Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

domingo, 10 de marzo de 2013

Capitulo 46



Peter no quería  contar la verdadera  historia  en  primer lugar porque la comprometería a ella y, en segundo lugar, porque nadie comprendería que hubiera comprado un coche para terminar dejándolo en una zanja.
-Efectivamente,  yo  vi  el  coche  en  venta  frente  al  taller  -afirmó  Bennett-. Estuvo allí por lo menos dos semanas.
-Yo también lo vi -replicó Orton-, pero eso no significa que lo consiguiera honradamente.
-Lali habría dicho algo -insistió Clanahan.
-Entonces, ¿por qué lo oculta? -replicó Orton-. Dímelo, Peter.
-Lo que yo haga con mis propiedades es asunto mío y nada más -le espetó
Peter, con cierta insolencia-. Si quiero, lo puedo llenar de agujeros, ¿de acuerdo?
-Escúchele, jefe -dijo Orton-. ¿Va a dejar que marche así por las buenas?

-A menos que hayáis encontrado algo más en la casa de este hombre, algo de lo que no me hayáis hablado y que lo vincule con el robo en la casa de los Small, no podemos retenerlo por más  tiempo. El alcalde ya me ha llamado dos veces y no pienso seguir por este camino. Ahora, los dos vais a llevar a Peter a su casa.
Orton sacudió la cabeza y lanzó una maldición. Cuando Clanahan lo miró fijamente, se volvió para observar a Peter y musitó:
-Vamos.
Peter suspiró y se puso de pie. A continuación, siguió a Orton. Mientras
Bennett le abría la puerta.
-¿Dónde has puesto las cosas que le robaste a John Small? -le espetó Orton en cuanto salieron a la calle.
-Ya me lo dirás tú -replicó Peter-. Vosotros habéis registrado mi casa y mi taller.
-Esto no se ha terminado -prometió Orton.
-En eso estoy de acuerdo contigo -afirmó Peter antes de entrar en el coche patrulla.
Cuando Orton detuvo el  coche patrulla a  poco  más de un  kilómetro del pueblo, Peter se tensó. -¿Y ahora qué pasa? -preguntó, desde el asiento trasero.
-Que salga -le dijo Orton a Bennett, quien iba en el asiento del copiloto.
-¿Cómo dices? -replicó, muy sorprendido-. ¿Aquí? Seguramente le quedan casi dieciocho kilómetros para llegar a su casa.
-Y yo no pienso llevarlo ni uno más en este coche. Si este capullo quiere irse a su casa, tendrá que ir andando.
-Clanahan dijo que...
-Clanahan no está aquí.
-Pero...
-Pero nada. Que salga del coche.
-A Clanahan no le va a gustar...
-¿Y quién se lo va a decir? -repuso Orton. -¿Y si se lo dice él? -preguntó
Bennett
mientras señalaba a Peter.
-Me limitaré a decirle al sheriff que empezó a insultarme y a hacerme la vida imposible, por lo que me negué a llevarlo a su casa. No tenemos por qué llevarlo. Es una cortesía que no merece. Además, es su palabra contra la nuestra. ¿A quién crees  que va a  creer Clanahan? - Bennett  dudó,  pero  Peter supo que,  tarde o temprano, iba a ceder.
-Lo que tú digas, Orton -dijo, tal y como Peter había supuesto.
Un momento después Peter se bajaba del coche. Antes de que se marcharan, se volvió para decirles:
-En vez de estar maltratándome a mí, tal vez deberíais estar buscando a quien está cometiendo esos robos contra los buenos ciudadanos de Dundee.
-Desgraciadamente, creo que no tenemos que buscar muy lejos -le espetó
Orton, con una sonrisa en los labios-. El culpable está aquí mismo.
-Eso no dice mucho sobre la inteligencia de nuestra policía -repuso Peter.
La sonrisa de Orton se desvaneció. Apretó con fuerza el acelerador y volvió a toda velocidad hacia el pueblo. Peter apretó los puños y se quedó observando al coche patrulla hasta que  perdió  de vista las luces. Sin poder evitarlo, pensó que daría cualquier cosa por estar cinco minutos a solas con Orton. Entonces, empezó a caminar.
Tras comprobar que la comisaría ya estaba cerrada, Lali decidió irse a la granja de
Peter para ver si él había llegado a casa desde que ella le llamó.
Cuando llegó, vio que la furgoneta de Peter estaba aparcada frente a la granja, al igual  que su moto. También vio a Stefano por la ventana de la cocina. Movía constantemente los  labios,  como si no dejara de hablar consigo mismo y paseaba muy inquieto de un lado a otro.
Lali tomó a Pedro y llamó a la puerta. Stefano miró y pareció reconocerla, pero  no  mostró  intención  alguna  de  abrir.  Afortunadamente,  la  puerta  estaba abierta, por lo que Lali pasó sin llamar.
-Stefano,  ¿te  encuentras  bien?  -le  preguntó.  No  respondió-.  ¿Dónde  está
Peter?
Una vez más, Stefano no respondió, pero, cuando Lali se acercó a él lo suficiente, pudo oír lo que estaba murmurando.
-Regresará pronto. Dijo que regresaría pronto. No lo meterán en la cárcel. Vive aquí. No  ha hecho nada malo. Volverá muy pronto. Él me lo dijo. No lo meterán en la cárcel...
Lali nunca había visto a Stefano tan agitado.
-Bueno, ahora sé por qué no respondías al teléfono, Stefano. Este asunto te ha alterado mucho.
Lali dejó la sillita de Pedro en el suelo. Entonces, trató de detener a Stefano y, cuando lo consiguió, se esforzó por llamar su atención.
-Stefano, escúchame. Voy a encontrar a Peter, ¿de acuerdo? No tienes que preocuparte por el ¿de acuerdo?.Todo va a salir bien ¿me comprendes?
El volumen de lo que Stefano decía se incrementó. Aquella fue la única señal de que había escuchado las palabras de Lali.
-Voy a volver al pueblo para ver si puedo encontrarlo -insistió ella-. ¿Quieres venir  conmigo?  Tengo  el  Nissan  de Pablo  Martinez.  Es  pequeño  y  no  tiene  mucho espacio por la sillita de Pedro, pero creo que te sentirías mejor si me acompañaras.
-Regresará pronto. Él dijo que regresaría...
-¡Stefano! Sé que estás disgustado, pero si quieres venir conmigo, por favor respóndeme.
Stefano negó con la cabeza. Eso sólo significaba que había escuchado sus palabras. Inmediatamente, siguió paseando de arriba abajo.
-Muy bien. Espéralo aquí -dijo Lali-. Regresaré tan pronto como sepa algo.
-Lali dice que espere aquí... -respondió él, añadiendo así aquella frase a su letanía-. Peter vendrá pronto...
Con  un  suspiro,  Lali  tomó  de  nuevo  a  su  hijo  y  se  dirigió  hacia  el todoterreno. Peter debía de haber ido al Honky Tonk. ¿Dónde podría estar si no? Era casi medianoche, pero, con sus dos medios de transporte en la granja, ¿cómo iba a regresar?
Sin poder evitarlo pensó en Ashleigh, pero se negó a creer que Peter estaba con ella con  otra mujer . No dejaría   en casa solo a Stefano sabiendo que estaría muy preocupado por él .Habría regresado a casa si hubiera podido.


No hay maraton, tengo que adaptar novelas para ver cual subirles, a esta no le queda mucho. Igual, tratare de hacer maraton MAÑANA.

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