–¿Prometes portarte bien? –le preguntó Lali cuando llegaron al garaje de la oficina.
Tanner asintió con la cabeza, pensativo.
–Tía Lali, ¿a los niños los pueden echar de otros sitios, aparte del colegio?
–¿A qué sitios te refieres?
–Si Nicole y yo hacemos algo malo en tu casa… –la voz de Tanner sonaba tan temblorosa que a Lali se le rompió el corazón.
–No, no. Yo nunca te echaré de mi casa, cariño. Ni siquiera durante un segundo. Me temo que vas a tener que quedarte conmigo.
El niño la miró a los ojos y Lali casi deseó que no lo hubiera hecho.
–A menos que te mueras.
¿Qué podía decirle? ¿Iba a contarle que era inmortal?
Lo abrazó.
–Te quiero mucho, Tanner. ¿Quieres saber lo que he hecho hoy? Te he apuntado en el equipo de fútbol del barrio.
–¿Fútbol? –exclamó el niño.
–Te gusta, ¿verdad?
«Aleluya».
–Sí.
–Y yo voy a ser la entrenadora. ¿Qué te parece?
–¿Sabes jugar al fútbol, tía Lali?
–Sí, claro –respondió. No era cierto del todo, pero tal vez se le daría bien. No había jugado nunca, pero no podía ser tan difícil–. Pero como hace tiempo que no juego, tal vez deberías darme algunos consejos.
Los ojos castaños de Tanner brillaron, alegres.
–¡Claro!
Pasara lo que pasara aquel día, incluyendo la posibilidad de que su jefe la despidiera, al menos sabía que había hecho algo bien. Llamar al equipo de fútbol del barrio había sido una idea genial.
Claro que no podría pagar la cuota si perdía el trabajo.
–Vamos, Tanner, la tía Lali tiene que ponerse a trabajar para pagar los pañales de Nicole.
El niño arrugó la nariz.
–Usa muchos pañales.
–Desde luego que sí –asintió. Pero el número de pañales que Nicole necesitaba no era nada comparado con lo que la esperaba: enseñarle a ir al baño, a caminar, a hablar.
Respirando profundamente, se recordó que aún faltaba mucho para eso y decidió no pensar en ello. Ya había tenido suficiente por un día.
En el ascensor, miró en la mochila de Tanner para ver si tenía algo con lo que entretenerse. Llevaba un cuento, un plumier con lápices y un cuaderno de dibujo.
–Por aquí –murmuró.
El niño la miró, inclinando a un lado la cabeza.
–¿Por qué hablas tan bajito?
–No lo sé. Ven, voy a presentarte a mi amiga Candela. Es muy simpática y, si eres amable con ella, seguro que te dará un caramelo.
El bote de caramelos que Cande tenía en su escritorio era legendario. Nada de productos baratos, sino de la mejor calidad, e incluso chocolatinas. Todo el mundo encontraba excusas para charlar con ella, especialmente a última hora, cuando necesitaban una descarga de azúcar para aguantar hasta las cinco.
Cande enarcó una ceja cuando Lali asomó la cabeza en su despacho.
–¿Dónde te habías metido? Han preguntado por ti.
Lali suspiró.
–Ha habido una pequeña emergencia en el colegio de Tanner –le dijo, empujando suavemente al niño–. Mi sobrino va a estar aquí unas horas.
Las cejas de Cande desaparecieron en la raíz de su pelo, pero esbozó una sonrisa.
–Me alegro de conocerte, Tanner. Soy Candela Vetrano, pero puedes llamarme Cande. Por casualidad, ¿no te gustará el chocolate?
Los ojos del niño se iluminaron, pero cuando iba a dar un paso adelante se detuvo.
–Me gusta mucho el chocolate, pero estoy castigado. Seguramente no me lo merezco.
–¿Juras que nunca volverás a empujar a nadie por decir que no tienes papá y mamá? –le preguntó Lali, intentando no pensar que un niño que se metía con otro porque no tenía padres merecía un empujón.
–Te lo juro, tía Lali.
–Entonces, puedes tomar una chocolatina.
–¿Y tú, tía Lali? –preguntó Cande–. Creo que también a ti te vendría bien una.
–Desde luego que sí.
Lamiéndose el chocolate de los dedos unos segundos después, Lali se sentía lo bastante reconfortada como para enfrentarse con Peter Lanzani y darle explicaciones sobre su repentina ausencia.
Pero sentirse reconfortada no evitó que diera un respingo cuando él entró en el despacho de Cande.
–Ah, vaya, iba a buscarlo.
–Qué coincidencia –dijo él–. Es una suerte que el director de marketing me haya pedido que viniera a hablar con la señorita Vetrano. ¿Y a quién tenemos aquí? –preguntó luego, al ver a Tanner.
Ayer me fui a una cena, por eso ya no le segui con el maraton, pero hoy les traigo mas+10
maas novee!!
ResponderEliminarseguro que peter es muy tierno con los niñooos maaas!!
ResponderEliminarotrooooooooooooo!
ResponderEliminarsii maratoooonn :)
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaas!
ResponderEliminarmas tierno tanner, pobrecito! maas nove :)
ResponderEliminarotro porfiii! :)
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeee!!!
ResponderEliminarpobre lali, ojala peter ayude.. muy lindo tanner! maas :)
ResponderEliminarMAAAS NOVEE
ResponderEliminar@22lulii
otrooo porfa, ya hay 11!
ResponderEliminarlali y peter juntos van a poder con todo !! se van a convertir en los padres de tanner y nicole???
ResponderEliminarsubi massssssssssssssssssss
ResponderEliminarEse tono d Peter con Tanner me encanta
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