Mi pacto con vos está escrito en las estrellas, es más fuerte que la distancia y el tiempo, es un pacto que vence al destino.

martes, 5 de marzo de 2013

Capitulo 41


-Lali tuvo anoche a su hijo. Todo el mundo está hablando de ello -le dijo Tami a su  esposo cuando él volvió a entrar en la panadería después de sacar la basura.
-¿Quién te lo ha dicho?
-La señora Bertleson se enteró en la peluquería.
-¿Ha estado aquí la señora Bertleson?
-Sí.
-Pensaba que estaba a régimen.
-Vino a comprar donuts para sus nietos. ¿Me estás escuchando?
-Sí, te he oído. La señora Bertleson te ha dicho que Lali ha tenido ya a su hijo. ¿Y qué es, niño o niña?
-No lo sé. Me dio la enhorabuena. Yo no quise que se enterara de que no sabía que había nacido mi nieto por preguntarle el sexo del bebé. Me limité a darle las gracias. Estamos en abril, lo que significa que el niño de Lali es sietemesino. Un niño prematuro puede tener muchos problemas...
-Si el bebé no estuviera bien, la señora Bertleson te habría comentado algo.

-¿Qué vamos a hacer ahora?
-¿Qué quieres decir?
-Tenemos que ir al hospital a ver a Lali y al bebé. Barbara me dijo el otro día que Lali  estaba en el rancho High Hill y que creaba sitios web para ganarse la vida, pero estoy segura de que no ha tenido tiempo de ahorrar suficiente dinero.
-Si quiere que le dé dinero, va a tener que darme la disculpa que me merezco.
-Don... ¿no te han enseñado nada las últimas semanas?
-¿Qué quieres decir?
-Si ella debe disculparse con nosotros, nosotros también tenemos que hacerlo con ella.
-¿Y por qué tenemos que disculparnos nosotros?
-Lo he estado pensando mucho tiempo. Barbara hizo que me diera cuenta. Más que nada, nos enfadamos porque ella nos dejó en ridículo delante de nuestros amigos y vecinos y ahora  estamos tratando de castigarla por eso. Sin embargo, Lali es ya una mujer y vive su propia vida. Tiene derecho a escoger lo que desea hacer, sin chantaje emocional.
-¡Nosotros no la estamos chantajeando!
Sólo estamos tratando de enseñarle lo que está bien.
-Mira,  Don...  No  estoy  diciendo  que  haya  tomado  las  decisiones  más correctas,  pero   ¿cómo  definirías  lo  correcto,  Don?  ¿Qué  es  lo  correcto  para nosotros?
-Tal y como yo lo veo, le toca a ella devolver la pelota.
-Esta  vez  te  equivocas,  Don,  pero  tienes  demasiado  orgullo  como  para admitirlo.  Yo   no.  Ya  no.  Algunas  cosas  son  demasiado  valiosas  como  para perderlas tan fácilmente.
-¿Adónde vas, Tami?
-A ver a nuestra hija.


Tami estaba en el pasillo, con el asiento para el coche que había comprado para  el  bebé  en  un  brazo.  Llevaba  varios  minutos  tratando  de  entrar  en  la habitación, pero no se atrevía. Se temía que Lali le dijera que se marchara o que se negara  a  enseñarle  al  bebé.  Sin  embargo,  si  reaccionaba  de  aquella  manera, comprendería su decisión. Al final, respiró profundamente y  abrió la puerta. La televisión estaba puesta, pero Lali estaba dormida. Debió de notar la presencia de Tami, porque abrió los ojos casi inmediatamente.
-Mamá -dijo, algo confusa.
Tami dejó la sillita en el suelo y se acercó a la cama. Lali estaba muy pálida y parecía cansada.
-Hola, Lali, ¿cómo te encuentras? -preguntó. Entonces, mientras esperaba la respuesta de su hija, contuvo el aliento.
-Bien.
-¿Cómo está el bebé?
-Es perfecto. Es un niño muy hermoso ¿Lo has visto ya?
-Todavía no. Quería verte a ti primero.
Una lágrima resbaló por la mejilla de Lali y se le perdió entre el cabello.
-Lo siento, cielo -añadió Tami. Entonces estuvo a punto de echarse a llorar cuando Lali le ofreció una trémula sonrisa y le agarró con fuerza la mano.
Peter dejó caer el paquete de información que había recibido en su primera clase para controlar la ira sobre la mesa de la cocina y fue a buscar un bolígrafo. El señor Boyle, su profesor, le había dado muchos ejercicios que tenía que hacer para que le dieran el visto bueno después de siete semanas, y tenía que conseguir ese visto bueno para evitar ir a la cárcel.
-Peter, ¿qué estás haciendo? -le preguntó Stefano, que entraba en aquel mismo instante en la cocina.
-Mis  deberes  -respondió  él.  Estaba  buscando  el  bolígrafo  en  uno  de  los cajones.
-A mí no me gustan los deberes -comento Stefano mientras abría el frigorífico y sacaba un refresco.
-A mí tampoco -gruñó Peter. Cuando hubo encontrado el bolígrafo, volvió a la mesa y se sentó en una de las sillas.
En aquel momento, el teléfono comenzó a sonar. Stefano fue a contestar.
-Es  Eugenia  -dijo-.  Quiere  hablar  contigo.  Peter  tomó  el  auricular  que
Stefano le ofrecía y se lo colocó sobre el hombro.
-¿Sí?
-¿Qué haces?
-Acabo de regresar de mis clases para controlar la ira.
-Lo sé. Hablé con Stef hace una hora.
-No me ha dicho nada.
-Le dije que volvería a llamar. ¿Qué has aprendido esta noche?
-Que  me  gustaría  asesinar  al  profesor.
-Eso  es  lo  que  yo  llamo  un  buen comienzo.
-¿Y qué es lo que tienes que hacer en las clases?¿Yoga?
-No. Tengo que empezar con un montón de cuestionarios. Bueno, ¿qué?
-¿Cómo que qué?
-¿Vas a ponerme al día?
-No sé de qué estás hablando.
-Claro que lo sabes, Eugenia.
-¿Quieres que te cuente cosas de Lali?
-¿De quién si no?
-Es la primera vez que me lo preguntas directamente.
-Venga, ¿cómo está?
-Bien. Cuando le dieron el alta en el hospital se quedó en un hotel en Boise para poder  seguir dándole el pecho al bebé, dado que a él no le habían dado todavía el alta. Sin embargo, ya han dejado que Pedro se marche también y los dos están en el rancho.


-Pedro... -Peter sonrió al escuchar el nombre.
-Me alegro -dijo.
-Yo he ido a verla para llevarle algunas cosas para el bebé.
-¿Necesita algo más?
-Creo que no. Delaney y yo le llevamos una cuna y algo de ropa. Delaney le ha hecho también un edredón para el bebé. La madre de Lali le ha comprado la bañera y una mecedora, además del asiento para el coche.
-Entonces, ¿su madre sigue ayudándola?
-Sí. Las vi ayer. Tami llevaba en brazos a Pedro.
-¿Consiguió Pablo recuperar el ordenador de Lali?
-No. Le va a prestar uno hasta que Lali se pueda permitir comprarse otro.
-Yo he estado en casa de los primos de Amadeo una docena de veces, pero siempre me dicen lo mismo. Amadeo se ha ido.
-Debe de haber vuelto a San Francisco. Si yo estuviera en su lugar y supiera que tú me  estás buscando, me habría marchado. ¿Te he dicho que Lali va a empezar mañana a trabajar  en el salón de belleza? Todavía no lo sabe, pero le vamos a dar una fiesta para el bebé dentro de dos semanas.

¿Quién va a cuidar del bebé mientras ella trabaja?


No me dejaron 10 firmas por eso no habia subido, hoy no tengo animos de subir mas, asi que nos leemos mañana. MAÑANA MARATON!

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