Lali hizo una mueca al mirarse al espejo. «Vanidad, tienes nombre de mujer».
A pesar de haber dicho cien veces que Peter y ella solo podían ser amigos, se encontró deseando ser más sexy.
Peter salía con preciosas modelos o chicas de la alta sociedad que llevaban vestidos de diseño. Comparada con ellas, probablemente no resultaba muy atractiva con su bañador de cuadros rosas y blancos y su pantalón vaquero corto.
Casi desearía haberse puesto un biquini. No tenía busto suficiente como para llenar la parte de arriba y nunca había tenido el estómago plano de una modelo, ni siquiera a los dieciocho años, pero tenía los brazos bien formados, y…
«Deja de pensar tonterías. No tienes por qué parecer una modelo».
Suspirando, se sujetó el pelo en una coleta.
–Peter llegará enseguida y han pasado dos horas desde el desayuno. ¿Quieres comer algo, Tanner?
–No, gracias –el niño apartó los ojos de la televisión–. Me duele el estómago.
Nervios, sin duda. Sin embargo, no le había pedido que cancelasen los planes. Estaba orgullosa de él.
Se parecía tanto a su padre, pensó. Tuvo un déjà vu al recordar cuántos sábados se había sentado con Stefano para ver dibujos en televisión, riendo, bromeando…
–¿Te he contado alguna vez que tu padre me convenció para que me pintase la cara de azul?
Tanner abrió mucho los ojos.
–¿En serio?
–Solíamos ver unos dibujos sobre unas criaturas azules, los Pitufos, y tu padre me dijo que eran reales, pero que solo podías verlos si eras azul como ellos.
–¿Y te lo creíste? –exclamó el niño.
–Es que era muy pequeña y él no era mucho mayor que tú. A la abuela no le hizo ninguna gracia, pero me pinté la cara con ceras azules.
Tanner soltó una carcajada.
–Te lo estás inventando.
–No, en serio. Lo hice –Lali lo abrazó, alegrándose de haber recordado aquello.
Hasta el momento, rara vez había mencionado a Stefano y a Diane porque no quería disgustarlo, pero tal vez era un error.
–Peter es una buena persona. Si él dice que vamos a pasarlo bien, es que vamos a pasarlo bien. Yo lo creo, ¿y tú?
Tanner lo pensó un momento y después asintió con la cabeza.
–Yo también.
–Bueno, voy a terminar de guardar las cosas en la bolsa –Lali se levantó mirando a Nicole, que movía alegremente las piernecitas en el moisés–. Tanner, prométeme que nunca convencerás a tu hermana para que se pinte la cara de azul.
–Te lo prometo –la voz del niño la siguió hasta la cocina–. ¿Y de rojo?
Riendo, Lali hizo inventario de todo lo que debía guardar en la bolsa. Estaba metiendo unas botellas de agua mineral cuando sonó el timbre.
–¡Yo voy! –gritó Tanner.
–¿Qué es lo primero que debes hacer?
–Mirar por la mirilla –respondió, dejando escapar un suspiro.
Desde que los niños se mudaron al apartamento, Lali había dejado un taburete al lado de la puerta para que Tanner pudiese comprobar quién era antes de abrir. Aunque estaban esperando a Peter era mejor ser precavidos.
–¡Es él!
Lali escuchó el ruido metálico del cerrojo, seguido de la voz de Peter… una voz que aceleró su corazón.
–Hola, pequeñajo. Me gusta tu bañador –los dos varones hablaron un momento sobre sus superhéroes favoritos–. ¿Dónde está tu tía?
–En la cocina.
Lali oyó pasos y se volvió, con una sonrisa en los labios.
Su apartamento no era espacioso y Peter hacía que la cocina pareciese más pequeña que nunca. Aunque no era molesto, al contrario, pero sí más íntimo de lo que debería.
–Iba a ponerme un biquini, pero están todos en la tintorería –bromeó.
Peter la miró de arriba abajo con un brillo en los ojos que elevó su temperatura varios grados.
–No estoy decepcionado.
Recordando su angustia anterior por no ser lo bastante sexy, Lali se encontró pensando que casi era un alivio. Si seguía mirándola de ese modo…
–Eres un regalo para la vanidad de una mujer –le dijo, con voz ronca.
–Gracias. ¿Necesitas ayuda o ya estás lista?
–Solo tengo que cambiarle el pañal a Nicole. A menos que quieras hacerlo tú…
–Sí, claro. ¿Por qué no?
–¿En serio?
Diantres, era el hombre perfecto.
–La verdad es que nunca lo he hecho, pero no creo que sea tan difícil.
–¿Ah, no? –Lali enarcó una ceja–. El cambiador está en el salón y Tanner puede decirte dónde está todo. Yo iré en un segundo.
–De acuerdo –asintió él–. ¡Tanner, me han enviado en una misión y te necesito!
+10
Me encanta esta nove solo me preocupa una cosa... nadie puede ser tan perfecto
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminar!!
ResponderEliminaramo la nove
ResponderEliminarpeter es lo mas
ResponderEliminary el niño es adorable
ResponderEliminarpeter ♥
ResponderEliminarme encantaaaaaaa
ResponderEliminarotro otro
ResponderEliminarsubele masssssssssssssss
ResponderEliminarmas mas mas
ResponderEliminarJPL♥
ResponderEliminarME ENCANTA♥ Peter es tan mas lindo y tierno con Tanner
ResponderEliminarSUBI MAAAAAAS!
Y te aviso que ya subi el Cap 2! De mi nove por si te quieres pasar. http://amorporcasiangeless.blogspot.mx/
k hombre! .Adorable se queda corto.
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