Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

viernes, 24 de mayo de 2013

Capitulo 23

Candela había perdido la paciencia. No sabían nada, absolutamente nada de lo sucedido. Y habían pasado varias horas desde que Nico entregó el rescate.

Paseó de un lado a otro por los seis mil metros cuadrados del piso de Lali. Intentó animar a Nico, pero sin éxito. Creía que su hija había muerto y que Peter estaba en connivencia con los secuestradores. Había guardias de seguridad por todas partes y se habían encargado de que las llamadas pasaran directamente al móvil de Nico. Pero todavía no sabían nada.
Además, le preocupaba su salud. Temía que sufriera un infarto y había llamado a su medio personal, que debía llegar en cualquier momento.
Desesperada, se dirigió a la cocina, abrió el frigorífico y sacó una lechuga para preparar una ensalada. Tenía que hacer algo para no volverse loca.
—¿Quieres que te prepare algo?
Cande se sobresaltó al oír la voz de Pilar.
—No, gracias. Sólo quería hacer una ensalada.
—Puedo preparar una vinagreta rápida...
—No, déjalo. Es por hacer algo.
—Lo comprendo.
—Pero tal vez podrías preparar algo a Nico.
—Ya se lo he ofrecido y se ha negado varias veces.
—Si le dejas un plato cerca, creo que no podrá resistirse a la tentación. Pilar asintió.
—Está bien, lo haré. Me quedan veinte minutos libres antes de servir la comida a los empicados —comentó.
Cande suspiró y abrió el grifo de la pila para lavar la lechuga.
—Peter no tiene nada que ver con esto —dijo Pilar.
—Lo sé.
—Pero Nico no.
—Necesita culpar a alguien. Su familia ya ha sufrido varios secuestros.
Pilar abrió el frigorífico y empezó a sacar comida. Cortó varios higos enormes en rebanadas y también un poco de queso. Justo entonces llamaron a la puerta y salió corriendo a toda prisa por si era Lali. Pero no era ella, sino el médico.
Cande lo llevó con Nico y dijo:
—Me voy.
—¿Adónde vas? —preguntó él.
—A ver a alguien. Nico la miró con preocupación.
—No te preocupes, estaré bien. Estaré de vuelta enseguida, antes de que te des cuenta —afirmó.
—Sí, por favor.
Cande se dirigió al ascensor a grandes zancadas. Alguien tenía que hacerlo. Y ella era la persona más adecuada.


Peter tenía razón. No podía irse a ningún sitio. Pero Lali necesitaba tiempo para pensar, así que pensó en el cuarto de baño.
Sin decir una palabra, entró en el servicio y cerró la puerta. Le pareció más pequeño y feo que nunca, pero al menos no estaba con él.
Pensó en lo sucedido y se preguntó si debía creer su historia. Pero había un detalle que no encajaba. No la habrían raptado si no se hubieran librado de Eugenia, y Peter era una de las pocas personas que podría haberles informado sobre su posición exacta.
Se sentó en el inodoro y empezó a llorar. Peter la había vendido. No había otra explicación. Se había visto obligado a dejar su trabajo en el Ejército y a trabajar como niñera de una heredera rica. Debía de ser muy humillante para él. Tanto como para querer vengarse de la mujer a quien acompañaba a todas partes, de una estúpida que al mismo tiempo era la víctima perfecta.
Sólo quería recuperar su confianza para que firmara esos documentos. Y cuando lo hiciera, la matarían. Pero lo más terrible de todo era que quería creer en él. Lo deseaba. Desesperadamente.
La noche anterior había sido increíble. No sólo por el sexo, sino porque había pasado varias horas con un hombre sin sufrir un ataque de pánico. Incluso había dormido. Y no había tenido pesadillas.
Había sido mucho mejor de lo que había imaginado, mejor que el mejor de sus sueños.
Recordó sus caricias y su cara. Le gustaba tanto, que el simple hecho de pensar en él bastaba para estremecerla. Y en el fondo de su corazón, sabía que sus palabras de aliento y sus cumplidos no eran falsos. Si todo fuera un montaje, no se habría interesado por los libros que leía ni por las películas que veía, ni habría mantenido mil y una conversaciones con ella. Así que sus reacciones eran reales. Sinceras.
¿Cómo saber cuál era la verdad?
Sacó un pañuelo de papel para limpiarse la nariz y se secó las lágrimas. Habría dado cualquier cosa por hablar con Cande. Ella lo habría sabido. Cande le diría la verdad con una simple mirada. Cande se preocupaba por ella. A diferencia de la doctora Bay.


Cande se sintió sorprendentemente tranquila mientras leía el último número de Vanity Fair. No se cansaba de ver a George Clooney en la portada. Nunca. Lo había visto tres veces en persona y le parecía el hombre más atractivo de la Tierra. Y sí, también conocía a Brad Pitt. Y habría salido con él si la hubieran obligado, pero prefería a George.
La puerta se abrió y Cande se levantó. La espera había resultado más larga de lo que esperaba, pero merecía la pena.
Una mujer muy bien vestida se aproximó a ella.
Su pelo, corto, era tan perfecto como su maquillaje. Era una típica vecina de Park Avenue.
—¿Doctora Bay? Soy Cande, una amiga de Lali.
Ella asintió.
—¿Se ha sabido algo de ella?
—No, nada.
—Oh, Dios mío...
—He venido para decirle una cosa.
—Si puedo ser de alguna ayuda...
—No, creo que ya ha ayudado tanto como podía.
—¿Cómo?
—Dígame, ¿qué clase de estúpida recomienda que organice su propio secuestro a una mujer traumatizada por la posibilidad de que la secuestren? De todas las necias, irresponsables y...
—Espere un momento. No sé quién es usted, pero mis sugerencias a Lali eran perfectamente legítimas y nada irresponsables.
—¿Es que está loca? La han raptado. De verdad. Y es posible que no regrese, en cuyo caso significará que la han asesinado. ¿Lo entiende bien? Su peor miedo y usted la ha obligado a revivirlo. Su única esperanza es que Peter está con ella.
—Siento lo que le ha pasado a Lali, pero no tengo responsabilidad alguna en lo sucedido. Es una coincidencia, una coincidencia trágica, pero no guarda la menor relación...
—No quiero oír nada más. Si sigue hablando, yo...
Cande no dijo más. Estaba tan enfadada, que se marchó pegando un portazo. Pero la doctora Bay, la mujer que no se sentía responsable, volvió tranquilamente a su despacho de muebles caros y flores frescas.
—Tienes suerte de que sea yo quien ha venido ha venido a verte. Si llega a ser Peter, estarías muerta —se dijo.


Se sentó en la cama y esperó. Pensó en su niñez, cuando su madre seguía con vida. En aquella época Charlie sólo era un niño como los demás, incapaz de hacer daño a nadie, pero de él ya se esperaba cierta responsabilidad. Cuando a Charlie le pasaba algo malo, su madre lo miraba con gesto de recriminación.
Todavía recordaba aquella mirada. Y por inútil que fuera su hermano, era responsable de su bienestar. Incluso ahora. Con Lali en el cuarto de baño. Con Lali enfrentada a él. Pero la idea de salir a hablar con Charlie le ponía enfermo.
No quería ni pensar lo que pasaría si llegaba un momento en que tuviera que elegir entre ella y su hermano.
Lali era su primera responsabilidad. Eso era un hecho y nada lo iba a cambiar. Pero no quería que hicieran daño a Charlie. No porque no se lo mereciera, sino porque le había hecho una promesa a su padre.
Charlie se había pasado de la raya. Si encontraba la forma de salvarlo, lo salvaría. Siempre y cuando no pusiera en peligro a Lali. Y si no la encontraba, ya se disculparía con su padre cuando se vieran en el infierno.
Había tomado una decisión, así que siguió esperando. Y preocupándose. Y soñando con imposibles.
No era propio de él. Nunca soñaba con imposibles; no lo había hecho en toda su vida. Pero en lo tocante a Lali, siempre habría una primera vez.



Ayer no pude subir mas, pero hoy si les traigo el maratón.Se vienen capítulos buenos+10

13 comentarios:

  1. Pobre lali, yo tambien estaria confundida

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  2. Yaaa quiero que puedan salir del barco!

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  3. Que hdp charlie, todo arruina

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  4. Ojala y Lali le crea a peter y que puedan escaparse ya de ahi, sube maas

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  5. Me encanto el capitulo!

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  6. ME ENCANTAA
    @22lulii

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  7. Odio a charlie ojala que pase muchos años en la cárcel si logran escapar
    @22lulii

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  8. Peter sabe muy bien cual es su prioridad

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  9. Me encanta más!!!
    Me encanta más!!!
    Me encanta más!!!
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