Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

lunes, 8 de abril de 2013

Capitulo 30



Después de dejar a su madre en casa, Peter no sabía qué hacer. Lo que quería era llamar a Lali, pero sabía que estaría en el entrenamiento con Tanner.
Por un momento, pensó llamar a Jake, pero tenía que ordenar sus pensamientos antes de volver a hablar con su amigo.
Lo mejor sería ponerse a trabajar, decidió.

La gente de la empresa sabía que estaba estudiando la seguridad del sistema, pero no sabían que estuviera vigilándolos a ellos, y después de las horas de oficina era el mejor momento para hacer cosas que no quería explicar a nadie.
Con un poco de suerte, encontraría a la persona que estaba pasando información y podría dejar el trabajo. Echaría de menos ver a Lali todos los días, pero Agustin Sierra empezaba a resultarle insoportable. Además, sospechaba que ella se sentiría más cómoda cuando no trabajasen juntos.
El garaje estaba casi vacío cuando llegó, después de las siete, aunque vio a Robert Jenner en su nuevo deportivo rojo, besándose con una rubia de otro departamento.
Peter se dirigió al ascensor a toda prisa para no presenciar lo que parecía un típico revolcón.
Dentro del edificio, las oficinas estaban extrañamente silenciosas. Solo había algunas luces encendidas para el personal de limpieza, que llegaría más tarde, pero sin la distracción de los teléfonos, el ruido de los equipos electrónicos o Agustin Sierra interrumpiendo, pudo concentrarse en el trabajo.
Una hora después fruncía el ceño, sorprendido. Alguien había borrado una comunicación que no quería que viese nadie… y se había hecho desde el ordenador de Lali.
Se apartó del escritorio, como para poner distancia entre la evidencia y él. No, no podía ser verdad. Sabía sin la menor duda que Lali no era la persona que estaba traicionando a Agustin. Seguramente, ella tendría una explicación para haberlo borrado y se lo contaría cuando le preguntase.
O tal vez alguien le estaba tendiendo una trampa, pensó entonces.
¿Alguien se habría asustado porque temía que él estuviera acercándose? ¿O habría utilizado la idea que la propia Lali mencionó en la primera reunión: hacer que las sospechas recayeran sobre otra persona?
Más que nunca, desearía contarle a Lali lo que estaba haciendo allí, pero Agustin le había pedido confidencialidad.
Agustin quería encontrar al culpable cuanto antes para despedirlo, como un ejemplo para los demás empleados, y Peter quería hacerlo por orgullo profesional, pero sus motivos en aquel momento eran más profundos. Alguien estaba poniendo en peligro el puesto de trabajo de Lali.
Pero él no iba a dejar que eso pasara.


–¿Ocurre algo? –era la tercera vez que lo preguntaba desde que se sentaron en la pizzería, al día siguiente, para comer. Y, por tercera vez, Peter negó que le pasara nada.
–Estoy bien, preocupado por cosas del trabajo, nada más.
–¿Seguro?
–Estoy hambriento –murmuró, sin mirarla–. ¿Dónde está la pizza?
Era desconcertante no creer a alguien en quien confiaba por completo, pensó Lali.
Seguramente sería una cosa de hombres, se dijo. A los hombres no les gustaba hablar de sentimientos, y tendría que aceptar que, fuera lo que fuera, se lo contaría cuando quisiera hacerlo.
De modo que cambió de tema, buscando algo que no lo hiciera sentir como si estuviera interrogándolo.
–¿Qué tal está tu madre?
La expresión de Peter se animó de inmediato.
–Muy bien. Deseando conocerte, por cierto –respondió–. Cuando tú quieras, naturalmente –añadió, como si temiera que fuera a negarse.
Lali sonrió.
–Nos veremos pronto, seguro.
La camarera llegó con la pizza y Peter sirvió las porciones, pero luego se quedó mirando la suya, sin tocarla, a pesar de haber dicho que tenía hambre.
–Lali, tengo que hacerte una pregunta rápida –dijo, después de aclararse la garganta–. He encontrado una anomalía en el sistema. ¿Tú has borrado algo últimamente?
–No –respondió Addie–. Bueno, sí, he borrado unos chistes verdes que me habían enviado por correo.
–Sé que has estado muy ocupada con los niños en los últimos meses, pero antes de eso, ¿solías salir con la gente del departamento?
–¿Salir?
–A tomar copas, al karaoke los viernes o algo así.
Lali imaginó a Robert Jenner o Parnelli imitando a Michael Jackson y puso cara de susto.
–No, nunca.
–¿Los conoces bien?
–La verdad es que no –respondió, sorprendida por la dirección que estaba tomando la conversación.
–¿Sabes si alguno de ellos juega a las cartas?
–¿Estás buscando compañeros para jugar al póquer? Peter, no te ofendas, pero te portas de una manera muy rara. ¿Es por esa anomalía?
–Lo siento mucho –se disculpó él–. La verdad es que estoy dándole vueltas a algo… en fin, no importa.
–¿Seguro?


No pensaba subirles pero bueno, aca esta otro capitulo. Nos leemos mañana

6 comentarios:

  1. jajaja yo pense q tampoco subias mas
    nos leemos mañana
    y gracias por este ultimo cap
    beso @ari_stafe

    ResponderEliminar
  2. Me encanta!!! Quien quiere culpar a Lali???

    @laliteronfire

    ResponderEliminar
  3. Dame un poco de tiempo para ponerme al dia y tienes nueva lectora, solo leyendo este capitulo ya me gusta la nove

    ResponderEliminar
  4. Maaasssss novvveeeeeee!!!!

    ResponderEliminar
  5. Las dudas ya lo estan poniendo nervioso

    ResponderEliminar

Comenta