—Siete en total…
—Claro, somos irlandeses y católicos. Y además, los mayores están casados y tienen hijos, así que seremos muchísima gente…
—Genial.
La casa de los Lanzani estaba en un barrio muy tranquilo de Bonnett Harbor. El jardín estaba lleno de niños, que salieron disparados hacia el coche y se abalanzaron sobre ellos en cuanto reconocieron a su tío Peter.
Por fin, consiguieron librarse de los pequeños y entraron en la cocina, donde estaban los padres de Peter.
—Mamá, papá…
—Pasad, por favor —dijo su madre—. Y probad esta salsa. Tu padre dice que no está suficientemente dulce.
—Yo no he dicho eso —protestó Paddy, su marido—. He dicho que tú no eres suficientemente dulce.
Emma rió y se giró hacia Peter.
—Me alegra que hayas traído a Lali.
—¿Gaston y Nico están aquí? —preguntó Peter.
—Sí —respondió Paddy—. Y tienen muchas ganas de conocer a tu amiga. Deberías presentársela…
Peter se estremeció. Por la mirada de malicia de su padre, era evidente que sabía algo del juramento.
—Bueno, vamos allá —le dijo a Lali—. Cuanto antes admita mi derrota, mejor que mejor.
Salieron al patio. Nico y Gaston estaban jugando al fútbol con dos de los pequeños.
—El de la derecha es Gaston, y el de la izquierda, Nico.
Lali señaló hacia una mesa.
—¿Esas son tus hermanas?
—No… de hecho, la rubia es Edén Ross… vaya, vaya, qué interesante… Y supongo que la mujer de pelo oscuro es Marisol Arantes —comentó Peter, sorprendido—. Caramba. Debería habérmelo imaginado.
—¿De qué estás hablando?
Peter no contestó. La tomó de la mano y la llevó hacia sus hermanos.
—Malditos mentirosos. Me habéis estado tomando el pelo todo este tiempo.
—¿Quién ha estado tomando el pelo a quién? —se burló Nico.
—En fin, os presento a Lali Esposito… Lali, estos son mis hermanos. Gaston y Nico.
Siguieron con la ronda de presentaciones, que fue larga. A Peter no le extrañó lo de Gaston y Marisol Arantes, pero se llevó una buena sorpresa con Nico y Edén Ross.
—Gracias por no haberme encontrado —dijo Edén.
—¿Estuviste en el barco todo el tiempo?
Nico rodeó a Edén con un brazo y la besó.
—¿Tú qué crees?
Peter estaba muy contento. Evidentemente, sus hermanos eran tan felices como él.
—Tú debes de ser la pintora —comentó—. Ya me extrañaba a mí que Gaston se comportara de un modo tan extraño.
—Menos mal que encontraste a ese experto de arte. De lo contrario habría hecho algo verdaderamente estúpido e Ian tendría que haberme metido en la cárcel.
Las mujeres se alejaron entonces hacia la casa y los tres hermanos se quedaron solos.
—Es muy guapa, Peter —murmuró Gaston.
—E inteligente. Y sexy. No sé lo que ha pasado entre nosotros, pero me encanta.
—Bueno, ¿qué hacemos con el dinero de la apuesta? ¿Se lo lleva el que ha durado más tiempo u olvidamos el asunto? —preguntó Gaston.
—¿Por qué no se lo lleva el primero que se case?
—No me parece mal —respondió Gaston.
—Ni a mí —dijo Nico.
Nico sacó entonces el medallón, que llevaba debajo de la camisa y dijo:
—Entonces, sólo falta que lo juremos.
En ese momento, apareció Emma Lanzani.
—¿De dónde habéis sacado eso?
—Lo encontramos de pequeños en el establo de Porter Hall.
—Mi madre llevaba un medallón igual. Se lo regaló mi padre… era una especie de prueba de amor. Se suponía que estaba encantado.
—¿Encantado?
Su madre asintió.
—Sí, tenía una inscripción en gaélico. Decía que el amor siempre encuentra el camino. Una idea preciosa, ¿no os parece?
Los tres hermanos asintieron. Nico se quitó el medallón y se lo dio a su madre.
—Toma. Creo que ya no nos hace falta.
Emma besó a sus hijos.
—Lo habéis hecho muy bien, pero no estoy muy segura de que las hadas no os hayan echado una mano. Al fin y al cabo, tenéis sangre irlandesa, y esa sangre tiene un poco de magia y de suerte.
—No se puede negar que hemos tenido mucha suerte —dijo Peter.
—Sí, es verdad —comentó Gaston.
—En efecto —concluyó Nico.
Los hermanos se unieron al resto de la familia. Peter tomó a Lali de la mano y le dijo:
—Ven, vamos a beber algo.
Pero cuando se quedaron a solas en la cocina, Peter se olvidó de las bebidas y la besó. Lo hizo porque era preciosa y dulce, porque ya sabía que le gustaría a su familia y porque también sabía que compartirían un futuro donde todos sus sueños se harían realidad.
El amor había llegado a su vida de forma repentina, pero se sentía muy afortunado. Cabía la posibilidad de que su madre tuviera razón, de que las hadas lo hubieran ayudado. Pero lo único que importaba era que Lali estaba enamorada de él. Y que él tenía intención de amarla hasta el fin de sus días.
Fin
Solo les quiero decir GRACIAS! Mucho mas para decir no tengo.
+10y les traigo argumentos
+10y les traigo argumentos
Una historia interesante.Tiene d todo.Gracias x subirla
ResponderEliminarLa magia y el amor irlandes pusieron d su parte,para los tres chicos.
ResponderEliminarQe lindaaa historia!!
ResponderEliminarMe encantoo
Me encanta esta novela, sube mas
ResponderEliminarme encanto la nove, muy linda.. gracias por compartirla.. bel
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