Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

viernes, 5 de abril de 2013

Capitulo 18


–¿Has perdido la cabeza?
Probablemente. Porque en lugar de escuchar a Agustin Sierra el lunes por la mañana, Peter miraba por la ventana, esperando ver a Lali llegando a la oficina...

–En Recursos Humanos lo van a pasar en grande con lo de ayer –siguió diciendo Agustin, sentado tras su escritorio–. Tendremos que hacer un seminario sobre acoso sexual en el trabajo o algo así. ¡Esto no es una película de James Bond! Cuando te dije que vigilases a las dos mujeres del departamento no me refería a que te acostases con ellas para conseguir información. Aunque supongo que es comprensible que te interese una chica tan guapa como la señorita Esposito…
–Lali y yo no nos acostamos juntos –lo interrumpió Peter–. Y te aseguro que cuando la besé no estaba pensando en encontrar a la persona que pasa información a la competencia.
Agustin enarcó una ceja.
–Todo el mundo sabe que estás haciendo un trabajo de seguridad. Si teme que sospechas de ella, tal vez esté seduciéndote deliberadamente…
–Lali no es la traidora.
–¿Entonces ya has encontrado una pista?
–No exactamente –respondió Peter–. Al principio pensé que podría ser ella porque tiene que hacerse cargo de sus sobrinos, pero me di cuenta de que esa teoría es un sinsentido. Su hermano murió recientemente y tú dices que el sabotaje ocurre desde hace meses.
–Estás dejándote llevar por sentimientos personales, Peter. Tienes que alejarte de Lali Esposito.
Peter, acostumbrado a ser su propio jefe, miró a su amigo con gesto de enfado.
–¿Hay alguna norma en la empresa que prohíba salir juntos a dos empleados?
–No, pero…
–Entonces no me digas con quién puedo salir.
–Vaya, demonios...
Después de la interrupción de Tanner, Lali se había apartado como si la quemara para distraer al niño con un montón de preguntas.
«¿Estás bien, cariño?». «¿Quieres ir al baño?». «¿Te apetece otro refresco?».
Había colocado a Tanner entre ellos durante el resto del partido y luego se había despedido a toda prisa antes de salir corriendo.
¿Porque lamentaba el beso o porque todo el mundo lo había visto?
–Lanzani, no me estás prestando atención.
–Sí, claro –murmuró Peter, sin dejar de mirar por la ventana.
–Groverton, la empresa de ingeniería que se declaró en bancarrota, ya ha anunciado que acepta ofertas, así que haremos una esta misma semana. Como parece que hasta ahora te ha resultado imposible encontrar al culpable… –siguió diciendo Agustion, en tono condescendiente– tal vez esto te dará la oportunidad de encontrarlo antes de que él o ella borre sus huellas.
–Podría funcionar si esa persona se atreve a tentar a la suerte haciéndolo de nuevo.
–No creo que vaya a parar ahora. Si se salen con la suya, los ladrones se sienten invencibles.
–Como no soy un ladrón, no lo sé. Pero si tú lo dices…
Agustin hizo una mueca.
–Bueno, hemos terminado por el momento.
Peter salió del despacho con notable entusiasmo y tuvo que hacer un esfuerzo para no ir directamente al de Lali. Lo único que lamentaba del beso era que todo el mundo lo hubiera visto. ¿Se mostraría incómoda cuando volvieran a verse?
En opinión de Peter, eran dos adultos que trabajaban juntos temporalmente en una empresa en la que no había ninguna norma en contra de que los empleados confraternizasen, de modo que no había ningún problema. Aunque entendía que Lali seguiría allí cuando él se fuera, y tal vez por eso pensaba de otra forma.
Tal vez sentía de otra forma.
No estaba en su despacho, pero la encontró en la cocina, tomando un café de espaldas a la puerta.
–Buenos días.
Ella dio un respingo al escuchar su voz.
–Buenos días, Peter.
Le gustaría abrazarla, pero no podía hacerlo.
–Quería hablar contigo…
Que Lali diese un paso atrás dejaba claro que no sentían lo mismo y Peter intentó disimular su decepción.
–Veo que no estás muy contenta por lo de ayer.
–Lo dirás de broma. Ayer fue un día fantástico –respondió Lali–. Tanner lo pasó en grande. Fue hablando de ello en el coche y ha seguido hablando durante el desayuno. Tú me ayudaste muchísimo… y ganamos el partido.
–Lali…
Ella dejó escapar un suspiro.
–Nunca he tenido una relación con un compañero de trabajo y, además, no tenemos la misma categoría profesional.
–¿Lamentas que te besara?


Aqui le dejamos, nos leemos mañana.

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