Ella lo miró desde el otro lado de la habitación. Peter Lanzani se giró y observó a la bella rubia de vestido azul ajustado, que sonrió de forma seductora, en una invitación a que se acercara.
La mirada de Peter descendió desde su cara hasta su cuerpo esbelto y moreno. El vestido, de escote bajo, dejaba desnudos sus brazos y sus hombros. Sus piernas sólo eran visibles por debajo de la rodilla, pero se adivinaban unos muslos igualmente atractivos. Desde el momento en que ella había llegado a la fiesta, los dos se habían estado mirando, midiendo. Se gustaban.
Peter nunca había sido tímido con el sexo contrario, pero la mujer llevaba un enorme anillo de diamantes e iba del brazo de un hombre de cierta edad. Era obvio que sólo quería darse un revolcón con alguien bastante más joven que su esposo.
Sin embargo, Peter mantenía una política estricta con lo de no mezclar los negocios con el placer, por muy arrebatador que fuera dicho placer. Estaba en Newpoit para hacer un trabajo, para encargarse de la seguridad de la mansión de Edward y Eva Winslow en la fiesta que daban todos los años en el jardín. Y hacer el amor con una de las invitadas en alguna habitación de la casa no se habría visto, precisamente, como un comportamiento profesional.
En ese momento sonó el teléfono móvil que llevaba en el bolsillo del pantalón. Lo sacó y dejó de mirar a la mujer.
—¿Dígame? —murmuró.
Peter dejó el jardín y entró en la casa.
—Hola, Peter, soy Sally Hughes, del departamento de policía de Bonnett Harbor. Tu hermano me ha pedido que te llame.
—¿Va todo bien?
Peter se preocupó. Gaston, su hermano mayor, era el jefe de policía de Bonnett Harbor, una localidad pequeña situada en la bahía de Narragansett, justo frente a Newpoit.
—Sí, por supuesto. Te llamo por lo de Edén Ross. La han visto en el motel Sandpiper. Al parecer, denunció el robo de un coche para poder huir de los periodistas. Hemos enviado a Delaney y a Wilson y se están encargando de la prensa. Si quieres hablar con ellos, les diré que se pasen por la comisaría.
—¿Y dónde está Edén Ross ahora?
—Se marchó con un tipo antes de que llegaran nuestros agentes.
—¿Puedes pasarme con Gas?
—No puede hablar contigo. Está con dos agentes del FBI, hablando sobre un caso de falsificación de obras de arte.
Peter maldijo para sus adentros. El día anterior había estado con Gas y con un experto en obras de arte en su despacho de Providence. Su hermano se había mezclado de algún modo con Héctor Arantes, un conocido falsificador, y con su hija, Marisol Arantes. Si el asunto era tan grave como para merecer la atención de FBI, era obvio que no podía ayudarlo a él con el caso de Edén Ross.
—Llama a tus chicos y diles que me esperen en el Sandpiper. Estaré en diez minutos.
Colgó el teléfono y se giró para dirigirse a la salida, pero alguien le puso una mano en el brazo.
—No te marchas, ¿verdad?
La rubia lo adelantó lentamente y se situó entre la puerta y Peter. Después, lo rozó sensualmente con sus caderas.
—Negocios.
—Hay cosas más importantes que los negocios —afirmó mientras le acariciaba un brazo.
Peter rió. Si la hubiera deseado, podría haberla tenido en aquel mismo instante, en las narices de su esposo. Podían buscar una habitación vacía, cerrar la puerta y pasar diez o quince minutos de diversión. O quedar para encontrarse más tarde, en algún hotel discreto de la bahía.
En otros tiempos, habría dado la bienvenida a un regalo de sexo sin ataduras. Pero su vida había cambiado. Y aquella noche, además, no podía ser.
—Me gustaría quedarme, pero no puedo. En primer lugar, estoy siguiendo a una chica que huyó de Nueva Inglaterra, y si no la encuentro, perderé mucho dinero —explicó Peter—. En segundo lugar, he prometido a mis hermanos que no me acostaré con nadie durante tres meses. Y en tercer lugar, tu marido nos está mirando ahora mismo y no me gustaría tener que darle un buen puñetazo cuando quisiera defender su honor. Te recomiendo al camarero que está sirviendo champagne en la piscina. Estoy seguro de que sabrá satisfacerte.
La mujer gimió, asombrada, y Peter salió de la mansión. Había rechazado a una mujer extremadamente bella, pero había cosas más importantes. A fin de cuentas, la idea de tres meses de celibato no había sido de Gaston ni de Nico, sino suya.
De momento, ya había sobrevivido durante tres semanas. La primera había resultado fácil porque había estado muy ocupado con un cliente de Boston. La segunda la había dedicado a investigar para un cliente de Nueva York. Y la tercera, a seguir a Edén Ross. El celibato era pan comido cuando se tenía tanto trabajo, que no se podía pensar en el sexo.
Peter habló, unos minutos con los tres empleados que lo ayudaban en la seguridad de la mansión y, acto seguido, esperó a que le llevaran el coche. Dio una propina al aparcacoches, subió a su BMW y se marchó.
Había estado a punto de encontrar a Edén Ross, pero una vez más se le había escapado delante de las narices. Sin embargo, ahora sabía que estaba cerca y albergaba la esperanza de que volviera a casa por iniciativa propia. Perseguir a famosas no era su especialidad. Además, la famosa en cuestión se había complicado la vida sin ayuda de nadie al grabar una cinta de vídeo, con escenas de sexo, que alguien había subido después a Internet.
Trevor Ross era su cliente más importante y él estaba haciendo un esfuerzo especial. Pero sabía que Ross no se alegraría precisamente cuando supiera que Edén se le había escapado cuando ya la tenía a su alcance.
Encendió la radio y escuchó, distraído, mientras tomaba la rampa del puente de Newport.
—Cadena de Emisoras Ross. Es sábado noche y están escuchando Simplemente sexo, con la doctora Lillian Devine.
Peter frunció el ceño e introdujo un CD en el equipo del coche, pero el tono de voz de la presentadora, muy sensual, hizo que siguiera escuchando el programa.
—Estamos hablando con Cari, de Los Ángeles, California. Cari ha preguntado cómo puede animar su vida sexual. Mi consejo, Cari, es que dediques más tiempo a las necesidades de tu esposa. La mejor forma de aumentar su deseo es conseguir que se sienta única. Invierte en sus orgasmos. Asegúrate de que sean tan buenos como puedan ser. Olvídate de tu propio deseo hasta que se sienta satisfecha.
Peter estaba cautivado por aquella voz. Hablaba de un modo tan suave y seductor, que se estremeció y gimió. No necesitaba escuchar algo así, sobre todo si tenía en cuenta que se había comprometido a no acostarse con nadie en tres meses.
Pero siguió escuchando mientras la doctora Devine hablaba de la fisiología del orgasmo femenino, de las ventajas del sexo oral, de la utilización de complementos y de las cinco principales fantasías sexuales de las mujeres. Cuando llegó al motel Sandpiper, estaba extrañamente excitado. Maldijo en voz alta, apagó la radio y salió del coche.
—No deberían permitir que una mujer con esa voz hable de sexo —murmuró mientras caminaba hacia el coche de policía—. Nadie presta atención a lo que dice. Es mejor que una línea erótica…
Además, se dijo que no sabía nada de la doctora Lillian Devine y que podía ser un carcamal de cincuenta años. La idea tuvo el efecto que habría tenido un cubo de agua helada entre sus piernas.
Pero si era bella e inteligente, entonces podía ser una de sus cinco fantasías principales. Ni siquiera tenía que ser impresionante. Bastaba con que fuera guapa, o simplemente atractiva. Aunque la combinación más atrayente para él era la de una mujer inteligente y sexy al mismo tiempo, algo de lo que no había disfrutado en muchos meses. Y si además era atrevida y capaz de hacer comentarios directos y desenfadados en materia de sexo, mejor que mejor. Desgraciadamente, aún faltaban nueve semanas para que se cumpliera el plazo de tres meses de celibato.
Delaney y Wilson, los dos agentes del departamento de policía de Bonnett Harbor, estaban junto al coche patrulla. Peter se acercó y Delaney lo saludó.
—Sally nos ha dicho que quieres hablar con esos tipos.
Y bueno, aclaro dudas. En el prologo Peter tenia trece años, pero solo en el prologo, ahora ya es todo un hombre. No fueron ni 10 comentarios, solo comentan cuando les conviene, pero igual les dejo capitulo. Tratare de hacer maraton mañana. Bueno, es todo por mi parte. Nos leemos mañana.
va a aparecer lali? ajjajja no entiendo muchooo
ResponderEliminary porque la rubia del prologo? era la misma rubia?
ResponderEliminarmaaaaaaaas me gustaaaa
ResponderEliminarMuy bueno!
ResponderEliminarNo tengo ni idea pero bueno me aventuro.La doctora sera Lali con un seudonimo.jajaja si acierto sera un milagro .
ResponderEliminarAaayyy! Me E N C A N T A !!! :3
ResponderEliminarMas noveeee!!
Besooos, @susonrisa_pl :3
Hola! recien me incorporo a leer tu nove...
ResponderEliminarPido Maaaaaaaaaaas!!!
Besos♥
MAS NOVE
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