando el pelo.
Aquella idea tenía tantas ventajas que no podía creer que no se le hubiera ocurrido antes.  Sin embargo, tenía miedo. Había tantas variables que podían ir mal... ¿Conseguiría suficiente  dinero por su coche como para pagar a Peter y comprar el ordenador y los programas que necesitaba? ¿Se las arreglaría bien sin un coche? ¿Conseguiría aprender todo lo que necesitaba saber? La mayoría de los habitantes de Dundee ni siquiera tenían servicio de Internet, así que no podía basar su negocio en contactos locales. Si vendía su coche y su negocio fallaba...
Sintió que el bebé se movía, lo que le recordó que las preocupaciones no la ayudarían en absoluto. Se colocó la mano en el vientre y sonrió probablemente por primera vez desde que la prueba de embarazo había dado positiva.
—Todo va a salir bien, hijo mío. Yo cuidaré de ti...
La televisión se apagó y oyó que Peter subía las escaleras. Le resultaba extraño  vivir  bajo  el  mismo  techo  que  él,  y  era  raro  que  él  se  mostrara  tan indiferente hacia ella después de todo lo que había ocurrido entre ambos.
Recordó una ocasión en la que él la llevó al río. Era otoño y hacía bastante frío, pero, después de almorzar, se retaron para meterse en el agua. Cuando Peter se quitó la camisa y se metió en el agua, ella se dio cuenta de lo hermoso que era su cuerpo. Al ver que ella se negaba a meterse en el agua, él la tomó en brazos y la metió en el río con él. Entonces, la besó por primera vez. Inclinó la cabeza y allí, en medio de aquella agua helada, Lali sintió que el cuerpo entero se le congelaba, a excepción de los labios, que estaban unidos a la cálida boca de Peter.
Besaba muy bien. Tendría que haberse imaginado que, tarde o temprano, terminaría por reclamar su virginidad...
¿Pensaría alguna vez Peter en aquel día? Probablemente pensaba más en la noche en la que ella le había dicho que quería dejar de salir con él para empezar a hacerlo con Benjamín.
Precisamente por eso, le extrañó más su generosidad al permitir que ella se fuera a vivir a su casa, que no tratara de hacerle cambiar de opinión y que no le hubiera recriminado que  hubiera rechazado la oferta de Pablo. Simplemente, la había escuchado en silencio mientras ella le mostraba el mundo del diseño de sitios web.  Cuando  le había pedido  su opinión sobre el  valor  del  Cadillac,  le había respondido que valdría unos tres mil dólares. Incluso se había ofrecido a  dejarlo aparcado delante del taller para despertar así el interés de la gente. A Lali le daba la impresión de que no lo hacía porque estuviera preocupado por su dinero.
Se levantó para ir al cuarto de baño y trató de olvidarse de Lali. No quería que  nada  la  confundiera  en  aquellos  momentos.  Ya  tenía  bastante  de  lo  que ocuparse. Sin embargo,  cuando cruzaba el pasillo, se encontró con alguien que parecía ir al mismo lugar. Instintivamente, supo que no se trataba de Stefano.
—Adelante —murmuró él.
— Peter... —dijo Lali antes de que él pudiera retirarse a su dormitorio.
—¿Qué?
—¿De verdad crees que sacaré tres mil dólares por ese coche? 
—Creo que sí.
— Estupendo. Hoy he llamado al diseñador con el que estuve trabajando en San Francisco...
—¿Es ésa la razón de que dejaras dos dólares y cincuenta centavos sobre la mesa de la cocina?
— Quería pagarte la llamada —contestó Lali. Le había dado el único dinero que  tenía—-  Bueno,  él  me  dijo  que podría  conseguir un  buen  ordenador,  con monitor e impresora por  unos mil quinientos. Los programas que necesitaré me costarán alrededor de los novecientos dólares...
—¿Qué programas vas a necesitar?
—Me dijo que me podría comprar StudioMX de Macromedia, que incluye Dreamweaver.  Es un programa para crear páginas y sitios web. También tiene Fireworks, que sirve para  crear  gráficos, y Flash, que se utiliza para construir animaciones complejas. Además, incluye otras cosas, pero todavía no estoy segura de lo que significan.
—¿Has solicitado servicio de Internet?
— Todavía no. Estoy esperando hasta que venda el Cadillac. ¿Cuánto tiempo crees que tardaré?
— El mercado no anda muy bien en estos momentos. Por aquí, no te puedo decir.
Peter  hizo  ademán  de  regresar  a  su  dormitorio,  pero  ella  volvió  a impedírselo.
—¿Te... te ha gustado la cena, Peter? — le preguntó  
—¿Crees que va a estar bien que yo viva aquí?
—La cena estuvo muy buena 
— Esperaba que, tal vez, podríamos ser amigos. Ya sabes, como Eugenia y tú.
-Yo nunca me he acostado con Eugenia. Ni he querido hacerlo.
-Bueno, tú ya no quieres acostarte conmigo. Eso debería servir de algo, ¿no te parece?
-Avísame cuando termines en el cuarto de baño -respondió él.