Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

domingo, 17 de febrero de 2013

Capitulo 32


Lali  jugueteó  nerviosamente  con  los  azucarillos  mientras  Pablo  y  ella esperaban a Nico y a Eugenia. Como vivían en el mismo lugar, podrían haber ido juntos,  pero,  afortunadamente,  Pablo  les  había  dicho  que  se  reunirían  en  el restaurante. Así,  Lali  había  tenido  tiempo  para  prepararse  mentalmente  para saber cómo iba a hablar con Eugenia sobre el tema de la adopción.
-¿Te encuentras  bien?  -le preguntó  Pablo observándola con  una expresión preocupada en el rostro.
-Estoy bien -respondió ella, tras mirar de soslayo el taller de Peter por la ventana.
-Supongo que te has enterado de lo de Peter -comentó Pablo. Se había dado cuenta de que ella había estado mirando por la ventana.
-¿Qué quieres decir?
-Su juicio por esa pelea que tuvo con los Small fue el viernes.
-No lo sabía. ¿Cómo le fue?

-Lo multaron con quinientos dólares y, «a la luz de su turbulento pasado», el juez le ordenó  que tendría que asistir a clases para controlar su ira una vez a la semana en Boise.
-¿Cómo sabes todo eso?
-Euge me lo dijo cuando llamé para invitarlos a Nico y a ella a desayunar esta mañana.
-¿Les ocurrió algo a los Small?
-No. Ni siquiera tuvieron que comparecer.
-¡Es tan injusto! Peter no inició esa pelea. Sólo estaba tratando de proteger a
Stefano.
-Me lo creo.
-¿De verdad?
-En realidad no conozco mucho a Peter, al igual que la mayoría de la gente, pero Euge haría cualquier cosa por él. Y sé que tú también te preocupas mucho por él. Debe de ser un buen tipo.
-Lo es.
-Recuerdo que, hace unos años, os veía siempre juntos a Peter y a ti. ¿Erais pareja?
-Supongo que sí.
-¿Qué ocurrió?
-Bueno, resulta algo difícil de explicar... Cuando conocí a Peter, mis padres y casi todos los habitantes del pueblo me advirtieron que me alejara de él, pero yo seguía tan colada por ti  que  no me preocupaba lo de enamorarme -dijo. Al oír aquellas palabras, Pablo se echó a reír-.  Al  principio, empecé a salir con Peter como de mala gana, pero, entonces, las cosas comenzaron a ponerse serias. Cuando me di cuenta de lo mucho que me estaba empezando a gustar, supe que tenía que hacer algo al  respecto. Estaba perdiendo el corazón por un ex presidiario que nunca me había hecho promesa alguna. Entonces, Benjamín vino a pasar el verano con sus primos.
-Amadeo es completamente diferente a Peter.
-Creo que fue eso lo que me atrajo. Era mucho más sociable y simpático que
Peter. Además, tenía un título universitario.
-¿Dejaste de ver a Peter?
-Sí. Empecé a pasar cada vez más tiempo con Benjamín. Parecía tan seguro, tan cercano al hombre de familia que yo había estado buscando... Creí que se parecía más a ti...
-Sólo que no te trató como a una hermana pequeña.
-No. Sin que pasara mucho tiempo, Benjamín empezó a decirme que me amaba y que quería casarse conmigo. Empezó a dibujarme un cuadro tan idílico de la gran ciudad antes de crear una familia que yo me lo creí todo.
-Y creíste que a tus padres les gustaría que te alejaras de Peter. Sin embargo, por lo que he oído, Amadeo tampoco les gustó.
-No. Se habían enterado de que sus tíos protestaban porque era muy vago y eso siempre
les preocupó. Querían saber por qué, si tenía un título universitario, estaba viviendo de su  familia y perdiendo el tiempo en Dundee en vez de comenzar a trabajar. A Amadeo le gusta  mucho  divertirse y a mí no me resultó tan raro que quisiera tomarse un respiro después de terminar sus estudios.
-¿Cómo reaccionó Peter cuando rompiste con él?
-No dijo mucho. Supongo que me dolió un poco que pareciera no importarle. Después de eso, yo me centré completamente en Amadeo. Entonces, para mi sorpresa, Peter se presentó en mi casa justo después de que muriera Hatty y me pidió que me casara con él.
-¿De verdad? Nunca habría dicho que Peter es de los que se casan.
-La mayoría de la gente diría lo mismo que tú.
-¿Qué le dijiste?
-Que ya había tomado la decisión de marcharme con Benjamín. Resulta muy irónico cómo  han salido las cosas, ¿no te parece? Probablemente yo fui la única virgen de mi clase el día de  la  graduación y, sin embargo, he regresado a casa soltera y embarazada. Benjamín  el señor Perfecto, se ha convertido en un drogadicto y Peter, que ni siquiera terminó el instituto, es un próspero hombre de negocios.
-Debería haberte robado el corazón y así haberte salvado de los dos.
-Pero tú no me amabas -murmuró ella, entre risas.
-Yo siempre me he preocupado por ti.
-Eso es diferente.
En aquel momento, Nico y Eugenia entraron en el restaurante. Pablo llamó su atención y los dos se dirigieron inmediatamente a la mesa. Eugenia parecía estar muy ocupada contándole algo a su esposo.
-¿Qué es lo que pasa? -les preguntó Pablo, cuando llegaron a la mesa.
-Robaron anoche a la señora Willoughby -respondió Eugenia.
-¿A la anciana señora Willoughby? ¿A la señora que vive a poco más de tres kilómetros de nuestro rancho?
-Sí. Al parecer, alguien entró en su casa con una media en la cabeza -explicó Nico.
-Y se exhibió ante ella y le metió un susto de muerte -añadió Eugenia. Egenia se sentó al lado de Lali y Nico lo hizo al lado de su hermano.
-También le apuntó con un rifle de caza y le limpió el joyero -dijo él-. Hola,

Lali.
-Hola, Nico -respondió ella-. ¿Se sabe quién puede ser responsable del robo?
-Se ha  acusado  al  sobrino  de  Slinkerhoff  del  resto  de  los  robos  que  han ocurrido en la  ciudad -comentó él. Lleva en libertad condicional varias semanas, así que estoy segura de que están comprobando su paradero. Sin embargo, en estos momentos, el sheriff Clanahan dice que no se sabe nada.
-¿Tenía  alguna  característica  que  lo  pudiera  identificar?  -preguntó  Pablo. Evidentemente, estaba bromeando.
-Si se hubiera exhibido ante mí, te aseguro que tendría más de una cicatriz
-comentó Euge.
-Entonces, ¿la señora Willoughby vive a unos pocos kilómetros del rancho?
-preguntó Lali. Nunca le había preocupado vivir sola antes, pero si había un ladrón cerca se sentía algo nerviosa.
-¿Conoces la casa de mi abuelo? -le preguntó Pablo.
-Es esa casa de estilo victoriano tan grande, ¿no?
-Efectivamente. La señora Willoughby vive en una caravana en una parcela de esa finca.
-Está muy cerca -murmuró Lali-. ¿No será el ladrón uno de los vaqueros que has contratado, Pablo?
-No -respondió Nico-. Yo he trabajado en varias ocasiones con la mayoría de esos hombres  y no me los imagino asustando a una anciana, y mucho menos robándole.
Taylor, la camarera, fue a anotar qué era lo que deseaban tomar. Eugenia y Nico se decidieron por las tortitas con patatas, huevos, cebolla y beicon. Mike pidió huevos al estilo  Benedict y Lali eligió lo más barato que había en el menú: dos huevos con dos tiras de beicon y una tostada.
-¿Cómo  va  tu  embarazo?  -le  preguntó  Eugenia  en  cuanto  se  marchó  la camarera.



LO SIENTO, LO SIENTO! Hoy maraton

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