Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

martes, 12 de febrero de 2013

Capitulo 30


Lali sólo tardó dos horas en instalarse en su nueva casa. Cuando Pablo le dijo que las cabañas eran muy pequeñas, no estaba exagerando. Tan sólo tendría unos dieciocho metros  cuadrados. Cada cabaña tenía una pequeña cocina en un rincón, un sofá cama, una mesa, una pequeña televisión, un escritorio y una silla. El  cuarto  de  baño  no  podía  contener  apenas  más  que  una  minúscula  ducha. Apenas habría sitio para la cuna del bebé, si es que conseguía comprarla.
Miró el libro que estaba a punto de colocar sobre el escritorio. Una opción valida: la  adopción. Después de terminar de deshacer su equipaje, había estado leyendo historias reales de madres que habían entregado a sus hijos en adopción. Sin embargo, leerlas no estaba haciendo que la decisión de Lali fuera más fácil. Además, tenía tantas otras cosas en las que pensar...

Recordó la expresión de Peter cuando la había dejado allí. Su nueva casa parecía demasiado tranquila sin Stefano Bruiser y él. Era como si echara de menos a su familia. Sin embargo sabía que había tomado la decisión correcta. No podía pasar de vivir con Aamdeo a hacerlo con Peter, porque en realidad no sabía cómo podía ser amiga de este último. La relación que había entre ambos no encajaba en ninguna categoría y nunca había quedado más claramente  de manifiesto que la noche anterior, cuando se había ido con Ashleigh. Lali sentía muchas cosas que no debería experimentar como amiga. Dolor, traición incluso envidia. Sabía lo que era estar debajo de Peter, cómo sabía y cómo se movía...
Alguien llamó a la puerta, lo que hizo que se tensara inmediatamente. Peter había dicho que Benjamín estaba en la ciudad, lo que significaba que sólo era cuestión de tiempo que la encontrara.
-¿Quién es? -preguntó. La puerta no tenía mirilla.
-Pablo.
Lali lanzó un suspiro de alivio y abrió la puerta.
-Te he traído un par de cosas -dijo, señalando una silla de plástico y un geranio que acababa de colocar en la pequeña plataforma de cemento que servía de porche.
Peter se sorprendió mucho por aquel gesto. Pablo siempre parecía tan absorto por su trabajo que no esperaba que se preocupara especialmente por ella.
-¿Están ya ocupadas las otras cabañas? - preguntó Lali. Las miró y vio que ninguna de ellas tenías silla ni geranio.
-La mayoría. Sólo tenemos una vacía, pero probablemente no la utilizaremos este año porque ya hemos contratado a todos los jornaleros que necesitamos.
-¿Dónde está todo el mundo?
-Trabajando. Estoy segura de que los conocerás más tarde. Aún falta una hora o así para que regresen.
-Gracias por los accesorios para el porche -comentó ella.
-No hay de qué. No se trata de algo que se vea en las revistas que realizan reportajes sobre los ricos y famosos, pero espero que te haga sentirte más cómoda. Bueno, la cena se sirve a las seis todas las noches en la casa principal.
-Muy bien.
-El  desayuno  es  también  a  las  seis.  Los  bocadillos  para  el  almuerzo  se preparan también a esa hora, si quieres tomar uno para comer. Si no es así, tendrás que procurarte tus propios alimentos hasta la hora de cenar. Por último, tengo unas llaves que me gustaría que tuvieras -dijo Pablo. Entonces, se metió las manos en el bolsillo.
-¿Llaves para qué?
-Quiero que puedas disponer de una de las furgonetas del rancho... por si acaso -comentó él. Entonces, le miró el vientre-. Por supuesto, si necesitas que te lleve a alguna parte, siempre puedes llamarme, pero, si, por alguna razón, yo no estoy por aquí... Creo que es lo mejor.
-Yo no puedo aceptar uno de tus vehículos.
-Claro que puedes. Estas llaves son del Nissan pequeño que está aparcado al lado del establo. No hay razón alguna para que esté parado si existe la posibilidad de que tú lo puedas necesitar. Casi nadie lo conduce, así que no le vendrá mal que tú lo utilices durante los próximos meses.
-Gracias -afirmó Lali tras tomar las llaves-. Tendré mucho cuidado.
-Condúcelo donde necesites. A mí no me importa. Bueno, ¿crees que podrías cortarme el pelo en los próximos días?
-Claro. Esta noche si quieres.
-Tengo que terminar algunas cosas antes de cenar. ¿Podría venir sobre las ocho?
A  Lali  le  sobraba  el  tiempo.  Tenía  instalado  el  ordenador,  pero  no dispondría de conexión a Internet durante al menos unos días.
-Me viene bien.
-Estupendo. Hasta entonces -dijo Pablo inclinando un poco el sombrero a modo de despedida.
Lali se había llevado sus herramientas de peluquería de San Francisco. No tenía el sillón ajustable ni la capa que utilizaba en el salón, pero sólo era un simple corte de pelo. Podría cubrir  a  Mike con una toalla y sacudirla cuando hubiera terminado. Después, barrería el suelo. No había problema.
Pablo llegó con algo de antelación, de lo que se alegró Lali. Después de lo poco que había dormido la noche anterior, se sentía exhausta. Además, el estrés de la mudanza y no saber lo que iba a hacer con el bebé no la ayudaba en absoluto.
-Te lo agradezco mucho -dijo Pablo en cuanto llegó-. Podría ir al salón, pero siempre estoy tan ocupado que no hago más que posponerlo.
Se quitó el sombrero y se sentó en la silla que Lali había colocado en el centro de la cabaña.
-Hasta que tenga servicio de Internet, no tengo mucho que hacer -respondió ella.
 -Creo que te lo instalarán el martes o el miércoles.
-Puedo esperar hasta entonces -afirmó ella. Cubrió los hombros de Pablo con una toalla y le mojó el cabello con un pulverizador-. ¿Cómo te va con Merry?
-Bien, supongo.
-¿Cuándo empezasteis a salir? -preguntó ella mientras le peinaba el cabello para poder cortárselo.
-No estamos saliendo. -Entonces, ¿cómo lo llamarías tú?
-Sólo somos amigos. Quedamos de vez en cuando.
-¿Qué pasó con aquella mujer de McCall con la que estabas saliendo? Todo el mundo estaba seguro de que te casarías con ella.
-Ella me dijo que nuestra relación no progresaba y rompió conmigo para salir con otros hombres. Se casó hace unos seis meses.
-¿Lamentas  no haberte lanzado cuando tuviste oportunidad? -quiso saber
Lali. Empezó a cortarle la parte delantera.
-En realidad no.
-Me parece notar que tienes un problema con el compromiso...
-No me asusta el compromiso. Es que... no sé... Supongo que aún no he conocido a la mujer adecuada.
-Bueno pues yo, por una vez, he decidido que estar soltera no está nada mal.
-¿Qué ocurrió entre Benjamín y tú?
-Es una historia muy larga y muy triste - replicó Lali-. Podríamos decir que...
-No está en tu onda.
-Es una forma muy agradable de decirlo - comentó ella, con una sonrisa.
-Es cierto. ¿Sabías que está en el pueblo?
-Eso me han dicho -contestó ella. Comenzó a cortarle la parte de atrás.
-¿Se ha puesto en contacto contigo?
-Todavía no.
-¿Crees que volverías con él?
-¿Crees que «ni muerta» sería una respuesta demasiado fuerte?
-¿Y el niño?
-Al niño le estoy haciendo un favor. Créeme.
-¿Tan mal te fue con él?
-Debería haber regresado a casa hace mucho tiempo. Así, no estaría en esta situación.  -¿No  te  emociona  saber  que  vas  a  ser  madre?  -En  cierto  modo  sí
-musitó-. ¿Sabes si... si Nico y Euge han tenido suerte... ya sabes, con lo del embarazo?


Mañana le seguimos con el maratón si? Ando cansada, tengo que bañarme y bueno, mañana nos leemos.

16 comentarios:

  1. hay siiiii segui con la martaton!!!!!!

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  2. ayer me dormi esperando el cap!!!!!fue muy gracioso jajajaa

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  3. masmas mas mas masssssssss

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  4. Maas noooveeeeluchiiiiiss!

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  5. Ay que Pablo no se meta nel medio por faaavoooor! Ya no me lo banco! Lali y Peter son unos cabrones, hablen dios mio!

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