Capitulo 44

-Así es. Ten cuidado de sujetarlo con mucho cuidado
-Sí,  Lali,  tendré  mucho  cuidado.  No  dejaría  que  le  ocurriera  algo.  Es maravilloso, ¿verdad, Lali?
-Es muy dulce. Como tú.
Stefano se sonrojó, pero no por eso dejó de mirar al niño. Después de varios minutos, se acordó de su regalo.
-¿Vas a abrir el regalo ahora? Creo que al niño le gustará.
-Por supuesto.
Peter observaba atentamente la escena. Lali era consciente de que la estaba mirando y le costaba centrarse, pero quería darle al regalo de Stefano la atención que merecía. Se sentó en el  sofá y rasgó el papel. En su interior, vio el coche a escala que él le había enseñado la primera noche que pasó en casa de Lali.
-¡Stefano! -le dijo-. ¿Estás seguro de que se lo quieres dar a Pedro? ¡Es tu posesión más preciada!
-Peter me ayudó a construirlo -respondió.
-Gracias. Ya sabes que Peter y tú sois muy especiales para mí. Colocaré este coche en una  estantería, donde pueda verlo constantemente y me recuerde así a vosotros.
Lali se puso de pie y se inclinó sobre Stefano para darle un abrazo.
-¿No le vas a dar un abrazo también a Peter? -le preguntó él.

-Oh, sí, claro... Gracias Peter -comentó. Entonces, le dio un abrazo muy breve y muy formal.
-Peter, ¿quieres tomar en brazos al bebé?
Para sorpresa de Lali, se acercó a Stefano y tomó a Pedro con mucho cuidado. Entonces, se sentó en la mecedora.
-¿Tienes alguna película? -preguntó.
Estuvieron  viendo  las  noticias  y  una  serie,  dado  que  Lali  no  tenía reproductor  de  vídeo.  Stefano  se  quedó  dormido  casi  inmediatamente y  Lali comenzó a sentir que los párpados le pesaban cada vez más.
-¿Quieres que lo tome en brazos? -murmuró. Se preguntaba si Peter se estaba cansando también y quería irse a casa.
-Estoy bien. Tú descansa un poco.
Lali  se  quedó  completamente  dormida  Le  pareció  escuchar  que  Pedro protestaba en algunas ocasiones, pero no lloró. Cuando su hijo reclamó por fin su atención, se sorprendió mucho al ver que habían pasado casi tres horas.
-Tiene hambre -dijo. Inmediatamente, Peter se lo colocó en el regazo.
Peter había apagado la televisión y había bajado la luz. La habitación tenía un ambiente muy íntimo. Lali se puso de espaldas a Stefano y se colocó al bebé para que pudiera mamar. Al verla, Peter se apartó un poco. Sin embargo, ella no quería que se marchara. Le agarró la mano y se frotó la mejilla con sus nudillos.
Peter  la  miró  a  los  ojos  durante  un  largo  instante.  Entonces,  centró  su atención en  ver cómo Pedro mamaba. Al sentir su interés, ella se levantó un poco más el jersey. Peter se arrodilló a su lado y acarició suavemente la montaña del pecho hasta llegar a la boca de Pedro.
-Qué hermoso -susurró.
Entonces, inclinó la cabeza. Lali pensó que iba a besar el mismo lugar que acababa de acariciar. El vientre se le tensó de anticipación y contuvo el aliento. Sin embargo, él le besó la cabeza a Pedro.
-Eres muy tierno.
-Sí, pero no se lo digas a nadie, ¿de acuerdo?
-Tengo miedo, Peter -dijo ella mientras admiraba sus ojos oscuros y las largas pestañas.
-¿De qué?
-¿Van a arrestarte?
-No. Se llevaron unas cuantas cosas de la casa de John. Si Orton consigue una orden, registrará la granja y el taller mañana por la mañana. Cuando no encuentre nada, espero que se olviden del tema.
-¿Y si no es así?
-No hay nada que me vincule a mí con ese delito. Yo estaba en Boise o conduciendo cuando ocurrió.
-Entonces, ¿cómo pueden creer que fuiste tú?
-Dicen que lo pude hacer de camino a casa, pero creo que terminarán por darse cuenta de que no tuve tiempo.
-Eso espero.
En aquel momento, Stefano se estiró y empezó a bostezar. Peter se puso de pie.
 -Vamos, Stefano -dijo él-. Nos vamos ya.
-Gracias por tener en brazos a Pedro durante tanto tiempo y dejarme dormir. Mientras Stefano  se frotaba los ojos, Peter volvió a levantar el jersey de Lali para ver cómo mamaba Pedro.
-Ha merecido la pena -repuso con una pícara sonrisa. A continuación, Stefano y él se marcharon.
Lali no se lo podía creer. A Peter le gustaba el niño. Al recordar el dulce beso que le había dado a Pedro la noche anterior, esbozó una sonrisa. Rápidamente, terminó de maquillarse. Si no se daba prisa, iba a llegar tarde a trabajar y Eugenia ya la había llamado para decirle que tenía una cita a las diez.
Afortunadamente, su madre se presentó enseguida. Antes de marchase, Lali le dio a su hijo un beso en la cabeza y luego se lo entregó a Tami.
-Me he sacado leche. Está en el frigorífico -le dijo, mientras agarraba el bolso y las llaves-. Y...
-Lo sé. Te llamaré si necesito algo - comentó su madre, entre risas.
-Gracias, mamá -repuso Lali dándole un abrazo-. No sé qué haría sin ti. Cuando Benjamin me robó el ordenador... Bueno, eres un regalo de Dios.
-A mí me gusta mucho estar con mi nieto. -¿Te ha puesto problemas hoy papá cuando
te venías?
-Le molestaría aún menos si tú fueras a hablar con él.
Lali hizo un gesto de tristeza. Quería hacer las paces con su padre, pero estaba segura de que no quería hacerlo en los términos de su progenitor.
-Lo pensaré.
Cuando llegó al salón de belleza, Eugenia estaba colocando una remesa de productos y  Delaney estaba sentada a su lado, tomándose un zumo de naranja mientras las dos charlaban.
Emily, la hija de Delaney, debía de estar con su padre.
-¿Dónde está todo el mundo? -preguntó Lali.
-Mona ha llamado para decir que va a llegar tarde. Ya ha cambiado la hora para su primera cita. Ashleigh no viene hoy hasta la una -respondió Euge.
-¿Se sabe  algo  ya?  -inquirió  Lali.  Quería  preguntarle  a  Eugenia  algunas cosas
-¿Sobre qué? -replicó ella.
-Sobre Peter.
-¿Qué es lo que le pasa? -quiso saber Eugenia.
-¿Sabes que se produjo un robo en la casa de John Small?
- No.
-Hace dos noches, alguien entró en la casa de John. Lo revolvieron todo, robaron algunas cosas y...
-No me irás a decir que la policía cree que fue Peter, ¿verdad? -replicó
Eugenia. Lali asintió-. ¿Por la pelea de hace algunas semanas?
-Y por su reputación. Estoy segura de ello.
-¡Eso es una locura! -exclamó Delaney-. Peter jamás haría algo así.
-Eso ya lo sabemos. El oficial Orton esperaba registrar su casa y su taller esta mañana para ver si podía encontrar algo. No sé si lo habrá hecho ya -explicó Lali.
-Peter me llamó ayer, pero Nico y yo estábamos tan ocupados que no le devolví la llamada. Iba a llamarlo hoy -explicó Eugenia.
-Él no parece estar demasiado preocupado -dijo Lali.
-¿No  estuviste  tú  con  Peter  hace  dos  noches?  -le  preguntó  Delaney  a
Eugenia.
-No,  pero...  Esa  fue  la  noche  que  estuve  hablando  por  teléfono  con  él. Acababa de llegar de Boise, de las clases que le impuso el juez.
-Creen que lo hizo de camino a casa,-les informó Lali.
-¡Eso es imposible! -exclamó Delaney
-Es verdad. Voy a llamar a mi padre.
Lali y Delaney la acompañaron junto al teléfono. Después de una larga conversación con su padre, en la que Eugenia trató de convencerlo de la inocencia de Peter, el alcalde le dijo  que, a pesar de que no le parecía que Peter fuera culpable, tenía que dejar que la policía actuara sin influir en la investigación. Para tranquilizarla un poco, su padre prometió llamarla cuando supiera los resultados del registro en la casa y en el taller de Peter.
La clienta de Lali llegó justo en el momento en el que Eugenia colgó el teléfono. Al ver que tanto Euge como Lali tenían trabajo, Delaney se marchó, aunque prometió regresar más tarde para ver qué sabían. Las horas pasaron muy lentamente. Lali se fue a casa a dar de mamar a su hijo y volvió rápidamente.
Cuando Ashleigh llegó a la una, ella casi no se percató de su presencia. Estaba demasiado pendiente del teléfono.
El padre de Eugenia no llamó hasta mucho después de la hora de comer. Al oír de quién se trataba, Lali dejó de peinar a su clienta y, peine en mano, escuchó atentamente. De pronto, se dio cuenta de que no se trataba de buenas noticias y, sin poder evitarlo, se acercó a Eugenia.
-¿Qué han encontrado?
-No me lo puedo creer -susurró Eugenia, tras colgar el teléfono-. No me lo puedo creer.
-¿El qué? Dímelo -preguntó Lali. Estaba desesperada.
-Han encontrado un coche.
-¿Un coche?
-Sí. Aparentemente estaba en una hondonada dentro de la finca de Peter, completamente  cubierto  de  maleza.  Mi  padre  ha  estado  allí.  Dice  que  resulta bastante evidente que alguien se tomó muchas molestias para ocultarlo bien. Por supuesto, ahora piensan lo peor.


Ya esta, mañana la seguimos. Gracias por el aguante. Nos leemos mañana