Riendo, Pepper le ofreció una galleta mientras se sentaba en el sofá.
–Pero he convencido a Agustin para que cumpla su promesa, así que tengo hasta el viernes –siguió Peter–. Y voy a descubrir quién está detrás de esto.
–Agradezco que acudas al rescate –dijo Lali–. Pero es un poco tarde para eso, ¿no te parece?
–Agustin tendrá que despedir al verdadero culpable y ya ha perdido a Pepper. Ahora le falta gente y no tendrá más remedio que readmitirte… incluso podrías pedir un aumento de sueldo. Demonios, exígele que patrocine el equipo de fútbol y pague los uniformes. Pero, aunque decidieras no seguir trabajando para Sierra, y lo comprendería, tenemos que limpiar tu nombre. No querrás que esto te persiga mientras haces entrevistas de trabajo.
Lali mordió la galleta, pensativa. En realidad, tenía razón, pero eso no hacía que estuviera menos enfadada con él.
–Así que la primera pregunta –siguió Peter– es si le has dado tu contraseña a alguien del departamento.
–Pues claro que no –respondió ella.
–¿Ni siquiera en un caso de emergencia? Tal vez había que hacer algo inmediatamente y tenían problemas para entrar en el sistema…
–No digas tonterías, ningún programador serio haría eso. Y antes de que preguntes: la contraseña no está escrita en ninguna parte, solo la conozco yo.
Claro que si alguien hubiera estado mirando por encima de su hombro podría…
–Jenner –murmuró Lali.
–¿Robert Jenner?
–Solo es una idea, no es una prueba de que sea el culpable. Pero antes de que tú llegases, estaba siempre detrás de mí, consolándome por la muerte de mi hermano –admitió Lali–. Solía pasar por mi mesa y me preguntaba por los niños, me llevaba pañuelos de papel, me abrazaba. Recuerdo que una vez se sentó en la esquina de mi escritorio… era el cumpleaños de Stefano y yo estaba destrozada. Tuve que escribir la contraseña dos veces porque tenía los ojos llenos de lágrimas y recuerdo que Jenner puso una mano sobre mi hombro.
–Acababa de comprarse el deportivo rojo –observó Pepper.
–Por no hablar de la factura que le estará pasando su abogado. Seguramente, tendrá que pasarle una pensión a su mujer y aún le queda dinero para invitar a cenar a todas las rubias que encuentra en su camino.
Peter apretó los labios, indignado. No le gustaba nada que Robert Jenner hubiese intentado aprovecharse de Lali.
–Voy a ponerme a investigar ahora mismo –murmuró–. Lali, no puedo decirte cuánto lo…
–Envíame un e-mail para contarme cómo acaba todo –lo interrumpió ella–. Te agradezco que me defiendas y espero que descubras al responsable, sea Jenner o no, pero no pienso volver a dirigirte la palabra.
Peter tragó saliva.
–Estás enfadada y tienes todo el derecho a estarlo, pero sé que no lo dices de corazón.
Lali se levantó de un salto.
–¿Cómo que no? Yo…
–Esperaré fuera –intervino Pepper, levantándose del sofá.
Ninguno de los dos dijo nada durante unos segundos, hasta que la puerta se cerró.
–Dijiste que me querías –le recordó Peter, en un doloroso gesto de optimismo.
¿No se daba cuenta de que era un error recordarle eso precisamente en aquel momento? Al fin y al cabo, él no había dicho que la quisiera.
–La primera vez que me invitaste a comer, el día que nos encontramos con Brooke en el restaurante, ¿por qué me pediste que fuera contigo?
–Quería… conocerte mejor –respondió él.
–¿Querías conocerme mejor o Agustin te había pedido que investigaras a los empleados?
Peter apartó la mirada.
–Las dos cosas –respondió–. Pero quería tacharte de la lista lo antes posible.
–¿Por qué?
–Agustin quería que os vigilase especialmente a Pepper y a ti porque ganabais menos que los hombres del departamento.
Lali miró al hombre en el que había creído poder confiar. Hasta ese momento no se había dado cuenta de hasta qué punto se había apoyado en él. Era como si a una persona inválida le quitasen una muleta.
–Vete de aquí –le ordenó, en voz baja–. Te dije que no tenía tiempo para una relación y eso es más verdad que nunca en este momento. Tengo que criar a dos niños y, además, tengo que encontrar trabajo lo antes posible.
–Pero Agustin podría estar dispuesto a readmitirte.
Lali negó con la cabeza, haciendo lo posible para no llorar.
–Da igual lo que Agustin quiera. Merezco empezar de nuevo en otro sitio. En un sitio mejor.
Es todo lo de hoy, a la novela no le queda mucho, vere cuanto. Tengo que buscar novelas para subirles, o quieren una en especial? Puedo subir alguna de las novelas que les habia dado a escojer y bueno, no ganaron, ustedes me dicen.
¡Me encantó!
ResponderEliminarEspero el próximo:3
Un beso.
@LittleKitKat_
Una pregunta...
ResponderEliminar¿cómo haces los encabezados?