Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

sábado, 6 de abril de 2013

Capitulo 19


El brillo de sus ojos fue la respuesta que Peter necesitaba. Le había gustado el beso y al menos una parte de ella quería repetirlo.
«Atrévete», le decía una vocecita.

Peter parpadeó. No iba a seducirla en la oficina. ¿Desde cuándo tenía ese tipo de pensamientos?
–Lo último que quiero es que te sientas incómoda conmigo.
–No tienes que disculparte –dijo ella, con una sonrisa tímida–. Al fin y al cabo, te devolví el beso.
–No lo he olvidado, te lo aseguro. He pensado en ello toda la noche –admitió Peter.
Lali se ruborizó, pero no apartó la mirada.
–Yo también.
–¿Debo recordarte que solo trabajaremos juntos durante unos meses?
–Soy la tutora de Tanner y Nicole –le recordó ella.
–Y a mí me gustan los niños. No soy de los que salen corriendo al saber que una mujer tiene hijos.
–Tanner está loco por ti y… bueno, el pobre lo ha pasado muy mal. Aunque nunca se llevó bien con Benjamin, yo salía con él desde que Tanner estaba en preescolar y solía acudir a todos los cumpleaños. No eran amigos, pero sí una constante en su vida… Tanner ha perdido a sus padres, a sus amigos, su colegio –Lali suspiró–. No sé si debo dejar que se encariñe contigo. Si saliéramos juntos y rompiéramos después, Tanner habría vuelto a perder a alguien.
Peter aceptaba que las cosas podrían salir mal entre ellos, pero le parecía un poco absurdo temer que le hiciese daño al niño cuando ni siquiera eran una pareja.
Pero tal vez después de conocerse mejor, una relación seria sería más plausible. Peter no había tenido éxito profesional rindiéndose a la primera y lo único que necesitaba era tiempo.
De modo que esbozó una sonrisa ganadora.
–¿Qué vas a hacer este fin de semana?
–¡Peter!
–No te lo pido por razones egoístas –dijo, llevándose una mano al corazón–. Bueno, no solo por razones egoístas. ¿No te gustaría que Tanner dejase de tener pesadillas?


Según el tablón de anuncios, Lali era la entrenadora de los niños de segundo: seis niños y dos niñas que formaban el equipo de las Tortugas Marinas. Por el momento, organizar el primer entrenamiento había sido como intentar reunir a un grupo de gatos. Siete gatos hiperactivos y un gatito llorón que no soltaba la falda de su madre.
En el cochecito, Nicole observaba con interés, como una ayudante parca en palabras.
Y Lali deseaba que los demás siguieran el ejemplo de su sobrina.
–Esto es ridículo –se quejó uno de los padres–. Los otros equipos se llaman los Meteoros, los Caimanes, los Tiburones… ¿y nosotros somos las Tortugas Marinas? ¿Qué clase de mascota es esa? ¿Cómo vamos a ganar a los Tiburones?
–¿Se da cuenta de que ambos equipos están formados por niños de seis años y no auténticos tiburones? –replicó Lali, suavizando la réplica con una sonrisa–. Bueno, vamos a ver –dijo luego, intentando dar una imagen de autoridad para que nadie, ni siquiera los padres, pudiera poner en duda sus dotes de mando.
Sobre todo, el niño que no dejaba de llorar. Su madre intentaba que soltase su falda, diciéndole al oído:
–Lo vas a pasar muy bien, Sammy.
En aquella liguilla no había necesidad de portero. Lali solo debía poner a dos niños como delanteros y dos en defensa, intercambiándolos regularmente para que cada uno estuviera el mismo tiempo en el campo.
Había pensado dejar que corriesen, driblasen y dieran patadas al balón, pero tal vez estaba siendo demasiado ambiciosa. Por el momento, se conformaba con tener a los ocho en un sitio, sin llorar.
–¡Todo el equipo al centro del campo! –la orden sonaba rara y boba, pero le había parecido que eso era lo que diría un entrenador.
Tanner parecía aprobarlo porque fue el primero en colocarse en el centro del campo. Todos los demás lo siguieron, salvo Sammy, el llorón, y dos que estaban empujándose porque uno de ellos, el niño, había dicho que las chicas no sabían jugar al fútbol.
–A ver, por favor –medió Lali–, tú eres Bridget, ¿verdad?
La niña asintió con la cabeza.
–Encantada de conocerte. Soy la entrenadora, Lali, y estos son tus compañeros de equipo. Incluyendo a este niño…
–Caleb –dijo él, desafiante.
–Tenemos que trabajar unidos y no pelearnos.
–Pero dice que las niñas no saben jugar al fútbol –protestó Bridget.
Lali se puso en cuclillas para estar a la altura del niño.
–Yo soy una chica, Caleb. ¿Crees que podrías ganarme en un partido?
El niño lo pensó un momento, pero después negó con la cabeza.
Afortunadamente. Porque había una ligera posibilidad de que aquel niño pudiese ganar, y estaría metida en un buen lío.
–Entonces estamos de acuerdo en que las chicas pueden jugar al fútbol. Vamos, todos al centro del campo.
Pidió que levantasen la mano los que hubieran jugado alguna vez y luego dijo que iban a aprender algunas técnicas básicas.
La otra niña, la que no era Bridget, levantó una mano.
–¿Es una prueba? El año pasado hicimos una prueba, así que no hace falta. Yo soy buena.
–De todas formas… –Lali miró su lista– Mandy, vamos a hacerla.
Durante la segunda parte del entrenamiento, mantuvo un ojo en el reloj porque Eugenia iba a buscarla. Habían pensado cenar juntas en algún restaurante cercano y, cuando llegó, a Lali le daba igual adónde fueran.
–A algún sitio donde pueda tomar una copa de vino.
Eugenia sonrió mientras la ayudaba a guardar los balones de fútbol en una bolsa, que metieron en el capó del coche.
–¿Un primer entrenamiento difícil, entrenadora?
–¡La tía Lali es muy buena! –exclamó Tanner–. Vamos a ganar todos los partidos.
Lali pensó en su equipo y torció el gesto.


+10

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13 comentarios:

  1. hace un monton no comentaba, sube otro:)

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  2. jajaja pobre lalii! mas novee!

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  3. si que peter insista muchoo asi lali acepta! maas :)

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  4. maaaaaaaaaaaaaaaaas!!

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  5. otrooooooooooooooooooooooooooooooooo!!

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  6. jajaja me encanto el capitulo, maas!

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  7. Peter va lanzado a probar k pueden tener una relacion.Lali se lo piensa x los niños para k no sufran d nuevo ,pero k lo desea,lo desea

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  8. Parece k salio victoriosa d su primer entrenamiento.

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