Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

viernes, 1 de febrero de 2013

Capitulo 17


Bienvenida a mi nueva lectora, soy Wendy, y espero y sigas por aquí.

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— Voy a diseñar sitios web. Cuando estaba en San Francisco, trabajé con un diseñador para crear la página web del salón en el que trabajaba. No tengo muchos conocimientos de gráficos ni de ordenadores, pero el diseñador me dijo que tengo buen ojo. También me dijo que es mucho más fácil de lo que parece. Además, a todo el mundo le gustó lo que diseñé.
Se suponía que Lali iba a recoger sus cosas para mudarse al rancho de los
Hill...
— ¿Cuánto tiempo crees que tardarás en establecer ese negocio?
—Unos seis meses.
— Y el niño va a nacer dentro de cuatro.
— Así es—admitió ella.
— ¿Y eso es todo, Lali? ¿Ese es tu plan? —Eso es todo lo que se me ha ocurrido por el momento.
Peter sabía que sería una locura tener a Lali tan cerca. No quería regresar a su casa y verla con el hijo de Amdeo en los brazos. Sin embargo, aquello iba más allá de  la  confusión  y  del   dolor.   Se  trataba  de  un  corazón,  completamente  al descubierto, pidiéndole a otro que le  echara una mano. Además, sólo serían seis meses...
Aquella situación le recordó a Peter lo ocurrido hacía diez años cuando él acababa de salir de la cárcel y no tenía ni un centavo. Si no hubiera sido por Hatty... Su abuela lo había ayudado todo lo que había podido, sin permitir que se rindiera. Seguramente, en su honor, podía dejar a un lado sus propias preferencias durante unos pocos meses. Sí. Lo haría por Hatty.
— Está bien. A mí me gusta el pollo frito — dijo, tras lanzar un profundo suspiro —  Y a  Stefano el asado de carne.
Tami Esposito miró fijamente el teléfono. Ansiaba tomarlo y llamar a su hija. Algunas veces, había marcado el número de teléfono de Peter sólo para escuchar su voz...
— Ni lo pienses —dijo Don. Sabía exactamente lo que su esposa sentía y la tentación que tenía todas las noches.
— Hoy pasé por el salón de belleza y no estaba allí —comentó Tami —  Por lo que sé, no ha estado allí en toda la semana. ¿Cuándo va a empezar a trabajar?
— No lo sé, pero hemos marcado nuestros límites y no podemos cruzarlos. Ya oíste lo que dijo el pastor Richards. ¿Vas a ignorar sus palabras del mismo modo que Lali ignoró las nuestras?
— No, pero...
— Ya hemos hablado de esto antes, Tami. Tenemos que dejar que Lali sufra las consecuencias de sus actos para que sienta remordimientos y decida cambiar de vida. Según nos dijo el pastor Richards, el fin es que ella misma reclame su alma para el Señor. Y nosotros  estuvimos de acuerdo con él. ¿No quieres ayudarla a encontrar el sendero del bien?
—Claro que sí, pero...
—¿Pero qué?
—No hago más que verla de pie en el porche, en medio de aquel aguacero, ni de preguntarme por qué no está trabajando.
— Está bien, al menos lo suficiente como para alojarse con Peter Lanzani. Lo único de  lo  que habla la gente de la parroquia es de la desilusión que ha resultado ser nuestra dulce  Lali. La presentan como ejemplo para sus propios hijos. Además, ahora estamos teniendo los mismos problemas con Travis. Si no nos mantenemos firmes, seguirá comportándose del modo en el que lo lleva haciendo los últimos meses.
Don siempre lograba convencer a Tami sacando a colación los problemas que estaban teniendo con su hijo de catorce años. Travis se estaba juntando con malas compañías,  faltaba  al   colegio  y  se  estaba  metiendo  en  peleas.  Tami  estaba desesperada por evitar que fuera tan rebelde.
— Supongo   que   tienes   razón   —dijo.
Entonces, a pesar de que sólo eran las ocho, se fue a la cama.
Lali oía la televisión desde el salón y, por una vez, no pudo dormir. Suponía que se debía  a  todos los planes y pensamientos que no hacían más que darle vueltas  en  la  cabeza,  pero,  fuera  lo  que  fuera,  suponía  un  cambio  bastante agradable con respecto a la depresión en la que había estado sumida aquellos días. Si su negocio de Internet salía adelante, podría ocuparse de su bebé y de sí misma ella sola. Podría trabajar con su hijo al lado, lo que significaba que no tendría que contratar a una canguro ni llevarlo a una guardería. Además, si todo iba bien, podría ganar mucho dinero. Incluso más que cortando el pelo.
Aquella idea tenía tantas ventajas que no podía creer que no se le hubiera ocurrido antes.  Sin embargo, tenía miedo. Había tantas variables que podían ir mal... ¿Conseguiría suficiente  dinero por su coche como para pagar a Peter y comprar el ordenador y los programas que necesitaba? ¿Se las arreglaría bien sin un coche? ¿Conseguiría aprender todo lo que necesitaba saber? La mayoría de los habitantes de Dundee ni siquiera tenían servicio de Internet, así que no podía basar su negocio en contactos locales. Si vendía su coche y su negocio fallaba...
Sintió que el bebé se movía, lo que le recordó que las preocupaciones no la ayudarían en absoluto. Se colocó la mano en el vientre y sonrió probablemente por primera vez desde que la prueba de embarazo había dado positiva.
—Todo va a salir bien, hijo mío. Yo cuidaré de ti...
La televisión se apagó y oyó que Peter subía las escaleras. Le resultaba extraño  vivir  bajo  el  mismo  techo  que  él,  y  era  raro  que  él  se  mostrara  tan indiferente hacia ella después de todo lo que había ocurrido entre ambos.
Recordó una ocasión en la que él la llevó al río. Era otoño y hacía bastante frío, pero, después de almorzar, se retaron para meterse en el agua. Cuando Peter se quitó la camisa y se metió en el agua, ella se dio cuenta de lo hermoso que era su cuerpo. Al ver que ella se negaba a meterse en el agua, él la tomó en brazos y la metió en el río con él. Entonces, la besó por primera vez. Inclinó la cabeza y allí, en medio de aquella agua helada, Lali sintió que el cuerpo entero se le congelaba, a excepción de los labios, que estaban unidos a la cálida boca de Peter.
Besaba muy bien. Tendría que haberse imaginado que, tarde o temprano, terminaría por reclamar su virginidad...
¿Pensaría alguna vez Peter en aquel día? Probablemente pensaba más en la noche en la que ella le había dicho que quería dejar de salir con él para empezar a hacerlo con Benjamín.
Precisamente por eso, le extrañó más su generosidad al permitir que ella se fuera a vivir a su casa, que no tratara de hacerle cambiar de opinión y que no le hubiera recriminado que  hubiera rechazado la oferta de Pablo. Simplemente, la había escuchado en silencio mientras ella le mostraba el mundo del diseño de sitios web.  Cuando  le había pedido  su opinión sobre el  valor  del  Cadillac,  le había respondido que valdría unos tres mil dólares. Incluso se había ofrecido a  dejarlo aparcado delante del taller para despertar así el interés de la gente. A Lali le daba la impresión de que no lo hacía porque estuviera preocupado por su dinero.
Se levantó para ir al cuarto de baño y trató de olvidarse de Lali. No quería que  nada  la  confundiera  en  aquellos  momentos.  Ya  tenía  bastante  de  lo  que ocuparse. Sin embargo,  cuando cruzaba el pasillo, se encontró con alguien que parecía ir al mismo lugar. Instintivamente, supo que no se trataba de Stefano.
—Adelante —murmuró él.
— Peter... —dijo Lali antes de que él pudiera retirarse a su dormitorio.
—¿Qué?
—¿De verdad crees que sacaré tres mil dólares por ese coche? 
—Creo que sí.
— Estupendo. Hoy he llamado al diseñador con el que estuve trabajando en San Francisco...
—¿Es ésa la razón de que dejaras dos dólares y cincuenta centavos sobre la mesa de la cocina?
— Quería pagarte la llamada —contestó Lali. Le había dado el único dinero que  tenía—-  Bueno,  él  me  dijo  que podría  conseguir un  buen  ordenador,  con monitor e impresora por  unos mil quinientos. Los programas que necesitaré me costarán alrededor de los novecientos dólares...
—¿Qué programas vas a necesitar?
—Me dijo que me podría comprar StudioMX de Macromedia, que incluye Dreamweaver.  Es un programa para crear páginas y sitios web. También tiene Fireworks, que sirve para  crear  gráficos, y Flash, que se utiliza para construir animaciones complejas. Además, incluye otras cosas, pero todavía no estoy segura de lo que significan.
—¿Has solicitado servicio de Internet?
— Todavía no. Estoy esperando hasta que venda el Cadillac. ¿Cuánto tiempo crees que tardaré?
— El mercado no anda muy bien en estos momentos. Por aquí, no te puedo decir.
Peter  hizo  ademán  de  regresar  a  su  dormitorio,  pero  ella  volvió  a impedírselo.
—¿Te... te ha gustado la cena, Peter? — le preguntó  
—¿Crees que va a estar bien que yo viva aquí?
—La cena estuvo muy buena 
— Esperaba que, tal vez, podríamos ser amigos. Ya sabes, como Eugenia y tú.
-Yo nunca me he acostado con Eugenia. Ni he querido hacerlo.
-Bueno, tú ya no quieres acostarte conmigo. Eso debería servir de algo, ¿no te parece?
-Avísame cuando termines en el cuarto de baño -respondió él.

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