Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Capitulo 42


-Yo le dije que se lo podría traer, pero creo que su madre está pensando en ocuparse de él durante las primeras semanas.
-Parece que ha solucionado la situación con sus padres.
-Por lo que Lali me ha dicho, la relación sigue siendo algo tensa con su padre. Por eso, Tami va a cuidar de Pedro a la cabaña.
-¿Sigue ella saliendo con Pablo?
-Sólo son amigos.
-Tú me dijiste que él quería más.
-Sí, pero ella parece que no.
-Creció deseando casarse con él.
-Tal vez las cosas hayan cambiado.
-O simplemente está esperando a que el niño se haga mayor.
-Mira, Eugenia, tengo que dejarte. Están llamando a la puerta.

Peter colgó el teléfono y se dirigió hacia la puerta principal para ver quién había llamado. Gaston se le había anticipado. Era el oficial Orton. A juzgar por su apariencia,  había  ido  a  verlos  por  un  asunto  oficial,  pero  Peter  no  se podía imaginar por qué. Había pagado su multa y estaba asistiendo a las clases.
-Ha habido otro robo -anunció el policía.
-¿Esta noche?
-Así es.
 -¿Dónde?
-¿Es que no lo sabes?
Peter  sintió  que  el  vello  se  le  ponía  de  punta  al  escuchar  la  acusación implícita de
Orton.
-¿Y cómo iba a saberlo yo?
-Porque ocurrió en el 1028 de Robin Road.
Peter no reconoció el número, pero no le hizo falta. Sólo conocía a una persona que viviera en Robin Road y era John Small.
A  Lali  no  le  importaba  cruzarse  por  la  calle  con  Ashleigh  Evans  o encontrársela  en la gasolinera, pero no quería trabajar con ella. Sólo pensar que tendría que estar a su lado en el salón, mientras todas compartían historias de los hombres que había en sus vidas, como  hacían  a menudo, la ponía enferma. No quería escuchar detalles íntimos de Ashleigh con Peter ni quería recordar lo que había ocurrido entre ellos.
Sin embargo, tenía que regresar al trabajo. Gracias a la amabilidad de Pablo, volvía a  disponer de ordenador, pero necesitaba dinero rápidamente para poder ocuparse de Pedro, pagar la factura del hospital y devolverle a su madre el dinero que  le  había  prestado  en  las  últimas  semanas.  Lali  y  su  padre  seguían  sin hablarse, lo que ponía a Tami en una posición muy difícil, algo que la joven sentía especialmente.
Se bajó del Nissan que Pablo le había prestado y entró en el salón de belleza con la cabeza muy alta. Vio que Ashleigh estaba al lado de la caja. Cuando ésta vio a Lali, se acercó a ella con una brillante sonrisa y le dio un fuerte abrazo.
-¡Lali, me alegro tanto de que hayas vuelto!
-Gracias -respondió ella, con una sonrisa-. Yo me alegro mucho de volver a estar aquí.
-Me alegro mucho de que vuelvas a trabajar con nosotras -le dijo Mona-.
¿Cómo está tu hijo?
-Está maravilloso, Mona. Cada día lo quiero más. Cuando sea un poco mayor, os lo traeré para que podáis verlo.
-¡Me muero de ganas! -dijeron las dos al unísono.
El entusiasmo de Ashleigh hizo que Lali se sintiera algo culpable. No podía crucificarla  sólo  porque encontrara  atractivo  a  Peter.  Como  Eugenia  le  había dicho, ella aún no había afirmado que Peter fuera suyo. Sin embargo, aquello no le facilitaba las cosas.
-He dado cita a Heather Frye para que la peines dentro de quince minutos -le dijo Ashleigh-.  El baile de fin de curso es esta noche y muchas de las chicas del instituto van a venir a peinarse.
Después de preparar sus cosas, Lali fue a llamar a su madre. Sólo hacía veinte minutos que se había marchado de casa, pero aquella era la primera vez que confiaba a su hijo a otra persona y necesitaba asegurarse de que estaba bien.
Estuvo hablando unos minutos con ella y, tras comprobar que su hijo estaba perfectamente, colgó el teléfono justo en el momento en el que Heather entraba por la puerta.
-Me han dicho que esta noche vas al baile de fin de curso -le dijo-. ¿Qué querías hacerte en el cabello?
Mientras se dirigían al sillón, Heather le explicó el peinado que deseaba. Lali le estaba  poniendo una bata cuando oyó que Winnie McGiver, otra dienta que se estaba haciendo la manicura, comentaba algo que le llamó la atención.
-No sé por qué la policía no ha descubierto ya quién está haciendo esos malditos  robos.  Es una vergüenza que una persona no esté segura en su propia casa -decía la mujer.
-¿Estás hablando de lo que le pasó a la pobre señora Willoughby, Winnie? -le preguntó.
Justo en aquel momento, la puerta volvió a abrirse y entró Merry del Cerro. Iba vestida con un conjunto morado y su rostro se tiñó de un color similar cuando vio a Lali. Ésta no pudo creer que tuviera la mala suerte de tener que enfrentarse a Ashleigh y a Merry en el mismo día.
-Hola, Merry -le dijo, decidida a mostrarse simpática con ella.
Las  demás  también  la  saludaron.  Merry  respondió  a  Lali  con  una  fría inclinación de  cabeza y se sentó para esperar a Mona. Lali sabía que no era ninguna coincidencia que  Merry  fuera a hacerse la manicura en el día libre de Rebecca. Las dos nunca se habían llevado  bien, y mucho menos después de que Eugenia se casara con Nico.
-Winnie  nos  estaba  contando  lo  del  robo  de  anoche  -comentó  Mona refiriéndose a Merry.
-Todo el mundo está hablando de ello - murmuró ella mientras hojeaba una revista.
-Vuestro bufete defiende al sobrino de Slinkerhoff, ¿verdad? - le preguntó
Winnie-. ¿Cree la policía que él también fue el responsable de los últimos robos?
Cuando Merry levantó la mirada, miró a Lali, a pesar de que había sido
Winnie la que había hablado.
-¿No te has enterado? -le preguntó.
-¿De qué? -replicó Lali.
-El lugar en el que robaron fue la casa de John Small. No se llevaron mucho, por lo que se piensa más bien en una venganza.
Lali sintió que se le hacía un nudo en la garganta, pero se negó a mostrar su miedo.
-¿Y qué?
-Creen que lo hizo Peter.



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