miércoles, 6 de marzo de 2013
Capitulo 43
Después de su primer día de trabajo, Lali estaba deseando regresar a casa para volver con su hijo, pero no podía pasar frente al taller de Peter sin detenerse. Después de lo que le había dicho Merry, estaba muy preocupada por él aunque aquello significara romper la promesa que se había hecho de mantenerse alejada.
Entró en el taller y notó que Chase y Stefano ya se habían marchado, pero se oía a Peter hablando por teléfono en su despacho. Se acercó hasta allí y esperó a que él terminara de hablar.
Cuando Peter colgó el teléfono, se dio la vuelta. Al verla, se quedó completamente atónito. Estaba sentado sobre una silla y estiró las piernas para cruzarlas por los tobillos. Entonces, observó atentamente los zapatos de tacón de Lali y fue subiendo poco a poco por las piernas, la falda vaquera y la camiseta que ella llevaba puesta.
-¿Qué quieres?
-He oído que robaron anoche en la casa de John Small.
-¿Quién te lo ha dicho? -preguntó él.
-Merry. Ha ido al salón de belleza.
-Ten cuidado con esa mujer.
-¿Por qué?
-Porque tú tienes al hombre que ella desea y tiene intención de recuperarlo.
-Yo no tengo a Pablo. Sólo somos amigos.
-Creía que te ibas a casar con él -comentó él, frunciendo una ceja.
-¿Por eso me lo enviaste al hospital?
-Yo no lo envié al hospital. Sólo le dije que habías tenido a tu hijo.
-Pero no le dijiste que tú habías traído a Pedro a este mundo.
-Me imaginé que no le interesaría esa parte.
-Entonces, ¿ahora ejerces de Cupido, Peter?
-No. Simplemente me he quitado de en medio.
-Ahora yo tengo que trabajar con Ashleigh -replicó ella, sin saber por qué.
-Si tú no sientes nada por mí, Ashleigh no debería importarte en absoluto, ¿no te parece?
Al ver el derrotero que estaba tomando la conversación, Lali volvió al asunto que la había llevado allí.
-Sólo he venido para que me digas lo que ha ocurrido entre John Small y tú.
-Nada.
-Entonces, ¿por qué cree la policía que fuiste tú el que irrumpió en su casa?
-Porque la policía necesita un sospechoso. El problema es que no saben cómo resolver los delitos, así que tienen que escoger a alguien por el que no tienen simpatía y culparlo de todo.
-En ese caso, dime que tienes coartada... preferiblemente una que no dependa de Stefano... O de Ashleigh -añadió, sin poder contenerse.
-Noto cierta hostilidad -dijo Peter. Entonces, se levantó y cerró la puerta-. Tal vez deberíamos hablar sobre ello.
-No hace falta. Con lo que he dicho no quería decir nada -susurró Lali. Entonces, dio un paso atrás, pero no le sirvió de nada. Un instante más tarde, Peter la tenía acorralada contra la pared.
-En primer lugar, tú me dejaste por Amadeo.
-Lo sé -musitó ella. El aroma que emanaba del cuerpo de Peter la distraía irremediablemente.
-En segundo lugar, nunca te lamentaste por ello.
Aquello no era del todo cierto. Se había pasado noches en vela en San Francisco por lo mucho que echaba de menos a Peter. Desgraciadamente no había tenido la seguridad en sí misma como para volver con él.
-¿Y lo tercero? -preguntó ella.
-En tercer lugar, cuando yo me fui a casa con Ashleigh, no había ningún compromiso entre nosotros. Entonces, ¿por qué no haces más que recriminarme lo que ocurrió?
-Yo no te recrimino nada.
-Pues a mí sí que me lo parece.
-Tal vez porque se te ha olvidado el número cuatro.
-¿Y cuál es?
-Aquella noche tú me rompiste el corazón...
Peter le miró los labios. Lali supo que iba a besarla. También sabía que debía apartarse de él y marcharse de allí, pero las piernas parecían estar pegadas al suelo. Cerró los ojos, inclinó la cabeza y, casi sin darse cuenta, notó cómo levantaba los brazos y le rodeaba el cuello con ellos. Él no la había besado aún, pero no importaba. Fue ella la que encontró la boca de Peter y la besó como si se estuviera muriendo por sentir su sabor.
El beso resultó familiar y satisfactorio. Gruñó de placer cuando él le ofreció la lengua y la besó más profundamente. Sentir las fuertes llanuras del torso de Peter y su potente erección la excitó rápidamente.
-Peter, no creo que se acordaran de tus pepinillos.
Stefano acababa de abrir la puerta y entró en el despacho con Bruiser. Llevaba en la mano una bolsa de comida para llevar. Peter se apartó de ella rápidamente, pero no lo suficiente como para que Stefano no se diera cuenta de lo ocurrido.
-Hola, Lali -dijo algo confuso.
-Hola -respondió ella mientras trataba de recuperar la compostura.
-Me han dicho que ya has tenido a tu hijo. ¡Vaya! Si vuelves a estar muy delgada.
-Cada día regreso un poco más a la normalidad -comentó ella, con una sonrisa.
-Peter me dijo que me llevaría a tu casa. Tengo muchas ganas de ver a tu hijo. No hago más que pedírselo, pero... él siempre está demasiado ocupado.
-Claro que está ocupado, pero tú puedes venir cuando quieras.
-¿Podemos ir esta noche?
-Claro -respondió Lali. Poco a poco, fue dirigiéndose hacia la puerta.
-¿Podemos ir a ver al bebé esta noche, Peter? -le preguntó Stefano.
Peter no respondió, por lo que Lali se aventuró a mirarlo.
-¿Vais a venir esta noche? -quiso saber ella. Entonces, contuvo el aliento mientras esperaba su respuesta.
-Ya veremos.
-Peter, se está haciendo tarde. Si no nos marchamos inmediatamente, el niño se va a ir a la cama -se quejó Stefano. Se moría de ganas por ir a casa de Lali.
Peter miró el reloj. Eran las ocho. Los minutos pasaban muy lentamente y la impaciencia de Stefano no le facilitaba las cosas. Había esperado que, si aguardaba lo suficiente, Stefano se olvidaría de la visita al menos por aquella noche. Después de lo que había ocurrido en su despacho, no estaba seguro de querer ver a Lali. Ya habían estado en aquella situación antes y no habían llegado a ninguna parte.
-De todos modos, creo que Pedro se pasa la mayor parte del tiempo durmiendo -dijo.
-No me importa. Quiero verlo. Por favor, Peter...
-Está bien -repuso. Se puso de pie y apagó la televisión-. Te llevaré a la casa de Lali, pero Bruiser tiene que quedarse aquí.
-Muy bien. Gracias, Peter. ¡Muchas gracias!
Mientras él se ponía la cazadora y se dirigía a la puerta, Stefano fue corriendo a su dormitorio y regresó con un regalo, muy mal envuelto en papel de periódico.
-¿Qué es eso? -le preguntó Peter.
-Es para el niño -respondió él, con una sonrisa.
-¿Qué hay dentro?
-Una sorpresa.
Lali solía pasarse las veladas dando de mamar y bañando a Pedro para luego acunarlo en la mecedora que su madre le había regalado. Algunas veces dormía si podía. Pedro se despertaba al menos dos veces por la noche y ella aún no se había adaptado a su nuevo horario.
Sin embargo, aquella noche no se fue a la cama. Se rizó el cabello y se retocó el maquillaje por si acaso tenía visita. Se acababa de poner unos vaqueros y un jersey que sacaban el máximo beneficio de la figura que estaba recuperando, cuando sonó el teléfono. Era su madre.
-¿Cómo está el niño?
-Bien.
-Es un cielo. Hoy, mientras estabas en el trabajo, se portó muy bien. Me lo llevé en el coche para ver a Travis.
-Te agradezco mucho que hayas cuidado de él esta noche. Como hoy era el baile del instituto, me gané un buen dinero.
-Me alegro. ¿Quedamos también para mañana?
-¿No se va a enfadar papá porque vengas a ayudarme a mí en vez de echarle una mano en la panadería?
-Yo me levanto mucho antes que tú. Cuando me voy, lo único que él tiene que hacer es vender los productos mientras limpia el horno.
-No quiero interponerme entre vosotros, ¿sabes?
-No te preocupes por eso.
En aquel momento, llamaron a la puerta. La excitación se apoderó de Lali ante la perspectiva de ver a Peter. Sabía que era una locura sentirse de aquel modo, pero no podía evitarlo. Quería que él volviera a besarla aquella noche...
-Tengo que dejarte, mamá.
-¿A qué hora me necesitas mañana?
-A las diez, pero regresaré a casa para darle el pecho cuando le toca.
-Muy bien.
Lali colgó el teléfono. Como su madre y ella estaban empezando a llevarse bien, no quería que escuchara la voz de Peter por si acaso volvía a quejarse. En cuanto abrió la puerta, Stefano la saludó de un modo muy entusiasta.
- ¡Hola, Lali! Aquí estamos. Peter me ha traído. Hemos venido a ver al niño.
Peter estaba en el porche, con su habitual palillo en la boca. Cuando Lali lo
miró, él asintió levemente con la cabeza. Por deferencia al bebé, vio que habían dejado a Bruiser en casa.
- Entrad.
Stefano le entregó un paquete envuelto en papel de periódico.
-Te he traído una cosa. Es para el niño.
-Gracias, Stefano.
-También es de Peter.
-¿De verdad? -preguntó ella. Entonces miró a Peter y vio que él se encogía de hombros y sonreía.
Al ver la cuna, Stefano se dirigió directamente a ella.
-¿Es éste el bebé, Lali? ¿Puedo tomarlo en brazos?
-Claro, Stefano. Siéntate en el sofá y yo te lo colocaré en los brazos.
Lali dejó el paquete mientras Stefano se sentaba obedientemente. Cuando ella le colocó al bebé en los brazos, lo miró con los ojos muy abiertos.
- ¡Vaya! Es muy pequeño.
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jajaja me encanta stefano! maaaaaaaaaaaaaas!
ResponderEliminarsigue la maratoon? otro porfa!
ResponderEliminarsiiiiiiiiiii porfin laliter :)
ResponderEliminarmas noveee!
ResponderEliminarestoy esperando ansiosa otro, mas porfavoooor!
ResponderEliminarmuy lindo el capitulo me encanto, ojala se vayan acercando mas!
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!
ResponderEliminarestoy esperando el proximo capitulo muy ansiosa!
ResponderEliminarsii que lindooo laliterrr! queremos mass!
ResponderEliminarotrooooooooooooooooooooooooooooooooo! :)
ResponderEliminarmas noveee!
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