Lali se metió el vestido por la cabeza y se lo alisó. Después, se miró en el espejo e intentó ser completamente objetiva con su aspecto. No era una mujer despampanante, pero tenía una cara bonita y un cuerpo bello. En general, cualquier hombre normal se sentiría atraído por ella.
Peter Lanzani había confesado que le gustaba. Además, no sólo no era un tipo normal, sino que poseía muchas de las cualidades de las fantasías de toda mujer: atractivo, encantador, fuerte y sin el menor rastro de egolatría. Desde que la había tocado en la cocina, Lali estaba decidida a acostarse con él.
Había estado esperando durante mucho tiempo a que apareciera el hombre perfecto.
Pero, según pasaban los meses, había reducido sus expectativas al simple placer de volver a disfrutar del sexo. Tal vez sería más adecuado que viviera el momento y se divirtiera un poco mientras esperaba.
Seducir a Peter no debía ser tan difícil. Conocía el efecto físico del contacto de una mujer; sabía que una caricia en su piel afectaría a sus sinapsis y provocaría que los neurotransmisores liberaran endorfinas y le ofrecieran a su cerebro una intensa sensación de placer. Los hombres tenían instintos que no podían negar y ella conocía los botones que debía pulsar para volverlos locos. Pero nunca había usado esos conocimientos en un ejercicio deliberado de seducción. ¿Disfrutaría de una noche de sexo con él si lo empujaba literalmente a ello?
—Por supuesto que sí —se respondió en voz baja—. Ya es hora de que practiques lo que predicas, doctora Lillian Devine.
Se pasó las manos por el cabello y se pintó los labios. En el programa de radio había hablado largo y tendido sobre las técnicas de seducción. Sólo faltaba que aprovechara sus propias lecciones.
Lali cerró los ojos. Aquel hombre era su guardaespaldas, pero durante unos minutos había olvidado el verdadero motivo de su presencia. Alguien la había amenazado de muerte. No podía estar segura de que la decisión de seducir a Peter Lanzani no fuera una reacción escapista ante la situación que sufría.
Sin embargo, la atracción entre ellos era muy real. Se había ganado su atención al rociarlo con el pulverizador de pimienta; no se podía decir que fuera una forma muy convencional de acercamiento, pero él no se había asustado por eso. Luego habían empezado a conocerse e incluso ella le había dejado claras sus intenciones al tocarlo por la mañana y admitir que lo deseaba.
Si el proceso seguía por los cauces normales, se produciría una escalada gradual hasta que sus cuerpos se sincronizaran, se movieran juntos en caricias y besos y, finalmente, hicieran el amor. Un hecho científico y completamente previsible.
Antes de salir de la habitación, tomó el jersey que había dejado en la cama. Esperaba que Peter la estuviera esperando. Pero no fue así, de modo que se dirigió al dormitorio de invitados y vio que la puerta del cuarto de baño estaba entreabierta.
—Ya estoy preparada. ¿Y tú?
Peter abrió la puerta del servicio. Tenía la cara llena de crema de afeitar y sólo llevaba una toalla enrollada alrededor del cuerpo.
—Lo siento —se disculpó con una sonrisa—. Me han tenido ocupado con el teléfono… enseguida estoy.
Lali asintió, salió de la habitación y empujó la puerta para cerrarla. Pero en el último momento se lo pensó mejor y la dejó entreabierta. Desde su posición en el pasillo de la casa podía ver el reflejo de Peter en los espejos de la pared del fondo.
Estudió su cuerpo en silencio. Era la primera vez que podía hacerlo con tranquilidad. Peter se había inclinado sobre el lavabo, así que los músculos de su espalda y de su cuello estaban tensos. Le parecieron tan arrebatadores, que deseó acariciarlos, sentir su piel y su calor.
En ese momento, él echó la cabeza hacia atrás y empezó a afeitarse. A Lali le parecía que había algo esencialmente erótico en aquella tarea, aunque para la mayoría de los hombres no fuera más que una obligación diaria. El afeitado era algo muy masculino que no terminaba de entender. Podría haber estado horas sin hacer otra cosa que contemplarlo y no se habría aburrido.
Acto seguido, su mirada descendió hasta su cintura, hasta el punto donde la toalla cubría el resto de su cuerpo. Sabía que estaba violando la intimidad de Peter, pero no podía evitarlo. No podía apartar la mirada. Estaba hechizada por él.
Peter se irguió y se pasó una mano por el pelo. Un segundo más tarde, la toalla cayó al suelo. Lali contuvo el aliento y se sintió mareada. Era magnífico. Cuando se apartó del espejo para meterse en la ducha, ella tuvo una visión perfecta de la parte delantera de su cuerpo y dejó escapar un gemido.
Asustada por su propia actitud, se tapó la boca con una mano y se alejó de la puerta. Pero sus buenas intenciones duraron muy poco, porque regresó en cuanto oyó el agua.
La mampara de la ducha era transparente. Lali contempló su cuerpo sin perder un solo detalle y se excitó tanto, que se sintió sin fuerzas y se tuvo que apoyar en la pared. Si realmente pretendía seducirlo, tendría que actuar con cautela. Una aproximación demasiado entusiasta podía provocar una reacción decepcionante. Era mejor que se lo tomara con calma y que fuera aumentando poco a poco la tensión hasta que ninguno de los dos pudiera escapar del deseo. Pero no sabía si el tiempo jugaba a su favor o en su contra.
Si Peter atrapaba al culpable al día siguiente, no tendría ocasión de seducirlo. Y en caso contrario, si la situación se mantenía durante varias semanas, sería un ejercicio de sadomasoquismo.
Respiró a fondo e intentó aclararse las ideas. No cometería los errores típicos de las mujeres. No sería ni demasiado agresiva ni pasiva en modo alguno. No haría promesas que no estaba dispuesta a cumplir ni dejaría que Peter hiciera todo el trabajo.
Se alejó del dormitorio y caminó hasta el salón. Aquel iba a ser el experimento más complicado de su vida profesional. Pero si lo hacía bien, obtendría exactamente lo que deseaba: a Peter Lanzani. Desnudo, excitado y en su cama.
Minutos más tarde, oyó que salía del cuarto de baño. Y poco después apareció completamente vestido con una camisa azul y unos pantalones de color caqui.
Se acercó a la mesa del comedor para recoger lo que a simple vista parecía un cinturón. Pero Lali no tardó en observar que no era un cinturón sino una cartuchera con una pistola.
—¿Vas armado? —preguntó ella.
Él la miró y asintió.
—Iré armado cuando estemos en público. Por si acaso —explicó.
Peter tomó la chaqueta y añadió:
—¿Y bien? ¿Cuál es nuestro primer destino?
Lali estuvo a punto de responder que la cama, pero no lo hizo.
—Mi despacho de la universidad. Tengo que hablar con mi ayudante y comprobar los mensajes y la correspondencia.
Lali tomó el bolso y el maletín y salió de la casa en dirección al ascensor. Peter se había puesto la chaqueta. Era de lino. La habían subido aquella mañana con el resto de su equipaje. La tela era tan fina que dejaba ver que llevaba cartuchera.
La idea de que fuera armado no le gustaba en absoluto. Aunque fuera un profesional y llevara pistola por su seguridad, era un recordatorio permanente de que se encontraba en verdadero peligro. Sin embargo, confiaba en él.
—Podemos ir andando. Mi despacho está a diez minutos de aquí.
—No, iremos en tu coche —dijo él.
—Pero si hace un día muy bonito… había pensado que podíamos detenernos a tomar un café por el camino y…
—Nada de cafés ni de ir andando. El coche es más seguro.
La expresión de Peter cambió de relajación a tensión en cuestión de segundos.
—Pero…
—Hazme caso, ¿quieres?
Ella se cruzó de brazos.
—Está bien. Pero no voy a acatar órdenes así como así. Sólo te pido que me expliques tus decisiones para que comprenda tu intención.
Menos mal que me diejeron que si les gusta la novela, igual, entiendo que muchas no puedan comentar, pero bueno, gracias por el apoyo. +10 y sigue el maraton
Massssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss!!!! Me lei los ocho capitulos!!! soy de @mafiadelaliters
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!1
ResponderEliminarMaaaaaaaaaas
ResponderEliminarmas mas mas mas
ResponderEliminar@otralanzanita
me encanta me encanta
ResponderEliminar@otralanzanita
quiero leeer mas me fascina
ResponderEliminar@otralanzanita
me re gusta
ResponderEliminarotro otro otroooooooooooo ♪
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ResponderEliminarmasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarme encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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ResponderEliminarsube otro :)
ResponderEliminarque suerte la de lali cuando vio a peter en el bano jajajajjajjaja
ResponderEliminarLali se va a tomar sutiempo
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