Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

lunes, 11 de marzo de 2013

Capitulo 48


-De eso  se  trata  precisamente.  Pablo  y  yo  sólo  somos  amigos.  No  estoy enamorada de él.
-¿Desde cuándo es eso?
-Desde... desde... desde que me enamoré de...
-¿De quién?
-De ti -susurró ella, por fin.
Tras hacerla pasar muy delicadamente, Peter cerró la puerta. Lali notó el aroma familiar de la cocina de la granja y supo que los próximos segundos iban a ser cruciales...
-Lali, nada ha cambiado -dijo él, suavemente-. Estoy fichado. Tus padres me odian. Sigo siendo el mismo hombre al que abandonaste hace dos años.

-Lo sé.
-¿Y?
-Abandonarte entonces fue un error, Peter.
Él le acarició suavemente la mejilla y le tocó el labio inferior. Lali deseó con tanta fuerza que la besara...
-¿Y bien?  -preguntó-.  Ahora  es  cuando  tú  me  debes  responder,  Peter... Preferiblemente con algo parecido a lo que dijiste hace dos años.
-Refréscame la memoria -susurró él. Se acercó a ella y dejó que el aliento le caldeara la piel.
-Me pediste que me casara contigo porque sabrías cómo hacerme feliz.
-¿Eso  dije?  -musitó.  Entonces,  le  besó  las  comisuras  de  la  boca  antes  de hacerlo más profundamente.
-Creo  que  tenías  razón.  Puedes  hacerme  feliz.  De  hecho,  ya  lo  estás consiguiendo... Vamos arriba.
-¿No es demasiado pronto? -preguntó Peter muy seriamente.
-El médico me dijo que debía esperar un mes.
-¿Y cuánto tiempo ha pasado?
-Un mes.
-¿Estás segura?
-Hace veintiocho días que Pedro nació, pero nunca se me han dado muy bien las matemáticas.
-A mí tampoco -replicó él, con una sensual sonrisa.
Peter agarró la silla de Pedro y, tras rodear con el brazo los hombros de Lali la condujo hasta las escaleras.
-Veamos si puedo conseguir que tu felicidad alcance el éxtasis.
-No me puedo creer que no me hayas hecho el amor -se quejó Lali, casi en cuanto abrió los ojos a la mañana siguiente.
-Supongo que se me dan mejor las matemáticas que a ti -replicó Peter entre bostezos.
-Eres demasiado protector, ¿lo sabías?
-¡Venga ya! -bromeó él-. Vas a arruinar mi reputación. Además, no me puedo creer que te quejes por lo de anoche. Hicimos casi todo lo que se me ocurrió. De hecho, debería conseguir puntos extra por mi creatividad.
-Sí, fue bueno... Muy bueno...
-Debió de serlo. Gritabas tan fuerte que creí que ibas a despertar a Stefano.
-Yo no gritaba.
-¿Acaso era yo? -preguntó él, con una irresistible sonrisa.
-Bueno, al menos dime que me guardas lo mejor para el final -protestó ella.
-Pregúntamelo dentro de una semana...
-A mí una semana me parece una eternidad.
-¿Se tarda mucho en planear una boda?
-No veo por qué... No tenemos que invitar a muchas personas. Seguramente, mis padres ni siquiera van a venir.
-¿te importa eso?
-Me gustaría que hubiera paz entre nosotros, pero no voy a dejar que eso me impida estar contigo.
-¿Quieres que hable con ellos para tratar de solucionar las cosas?
-Lo haré yo. ¿Estás seguro que puedes perdonarme por lo que ocurrió en el pasado?
-Sugiero que empecemos con tabla rasa.
-Eso me gusta.
-Lo que significa...
Pedro empezó a llorar. Rápidamente, Peter se acercó a mirarlo.
-Creo que nuestro bebé tiene hambre - dijo. Entonces, tomó al niño en brazos y lo colocó en la cama, entre ambos.
«Nuestro bebé...». Lali besó afectuosamente la mejilla de su hijo y se echó a reír cuando él empezó inmediatamente a buscarle el pecho.
-¿Qué ibas a decir antes? -preguntó ella, retomando la conversación.
-Que te olvides de Ashley y que me creas cuando te digo que no me acosté con ella.
-Pero te fuiste a su casa...
-Te aseguro que no hicimos nada. Además, yo nunca me habría ido con ella si nosotros hubiéramos estado juntos. Eso lo sabes, ¿verdad? Yo nunca te engañaría.
-Lo sé -admitió ella. No recordaba haber estado nunca más feliz.
El lloriqueo de Pedro comenzó a volverse frenético. Inmediatamente, comenzó a llorar a pleno pulmón.
-Creo que alguien está impaciente.
-Primero hay que cambiarlo -dijo Lali.
-¿Has traído pañales?
-Sí, pero están en el todoterreno.
-Yo iré por ellos mientras tú le das de comer.
De repente, escucharon la voz de Stefano. Sonaba tan cerca que parecía que estaba al otro lado de la puerta.
-Peter...
-¿Sí? -preguntó él. Acababa de levantarse de la cama y se estaba poniendo los pantalones.
-¿Está Lali ahí contigo?
-Sí, ¿por qué?
-Quiero tomar en brazos al niño.
-En estos momentos está comiendo. Ya podrás tomarlo en brazos cuando bajemos a desayunar, ¿de acuerdo?
Stefano accedió, pero Lali no lo oyó marcharse.
-Creo que sigue ahí fuera -susurró. -¿Hay algo más? -le preguntó Peter a
Stefano.
-Sí...
-¿El qué?
-Anoche te llamó alguien...
-¿Quién? -quiso saber Peter mientras se ponía una camiseta.
-Mmm... ¿Puedes acercarte un poco?
-¿Por qué?
-Quiero susurrártelo
-Eso significa que fue una mujer -aventuró Lali.
-No importa -le dijo Peter a Stefano-. Puedes decirlo en voz alta.
-Se llamaba Chevy. Como el coche - explicó Stefano-. Quiere venir a verte.
-Muy bien, Stefano. Llámala tú -respondió Peter. Entonces, besó a Lali en la cabeza para tranquilizarla.
-¿Yo? -preguntó Stefano.
-Sí. ¿Por qué no?
-¿Qué debo decirle, Peter?
Peter miró tiernamente a Lali y le dedicó una sonrisa.
-Dile que me voy a casar.


+10 y sigo subiendo.

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