Capitulo 33

-Bien -respondió ella, aunque recientemente había experimentado muchos dolores de  espalda que le recordaban sospechosamente a los dolores de parto prematuros que había  notado en San Francisco. Como no habían pasado de ahí, suponía que era por pasar muchas horas frente al ordenador.
Nico y Pablo comenzaron a hablar inmediatamente, en un descarado intento de distraer a Euge de la conversación. Lali abrió la boca para sacar a colación el tema de la adopción, pero no pudo hacerlo. En vez de eso, le dijo a Eugenia:
-Quería veros aquí hoy porque... porque yo quería pedirte si te importaría ayudarme durante el parto.
Euge se quedó boquiabierta. Nico y Pablo parecieron alarmarse mucho... hasta que una sonrisa apareció en el rostro de Euge.
-¿Quieres decir que deseas que te acompañe a las clases para ayudarte a respirar y a todo lo demás?
-Sí. Las  clases  empiezan  el  miércoles  que  viene,  pero  son  en  Boise.  ¿Te importa?
-Claro que no.

 - Estupendo. - Lali le dijo a Pablo con la mirada que no estaba dispuesta  a  hablar  más  del  tema  aquel  día.  Él  asintió  para  decirle  que  había comprendido.
-Yo te habría acompañado en el parto - dijo él, fingiendo sentirse molesto.
-Tú eras el siguiente de la lista -respondió Lali. Entonces, se dio cuenta de que Eugenia la estaba mirando muy intensamente-. ¿Qué ocurre?
-Peter está enamorado de ti. Lo sabes, ¿verdad?
Lali se quedó demasiado atónita como para poder hablar. Aquello era lo último que había esperado escuchar.
-¿Crees que a Peter le gustaría que compartieras esa información con los demás, Eugenia? -le recriminó Nico.
-Yo  quiero  que  sea  feliz  -replicó  ella-.  Quiero  que  los  dos  sean  felices. Además, tampoco estoy traicionando ninguna confidencia. Peter nunca me lo ha dicho, pero yo lo sé.
-Debes de estar equivocada -dijo Lali-. Ha estado viendo a Ashleigh Evans.
-No sé cómo se ha relacionado con Ashleigh. Ella lleva acosándolo desde mucho antes  de  que tú regresaras. Tal vez se haya mostrado simpático con ella, pero no ha demostrado nunca la menor inclinación de llegar a más con ella.
-Estoy segura de que, en las últimas semanas, sí lo ha hecho.
-Bueno -replicó Eugenia-, a menos que tú establezcas que Peter es tuyo, no tiene razón alguna para no ver a otras mujeres.
Lali sabía que no tenía ningún derecho a enfadarse con Peter, pero eso no cambiaba el hecho de que le hubiera dolido su reacción.
-Benjamín me engañó tantas veces que yo no puedo...
-Peter  no  se  parece  en  nada  a Amadeo  -le  aseguró  Euge  con  bastante brusquedad.
Lali miró la puerta. De repente, sintió deseos de salir huyendo, pero ni siquiera les habían llevado el desayuno.
-Eugenia, cálmate -le dijo Nico a su esposa, como si hubiera sentido el pánico de Lali.
-Sí, China. Lali tiene mucho encima en estos momentos. ¿Qué hay de malo en dejar que salga conmigo? -preguntó Pablo.
-No tiene nada de malo, si eso es lo que verdaderamente desea. Sólo le he dicho lo que pienso porque soy su amiga y la de Peter.
-Pues muchas gracias por la información -replicó Pablo-. ¿Estás bien, Lali?
-Sí, estoy bien.
-Mira, Lali -prosiguió Eugenia-. Desde que te marchaste de su casa, Peter no ha salido  con Ashleigh. Casi no ha hablado con nadie, ni siquiera conmigo. Trabaja dieciocho horas al día. Si sientes algo por él, piensa en lo mucho que está sufriendo ahora.
Lali recordó las palabras que le había dicho la noche que llamó por teléfono.
Aunque de un modo más sencillo, reflejaban exactamente lo que acababa de decirle Eugenia. ¿Podrían estar los dos en lo cierto?
-Estoy  embarazada  del  hijo  de  otro  hombre  -dijo  Lali-.  Éste  no  es  el momento para preocuparse por lo que siento o no siento sobre Peter.
-A mí  me  parece  que  no  hay  un  momento  mejor.  Ahora  es  cuando  lo necesitas, Lali - concluyó Eugenia. Entonces, se reclinó en su asiento y se cruzó de brazos-. Creo que, como todos los demás, lo estás subestimando.


Peter se metió las manos en los bolsillos de los vaqueros. Estaba de pie frente a la ventana de su oficina. Había hecho lo correcto al forzar la salida de Lali yéndose con Ashleigh. Se había terminado. Para siempre, y estaba satisfecho. Era mejor poner punto y final a lo que se estaba desarrollando entre ellos que tropezar una y otra vez con la misma piedra, ¿no? Sin embargo, toda la lógica del mundo no servía para ahogar el arrepentimiento ni el anhelo que se adueñaba de él al verla.
La puerta de la oficina se cerró con un portazo cuando Stefano entró, pero Peter ni se inmutó. Estaba demasiado absorto viendo cómo Nico, Euge, Pablo y Lali salían del restaurante de Jerry. Lali llevaba en el rancho de High Hill más de dos  semanas  y  aquella  era  la  cuarta  vez  que  Peter  la  veía  con  Pablo.  Más revelador aún era el hecho de que Pablo no había vuelto a salir con Mary Thornton. Una vez más, Peter tenía el privilegio de ver cómo Lali lo dejaba  por otro hombre...
-Lali está  en  el  restaurante,  Peter  -  anunció  Stefano-.  Acabo  de  verla
-añadió. Peter no respondió-. Ahí está -prosiguió, como si Peter no la estuviera viendo-. Se marcha ahora mismo. ¿Podemos ir a decirle hola? ¿Podemos, Peter?
-Ve tú -dijo Peter-. Yo me quedo aquí.
En aquel momento, Lali levantó la mirada y la cruzó con la de Peter. El anhelo que él sintió amenazó con derrotarlo. Sin embargo, él consiguió mirarla de una manera con la que parecía decirle que no le importaba nada y se dio la vuelta.
-Pablo me ha dicho que Lali está viviendo en el rancho -dijo Barbara Hill. Tami Esposito frunció el ceño al escuchar las palabras de su mejor amiga. A las
dos  les  gustaba  mucho  hacer  edredones  y  estaban  en  el  sótano  de  Barbara hojeando libros y revistas. Solían vender sus trabajos para obras de caridad.
-¿En el rancho? ¿Desde cuándo?
-Lleva casi un mes.
-Bueno, supongo que allí está mejor que en la casa de Peter Lanzani.
-A mí  me  parece  que  Peter  Lanzani  no  tiene  nada  de  malo  -replicó Barbara. No  estaba en absoluto de acuerdo con el modo en el que Tami y Don habían tratado a Lali.
-Pues seguro que sí pensaste que tenía algo de malo cuando Lali empezó a salir con él hace dos años.
-Entonces no lo conocía. Ahora, lleva por aquí el tiempo suficiente y te puedo decir que es un buen tipo.
-¿Desde cuándo conoces tan bien a Peter Lanzani?
-Desde que empezó a ocuparse de nuestros coches. Es honrado, muy rápido y siempre se muestra respetuoso.
-Mira, Barbara, no quiero hablar de Peter. No tengo nada en su contra siempre que se mantenga alejado de mi hija.
-Tampoco quieres hablar de Lali -replicó Barbara-. Mientras tanto, mi hijo no hace más que decirme la pésima situación en la que se encuentra y me pregunta por qué mi mejor amiga, que resulta ser su madre, no la ayuda.
-¿Le has dicho que es porque Lali necesita salir del lío en el que ella misma se ha metido?
-Sí, se lo he dicho.
-¿Y qué te ha dicho?
-Que todo el mundo necesita ayuda de vez en cuando.
Tami sacudió la cabeza. Aunque estaba empezando a tener dudas sobre el modo en el que se habían comportado con Lali, sabía que Don seguía pensando que habían hecho lo correcto. Admitir que ya no estaba de acuerdo con su esposo le parecía una deslealtad.
-Le irá mucho mejor si no vamos siempre a su rescate -dijo, repitiendo lo que
Don le decía siempre.


No fueron ni 10 comentarios, pero les prometi que habria maraton...